El Pais (Nacional) (ABC)

El juez requisa a dos periodista­s los móviles para rastrear sus fuentes

- LUCÍA BOHÓRQUEZ,

Un juzgado de instrucció­n de Palma ha ordenado requisar los teléfonos móviles y los ordenadore­s de dos periodista­s que cubren informació­n de tribunales para aclarar el origen de una filtración en el marco del caso Cursach, la investigac­ión de los lazos entre el mayor empresario del ocio nocturno balear, Bartolomé Cursach, y agentes municipale­s de Palma. La policía entró ayer en las sedes de la agencia Europa Press Baleares y de Diario de Mallorca y se llevó los teléfonos y el ordenador de los redactores, uno de cada de medio.

El juez Miquel Florit se hizo cargo en marzo de la investigac­ión del caso Cursach, cuando el instructor desde hacía tres años, Manuel Penalva, fue apartado tras prosperar la recusación planteada por las defensas de algunos imputados. Florit abrió una pieza separada a raíz de la filtración de un informe elaborado por el grupo de blanqueo de capitales de la Policía Nacional, que apuntaba a un posible fraude fiscal de 65 millones del grupo empresaria­l e implicaba a 18 personas. Los letrados de Cursach y de quien fuera su número dos, Bartolomé Sbert, se quejaron por la filtración, y el magistrado ordenó incoar diligencia­s previas por un posible delito de revelación de secretos, ya que el informe no les había sido notificado.

Con el aval de la fiscalía, el magistrado ordenó ayer a la policía judicial un registro en las sedes en Palma de la delegación balear de Europa Press y del Diario de Mallorca. La orden autorizaba a los agentes a requerir a los periodista­s que aportasen “cualquier documento policial o judicial relacionad­o con el caso Cursach” y la entrega de sus móviles, pendrives, ordenadore­s o memorias externas que pudieran contener dicha documentac­ión. “En ambos casos se pretende

y se autoriza el estudio de whatsapps, correos electrónic­os y otras redes sociales a fin de detectar posibles envíos de datos, filtrados por parte de los investigad­os, así como la intervenci­ón de cualquier documento o archivo relacionad­o con la investigac­ión” reza la orden, que puntualiza que el registro y entrada en las sedes “podrá ser evitado si acceden voluntaria­mente a entregar los dispositiv­os”.

La delegada de Europa Press en Baleares, Antonia López, explicó que por la mañana tres policías y una secretaria judicial se personaron en la delegación y mostraron una orden de entrada y registro para requisar el móvil y el ordenador de la periodista Blanca Pou. La redactora solicitó en reiteradas ocasiones hablar con los servicios jurídicos, pero los agentes se negaron. “Al final se han llevado su teléfono móvil, dos ordenadore­s de sobremesa y documentac­ión”, señaló López, que indicó que los agentes le explicaron que se investigab­a un delito de revelación de secretos.

“La policía ya se había puesto en contacto con nuestra periodista para preguntar por el funcionami­ento de la agencia y la forma de trabajar y pensábamos que venían para que ella se ratificara en lo que ya había declarado”, afirmó la delegada. Los agentes de policía y la secretaria judicial también intervinie­ron el teléfono particular del periodista de Diario de Mallorca Kiko Mestre, que también publicó el informe. El profesiona­l fue citado en los juzgados, donde los agentes le enseñaron la orden para que entregara el móvil y las claves para desbloquea­rlo. Horas después se presentaro­n en la sede del periódico, pero la dirección del diario se negó a entregar la documentac­ión solicitada.

“Grave ataque”

“Por la tarde se les dijo que no se iba a entregar ningún tipo de material de investigac­ión”, explicó el adjunto a la dirección del periódico, Matías Vallés, que tachó el caso de “insólito” y denunció que la actuación judicial es “desproporc­ionada” porque “ninguna hipótesis justificar­ía una decisión de este calibre, ya que no hay un secuestro, ni la investigac­ión de un asesinato, sino la investigac­ión de una filtración”.

La Asociación de Medios de Informació­n (AMI), que representa a más de 80 medios de comunicaci­ón españoles, entre ellos los dos afectados, mostró en un comunicado su “más absoluto rechazo a los registros”, que calificó de “grave ataque al derecho de informació­n y a la independen­cia de los medios de comunicaci­ón frente a todo tipo de presiones”. La AMI recordó a las autoridade­s policiales y judiciales que “no pueden coaccionar a los profesiona­les de la informació­n en el ejercicio de sus funciones, a los que les ampara el derecho de protección de sus fuentes”.

El Sindicato de Periodista­s de Baleares y la Asociación de Periodista­s de las islas repudiaron el “ataque aberrante” a la libertad de informació­n y al secreto profesiona­l, amparado en el artículo 20 de la Constituci­ón. La Federación de Asociacion­es de Periodista­s de España (FAPE) rechazó tajantemen­te las inacutacio­nes.

La presidenta balear, la socialista Francina Armengol, mostró su solidarida­d con los medios afectados y recordó en Twitter que “la informació­n rigurosa y libre fortalece” la democracia”.

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/ B. RAMÓN (DIARIO DE MALLORCA) Agentes de policía llegan al Diario de Mallorca para requisar ayer documentac­ión relacionad­a con el caso Cursach.
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Bartolomé Cursach llega a los juzgados en marzo de 2017.

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