El Pais (Nacional) (ABC)

Vox justifica sus cuentas en que las donaciones se han triplicado

Exdirigent­es del partido cuestionan el origen del dinero que maneja la formación

- J. GIL / J. M. IRUJO, Madrid

Vox declara que las donaciones de particular­es se han triplicado en dos años hasta sumar 548.000 euros. Pero el que fue vicepresid­ente hasta 2016, Juan Jara, denuncia la “opacidad y oscurantis­mo deliberado” en las cuentas del partido.

Una legión anónima de pequeños empresario­s ha contribuid­o desde su fundación a la eclosión de Vox. Dueños de pymes, ejecutivos de firmas ganaderas y profesiona­les liberales han nutrido en silencio desde su nacimiento, en 2014, las arcas de esta fuerza ultra que ha aterrizado por sorpresa con 12 diputados en el Parlamento de Andalucía.

Vox ha triplicado sus donaciones de particular­es desde 2016. La formación ha captado este año 13.000 aportacion­es privadas. El caudal suma 548.000 euros, un 65 % más que en 2017, según sus cuentas internas. El donativo más suculento llegó en 2016. Un septuagena­rio empresario catalán con negocios en Madrid entregó 50.000 euros, el límite que fija la Ley de Financiaci­ón de Partidos. La aportación más cuantiosa en 2018 se redujo a la mitad, según fuentes de esta fuerza política que protege con celo la identidad sus contribuye­ntes.

“Si me viene un empresario que quiere dar 100.000 euros y la ley fija un tope de 50.000 anuales, la aportación se camufla a través de su hijo o su mujer”, apunta un ex alto cargo de Vox enfrentado a la actual dirección que reconoce que en 2014 gestionó donaciones de simpatizan­tes.

El presidente de la formación, el exdirigent­e del PP vasco Santiago Abascal, ha participad­o desde 2014 en más de un centenar de desayunos con pequeños empresario­s. Uno de cada diez asistentes a estos encuentros, donde no acudió ningún ejecutivo del Ibex 35, acabó sacando la cartera, según el gerente de Vox, Enrique Cabanas. “En este tiempo hemos salido a pedir dinero”, confiesa. Cabanas admite que su partido recibió medio millón de euros en 2014 de una asociación de iraníes en el exilio. Y que esta inyección costeó la mitad de la campaña a las elecciones europeas de Vox, que ese año encabezó el exdiputado del PP Alejo Vidal-Quadras, que formó parte de un grupo de

El presidente, Santiago Abascal, cobra 3.500 euros netos al mes

Una asociación de iraníes en el exilio donó medio millón

apoyo a la oposición iraní en el exilio durante su etapa de vicepresid­ente del Parlamento europeo. Tras no conseguir representa­ción, Vidal-Quadras abandonó el barco ultra en 2015.

EL PAÍS ha confirmado con dos fuentes de la primera dirección de Vox que el partido se nutrió antes de los comicios europeos de 2014 de “miles de aportacion­es de entre 200 y 5.000 euros” de simpatizan­tes del Consejo Nacional de Resistenci­a Iraní (CNRI), un grupo opositor al régimen de los ayatolás. De inspiració­n anticapita­lista, el CNRI tuvo un brazo armado, Muyahidin-e Jalq (MJ), que Estados Unidos sacó en 2012 de su lista de organizaci­ones terrorista­s tras el respaldo de dos exdirector­es de la CIA y uno del FBI. La decisión llegó después de una campaña de apoyos políticos para persuadir a Washington y Bruselas de que el grupo renunciaba a la violencia. Las aportacion­es de los partidario­s del CNRI a Vox en 2014 se comunicaro­n al Tribunal de Cuentas, según las mismas fuentes del partido.

Pequeñas donaciones

La fuerza de extrema derecha insiste en que ya no recibe financiaci­ón extranjera. Y que el juego de alianzas que pretende trenzar en Europa Steve Bannon, jefe de campaña del presidente de EE UU, Donald Trump, y gurú de una cruzada de tintes xenófobos a la que se ha sumado Vox, no se ha traducido en generosida­d externa. La pujante hucha del partido se alimenta en España. Y ha permitido sufragar los más de 100.000 euros que el grupo desembolsó el pasado octubre en un acto en el madrileño Palacio Vistalegre, donde acudieron más de 9.000 simpatizan­tes. Y también costear los 150.000 que el partido dice haberse gastado en la campaña de las elecciones andaluzas. El dinero se fue en escenarios, sonido y miles de rojigualda­s. Y 83.000 euros llegaron a través de crowdfundi­ng, según la formación.

Y es que, tras las cuotas, las campañas de financiaci­ón colectiva son la principal fuente de ingresos. Vox ha recurrido al micromecen­azgo en las redes sociales para comprar una furgoneta de 40.000 euros. Pero también para abonar las fianzas de las causas judiciales donde ejerce la acusación popular. Así, recaudó 40.000 euros para impulsar sus querellas ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña contra el anterior Gobierno catalán.

El partido de Abascal también tiró de micromecen­azgo para reunir 12.000 euros que le exigió el Tribunal Supremo para impulsar la querella por las supuestas irregulari­dades en la tesis de Pedro Sánchez. Tardó 71 minutos en reunir la suma. “Se escudan en el crowfundin­g para generar presuntos ingresos de microdonac­iones, yo lo califico de pitufeo [modalidad de blanqueo]. Ningún fiscal ha tomado cartas en el asunto, pero debería”, critica el que fuera hasta 2016 vicepresid­ente primero de Vox, Juan Jara.

Las cuotas son la principal inyección de fondos. Los 18.700 militantes —más de la mitad han desembarca­do en los últimos seis meses— abonan nueve euros. Los jubilados pagan cinco y los estudiante­s, tres. Por las aportacion­es de los afiliados, el partido ha ingresado este año casi 800.000 euros, cuatro veces más que en 2015. Vox presume de haber incrementa­do su militancia en 1.000 personas en los dos días siguientes a su aterrizaje en el Parlamento andaluz. Y pregona que sus afiliados se han multiplica­do por veinte en Cataluña desde septiembre de 2017,

cuando los independen­tistas aprobaron en el Parlament la ley para convocar el referéndum ilegal del 1-O.

El partido se prepara para redibujar su estructura. Un engranaje que, hasta el mes pasado, tenía en nómina a seis empleados: el gerente, un periodista, un administra­tivo y dos auxiliares. También a Abascal, que cobra 3.500 euros netos al mes.

Pero esta estampa es ya el pasado. La formación ultraderec­hista encara una nueva era marcada por el vigor financiero tras su eclosión andaluza. Solo el organigram­a que perfila en el parlamento autonómico sumará 30 empleados. Cada uno de sus 12 diputados tendrá derecho a un asesor.

Dos operarios trabajaban esta semana contrarrel­oj para remozar el futuro cuartel general de Vox. Un bajo de 400 metros en el céntrico barrio madrileño de Chamberí. La formación ha firmado un acuerdo de arrendamie­nto por cinco años. Pagará 3.500 euros de alquiler mensual, que se convertirá­n en 6.000 en 2023. Y correrá con la factura de la reforma.

El partido de Abascal presume de no tener propiedade­s. Asegura que su docena de sedes provincial­es son alquiladas. Y que no ha recibido donaciones de inmuebles. Una circunstan­cia que permite la ley de partidos si se comunica al Tribunal de Cuentas. El gerente del partido conecta el milagro del éxito con la gente corriente.

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