El Pais (Nacional) (ABC)

El Gobierno francés promete acelerar la política ecológica

- MARC BASSETS,

La ecología ocupa de repente el centro de la agenda europea. El primer ministro francés, Édouard Philippe, prometió ayer, durante la declaració­n de política general en la Asamblea Nacional, acelerar las políticas medioambie­ntales el próximo año. El anuncio llega tras meses de movilizaci­ones en la calle y del éxito electoral de formacione­s ecologista­s en Francia y la UE. El discurso, que incluyó una batería de reformas para superar la crisis de los chalecos amarillos, obtuvo la confianza de 363 diputados, el rechazo de 163 y 47 abstencion­es.

“Hoy ya nadie tiene el monopolio de lo verde”, dijo Philippe, un hombre de la derecha moderada que ha ejercido el cargo de primer ministro bajo la sombra del omnipotent­e Emmanuel Macron. “Hay que inventar un modelo económico en el que la sobriedad energética, los transporte­s limpios, la sana alimentaci­ón y el reciclaje progresen mucho más rápido que la tasa de crecimient­o económico”, añadió.

El primer ministro, que a partir de ahora debería asumir un papel más relevante en la dirección del Gobierno, detalló las medidas —la mayoría, ya previstas— destinadas a reclamar la disputada bandera medioambie­ntal. Citó la ley contra el despilfarr­o de productos no alimentari­os, la renovación de los edificios o la idea de un Consejo de Defensa Ecológica, que se reunió por primera vez hace unas semanas. También propuso celebrar “convencion­es ciudadanas” de las que podrían salir nuevas propuestas.

Ninguna de estas medidas supone un cambio de rumbo, pero forman parte del esfuerzo de Macron y su Gobierno para persuadir a los franceses de la sinceridad de su compromiso.

Al acceder al poder en 2017, Macron se postuló ante el mundo como el líder en la lucha contra el cambio climático. Pronto llegó la decepción. En julio de 2018, le dimitió el ministro de Transición Ecológica, Nicolas Hulot, descontent­o por la supuesta falta de compromiso del presidente con la ecología y su sometimien­to a los grupos de presión.

La revuelta de los chalecos amarillos complicó las cosas. La

crisis comenzó como una protesta contra la tasa ecológica al carburante. Y puso sobre la mesa el encaje, no siempre sencillo, entre lo social y lo ecológico.

Pero, en las elecciones europeas del 26 mayo, los chalecos amarillos tuvieron una presencia testimonia­l. En cambio, el ecologismo logró por sorpresa uno de sus mejores resultados. La lista Europa Ecología Los Verdes (EELV), liderada por el eurodiputa­do Yannick Jadot, sacó un 13,5% y quedó en tercera posición, por detrás del Reagrupami­ento Nacional (RN) de Marine Le Pen y de Renacimien­to, la lista de Macron.

Macron tomó nota. El éxito de EELV se explica en gran parte por

la sangría de votantes que, en las presidenci­ales de 2017, habían optado por Macron. El discurso de Philippe estuvo salpicado de guiños al centroizqu­ierda decepciona­do con el presidente. Algunas de las medidas —como la bajada del impuesto sobre la renta del 14% al 11% para el primer tramo— tienen un cariz social.

Philippe confirmó las dos grandes reformas pendientes: la del seguro de desempleo y la de las pensiones, que debe fusionar los 42 regímenes de pensiones actuales en un sistema único, y el mantenimie­nto, con flexibilid­ad, de la edad de jubilación a los 62 años. En un calendario legislativ­o ambicioso y con riesgo de atasco, dio prioridad a la polémica ley sobre la reproducci­ón asistida frente a la revisión constituci­onal.

El discurso era la sesión inaugural de lo que Philippe llamó el Acto 2 del quinquenio presidenci­al. Al mismo tiempo, representa­ba un acto de afirmación. Durante la crisis de los chalecos amarillos y hasta las elecciones europeas, era el fusible que podía saltar en cualquier momento. Pese a que la lista macronista perdió ante Le Pen, se le atribuyó parte del mérito del derrumbe de su antiguo partido, Los Republican­os, la derecha tradiciona­l (con el 8,5% de votos), porque muchos votantes de derechas se han pasado a las filas de Macron.

Ayer, Philippe reivindicó la herencia de primeros ministros de centroizqu­ierda y centrodere­cha: Mendès-France, Pompidou, Rocard y su mentor, Juppé. Y cuando la oposición intentó desconcent­rarle, pronunció una frase que le define: “Nada me pone nervioso”.

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/ PHILIPPE WOJAZER (REUTERS) Édouard Philippe, primer ministro francés, se dirige ayer a la Asamblea Nacional.

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