Denegada la entrada a otro hincha violento
Las primeras señales de las fuertes medidas de seguridad han sido las deportaciones de dos aficionados considerados muy violentos. La Policía Nacional denegó ayer la entrada en España a un seguidor “de alto riesgo” de River, Christian Ariel Ghisletti. El hincha llegó al aeropuerto de Barajas y fue retenido en la comisaría a la espera de que se tramitara el expediente para su regreso a Argentina.
Se trata del segundo seguidor argentino que ve denegada su entrada en dos días. El primero fue Maximiliano Mazzaro, un cabecilla de los ultras de Boca, calificado por el delegado del Gobierno en Madrid como “uno de los barras bravas más peligrosos”. Mazzaro fue detenido anteayer y se procedió a su deportación dada su peligrosidad y sus “numerosos antecedentes penales”. “No tenía pensado ir a la cancha, me iba de vacaciones a pasar Navidad en Barcelona con mi familia. Tengo a mi hijo de tres años y a mi mujer que quedaron en España”, dijo ayer Mazzaro.
El dispositivo de seguridad lo conformarán en total unas 4.000 personas. Las precauciones son máximas para un encuentro al que, según Rodríguez Uribes, acudirá el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y para el que no está confirmada la presencia de su homólogo argentino, Mauricio Macri.
El Gobierno de Buenos Aires también ha organizado un amplio dispositivo de seguridad en el centro de la ciudad. Ni River ni Boca han solicitado abrir las puertas de sus estadios para las celebraciones.