Joyas por menos de 100.000 dólares
Si se analizan las subastas de Monterey o Pebble Beach en
EE UU, o Goodwood o París en Europa, el mundo de los coches clásicos parece reservado a multimillonarios. Sin embargo, esos eventos son la punta de un iceberg en el que se mueven muchos miles de aficionados y coches. Entre 5.000 y 100.000 dólares hay muchas opciones para formar una colección con gusto y alguna perspectiva de rentabilidad. Modelos de los años sesenta como los Volvo P1800 cupé, MGB descapotable, Austin Healey 3000 MK3, Porsche 356 C cupé, Triumph Spitfire MK1, Lancia Flaminia o Aurelia, Alfa Romeo Giulia o Spider, o Ford Mustang cabriolet restaurados se pueden comprar entre 40.000 y 90.000 dólares. Son modelos que se valoran en general por su diseño e historia colectiva, aunque no hayan pertenecido a ningún famoso. Es evidente que si se encuentra el Volvo P1800 que Roger Moore utilizó en la serie El Santo, el precio de ese cupé sueco ya entrará en las grandes ligas.
El segmento de clásicos y posclásicos (construidos entre 1946 y 1974) ofrece variedad de modelos casi infinita, muchos de ellos de marcas que ya no existen, en los que vale la pena invertir si son del gusto del comprador. Y no hay que pensar solo en cupés deportivos y emblemáticos de La dolce vita (en el filme, Marcello Mastroianni conducía un Triumph TR3), sino también en iconos populares como los Citroën 2CV, Volkswagen Escarabajo, Peugeot 205, Renault Gordini, Mini Cooper, Fiat 500 o Lancia Delta. Todos ellos son coches que desde la calle o las carreras y rallys han sabido ganarse la simpatía de muchos apasionados del motor. Por ejemplo, un Fiat 500 Nuova Trasformabile de 1959 bien restaurado se subastó por casi 25.400 dólares el pasado mayo en Mónaco.
Aunque sea un modelo popular, es importante fijarse en la versión de la que se trata. Un Ford Escort es una compra interesante, pero se fabricaron varias generaciones entre 1964 y 2000 y no vale comprar cualquiera. Un modelo México del 1973, por ejemplo, está muy cotizado y puede llegar a valer 40.000 dólares. Y un RS Cosworth se subastó en París el año pasado por más de 56.000.
Al final, en el segmento bajo y medio de los coches clásicos se deben aplicar los mismos criterios que en el tramo de precios más alto: estado del coche, cierto grado de exclusividad o rareza, documentación en regla y, si es posible, algo de pedigrí. Si por encima de todas estas consideraciones es un coche que entusiasma al posible comprador por su diseño o porque lo identifica con algún momento su vida, está ante el clásico más auténtico y valioso: el suyo.