El debate con EE UU sobre el estatus de tercer país seguro
Una semana de tensión en Washington otorgó a México 45 días para evitar convertirse en un tercer país seguro para la ola de migrantes que buscan llegar a Estados Unidos. Pero la diplomacia mexicana admitió el martes que al terminar el plazo, si no se consigue frenar la migración en la frontera, ambos países comenzarán una negociación para acordar la estancia en territorio mexicano de migrantes que buscan asilo. El canciller, Marcelo Ebrard, ha afirmado que las siguientes semanas serán cruciales para evitar una salida en la que México asuma la estancia de los migrantes. “Tenemos la posibilidad de demostrar que tenemos la razón”, ha destacado.
Ebrard ha revelado que el vicepresidente de EE UU, Mike Pence, puso sobre la mesa de negociación la posibilidad de que México adoptara la condición de tercer país seguro en un modelo similar al que la UE adoptó en 2016 con Turquía para detener el flujo de refugiados sirios. Pence, siempre según la versión del canciller, mostró las gráficas de las detenciones de centroamericanos
sin papeles en los últimos meses, que denotan un crecimiento del 32% en el último mes. Bajo ese argumento, el vicepresidente estadounidense insistió en que “era necesario suscribir un acuerdo bilateral”. La delegación mexicana se negó. “Un mecanismo de ese tipo tendría que ser discutido y aprobado por el Senado de México”, explicó Ebrard.
El canciller ha explicado también que ante un escenario en el que México acepte ser un tercer país seguro, su delegación impulsará un acuerdo regional en el que diversos países latinoamericanos se unan para “repartir la carga”. De momento, el Gobierno mexicano comenzará con el despliegue de la Guardia Nacional en la frontera sur.