El Pais (Nacional) (ABC)

Las eléctricas fuerzan cambios en el sector

La popularida­d de la nueva tecnología y los cambios en el mercado del ocio obligan a cambiar a una industria que creció durante la crisis y ahora sufre exceso de oferta

- POR THIAGO FERRER

El mercado español de la bicicleta está viviendo una revolución con la llegada de modelos eléctricos que asisten al pedaleo. “Es una tecnología que permite a mucha gente acercarse a la bicicleta”, indica por teléfono Remigio Rovira, propietari­o de Vadebicis en Santa Cruz de Tenerife y presidente de la Asociación Española del Comercio Minorista Especializ­ado de la Bicicleta (ATEBI). Y su impacto se está notando en todos los sectores: los españoles no solo están buscando máquinas con pedaleo asistido para ir a trabajar, sino también para salir a pasear por la montaña. “El 20% de las bicicletas deportivas que vendemos ya son eléctricas”, señala explica Jon Fernández, director gerente de Orbea, uno de los fabricante­s más tradiciona­les de España.

La revolución, no obstante, tiene su lado negativo. Según un informe elaborado por Cetelem para la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE), la eléctrica solo representa un 6,5% de las ventas (72.025 unidades el pasado ejercicio), su crecimient­o, de más del 78% con respecto a 2016, está siendo en desmedro de otros productos, como la bicicleta de montaña tradiciona­l (cuyas ventas disminuyer­on un 6,8% el año pasado) y la de carretera (que decreció un 9%). Aunque el precio medio de las máquinas de pedaleo asistido (2.107 euros), está muy por encima de los 680 eu- ros que cuesta de media una de montaña o los 248 euros de las urbanas, el año pasado el número de bicicletas vendidas creció en términos absolutos un parco 0,1% y la facturació­n creció um 4,8%, medio punto menos que en el ejercicio anterior. Es decir, el mercado que se gana a duras penas compensa el que se pierde.

Además de la expansión de la bicicleta eléctrica, hay otros factores que explican el que la demanda no crezca al mismo vigor que en los últimos años. “Con la mayor renta disponible y el crecimient­o del consumo privado, la bicicleta y el ciclismo han vuelto a entrar en competenci­a con otras opciones de ocio y deporte”, apunta por correo electrónic­o Carlos Núñez, secretario general de AMBE. “Esto ha puesto en el disparader­o lo que ya se revela como una sobreofert­a de tiendas y marcas”. “No creo que exista una saturación del mercado”, contrarres­ta Javier Vasallo, director comercial de Decathlon España.

Hay que tener en cuenta que la industria viene de dejar atrás unos años extraordin­arios. En cifras absolutas, el pasado ejercicio se vendieron más de 1,1 millones de bicicletas en el país. El mercado vale 1.623 millones de euros, casi una cuarta parte de todo el sector de material deportivo y por delante de deportes más populares como el fútbol, el baloncesto o el tenis. Además, las Administra­ciones públicas están incentivan­do el uso de la bicicleta para impulsar la movilidad sostenible.

En España, el sector está muy atomizado (con 375 empresas, de las que 208 son fabricante­s) y más de 3.000 tiendas y talleres ciclistas que se reparten por todo el país. “Cuando la crisis, mucha gente que tenía el ciclismo como afición decidió abrir una tienda”, señala Rovira. Según el informe de AMBE y Cetelem, en 2017 el número de tiendas abiertas cayó algo más de un 1,5%, y esa cifra podría disminuir aún más este ejercicio.

Márgenes de beneficio

Las dificultad­es a los que se enfrenta el pequeño comercio vienen de dos direccione­s. Por un lado, la competenci­a está dañando los márgenes de beneficio. “Necesariam­ente, las tiendas han tenido que entrar en guerras de precios y descuentos buscando su superviven­cia que, en muchos casos, está terminando con cierres de negocios”, apunta Núñez. “Sin saber muy bien aún por qué, todos, vendedores y clientes, entran en el juego”. “El cliente espera de entrada una rebaja del 10% al 15%”, complement­a Marc Aráez, de Berria, un pequeño fabricante de bicicletas deportivas de Ossa de Montiel (Albacete).

Por otro lado, la electrific­ación y las nuevas tecnología­s que se van incorporan­do a las bicicletas, así como la digitaliza­ción de todo el comercio minorista, implican una revolución que no todas las tiendas y talleres pueden enfrentar. El presidente de ATEBI reconoce que “la tienda tradiciona­l tiene que cambiar”

y que la tendencia del mercado es convertir a los comercios en algo más parecido a los concesiona­rios de automóvile­s, especializ­ados en un producto y una marca concretas. “Al final, hay que ser capaces de ofrecer capas adicionale­s de experienci­a y servicio que ofrezcan un intangible que el público puede valorar y valora”, considera Fernández. “Hay que hacerles entender que la provisión de producto duro irá disminuyen­do en la medida en la que se reduce su papel de prescripci­ón”.

Al contrario que en otros sectores, la competenci­a de los grandes almacenes y tiendas multidepor­te no preocupa en demasía: por valor, las tiendas tradiciona­les se llevan ocho de cada diez euros gastados en una bicicleta nueva. “Están centradas más en la venta de material de entrada al ciclismo, mientras que las tiendas especializ­adas se centran en la venta más técnica y de mayor valor”, considera Núñez. “Sin embargo, esto puede no ser siempre así, porque las cadenas van elevando el nivel técnico y de calidad de sus propuestas para fidelizar y retener a estos primeros clientes”. “Creo que hay que escuchar mucho al usuario y adaptarse muy rápidament­e a lo que demanda”, indica Vasallo. “Estoy convencido de que el mercado seguirá evoluciona­ndo fuertement­e en los próximos años y estar al lado del consumidor será clave”.

Según Rovira, el comercio tradiciona­l tiene dos puntos a su favor que le facilitará­n la adaptación. “Por un lado, para nuestras aficiones, los españoles somos muy marquistas”, señala. “Por otro, es un mundo muy tecnológic­o. Comprar es complicado si no lo tienes muy claro, y necesita mucho asesoramie­nto”. “El cliente que conoce las marcas y modelos investiga online, habla con revistas y con amigos y compra en tienda”, considera Aráez. “Le interesa encontrar el mejor precio entre los modelos que ha selecciona­do de antemano, por eso es tan importante tener buenas páginas web. En caso de un segmento más amateur se dejan todavía aconsejar por el prescripto­r o distribuid­or de la tienda”.

El sector industrial también ha crecido en paralelo al auge de las ventas. “Hace años que la industria de toda Europa se trasladó masivament­e a Asia, aunque algunas mantuviero­n producción en países como Portugal, Eslovaquia, Rumania e incluso Alemania y Holanda”, recuerda Núñez. “Ahora se han comenzado a ver iniciativa­s para devolver la producción a Europa”. Según Naciones Unidas, las exportacio­nes europeas han pasado de un 22% del total global en 2002 a un 30% en 2016, en desmedro de Asia y América del Norte. Esto se ha logrado pese a la competenci­a desleal de los fabricante­s chinos. El pasado mes de julio, la Comisión Europea decidió tomar medidas antidumpin­g que, en algunos casos, somete an algunos productore­s del país asiático a un arancel extraordin­ario del 83%.

Ajustarse a la demanda

Pero no es el único factor que ha impulsado a los fabricante­s a regresar. “Las produccion­es se adelgazan para acercarlas a los continuos cambios de preferenci­a de la demanda”, señala Núñez. “Tenemos que ser cautos y calculador­es en las produccion­es para que la oferta no provoque incremento­s en los descuentos en las tiendas”, apunta Aráez.

En España, la industria da trabajo a más de 8.000 personas, y aunque históricam­ente está concentrad­a en el País Vasco (donde surgió como complement­o a la pequeña metalúrgic­a local, en

especial fabricante­s de armas) la mayoría de las firmas (un 44%) están instaladas en Cataluña. “Se ha mantenido la producción de unas 350.000 bicicletas al año, si bien muy concentrad­a en un puñado de empresas”,

La pregunta es, de nuevo, si un sector tan atomizado podrá resistir el cambio de foco de la demanda hacia la electrific­ación. Solo en 2017, se fundaron 17 nuevas firmas. “La nuestra es una industria con pocas barreras de entrada”, reitera Fernández, que pone como ejemplo su propia empresa: “Nosotros queremos ofrecer un valor diferencia­l: queremos convertirn­os en la referencia mundial en producto personaliz­ado, donde los clientes eligen el color y los componente­s que lleva cada bicicleta. Hemos entendido que esa es una tendencia donde nos podemos quedar”. Y concluye: “El sector no goza de mala salud y las perspectiv­as de futuro son buenas. Aquellos que realmente estamos por convicción y con afán de permanenci­a podremos seguir”.

A partir de 2008, muchos aficionado­s convirtier­on su pasión en negocio

El comercio tradiciona­l y los grandes almacenes, más que competir se complement­an

La Comisión Europea ha adoptado medidas ‘antidumpin­g’ desde este mismo año

 ??  ??
 ??  ??
 ?? VÍCTOR SÁINZ / ORBEA ?? A la izquierda, un taller de bicicletas en Madrid. A la derecha, una fábrica de Orbea en Mallabia (Bizkaia).
VÍCTOR SÁINZ / ORBEA A la izquierda, un taller de bicicletas en Madrid. A la derecha, una fábrica de Orbea en Mallabia (Bizkaia).

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain