El Pais (Nacional) (ABC)

PP y Cs llevan hasta el final su pulso por el poder en Madrid

Los populares rechazan la exigencia de repartir la alcaldía en dos años para Villacís y dos para Almeida

- G. R. PINA / J. J. MATEO,

Corren las horas para la constituci­ón, mañana, de todos los Ayuntamien­tos mientras la derecha libra una batalla interna por el poder en la capital que condiciona también a la Comunidad de Madrid. El PP y Ciudadanos chocan sobre quién ocupará la alcaldía, después de que el partido de Albert Rivera propusiera ayer repartir el mandato entre dos años para su candidata, Begoña Villacís, y otros dos para José Luis MartínezAl­meida, del PP. Los populares rechazaron esa solución y lanzaron duras críticas a Villacís por poner en riesgo el relevo de Manuela Carmena. La tensión sube así entre los dos partidos, que dependen del apoyo de Vox tanto en el municipio como en la Comunidad. El partido de Abascal se limitó a emplazar a sus aliados a resolver sus problemas.

La fórmula para compartir el mandato es igual a la que Cs y el PSOE han acordado para Albacete y Ciudad Real, en el marco de un acuerdo para los Ayuntamien­tos de Castilla-La Mancha, la única excepción a la dinámica de bloques que se ha impuesto en las grandes ciudades.

La política de dos grandes bloques de izquierda y derecha que parece haberse instalado tras las elecciones generales y municipale­s se agrieta en Castilla-La Mancha: el PSOE y Ciudadanos llegaron ayer a un acuerdo para gobernar juntos en tres capitales, la Diputación de Guadalajar­a y una veintena de municipios. El pacto supone la primera excepción en la estrategia de acuerdos de Cs, que está priorizand­o al PP aunque necesite a Vox, e implica que ni Vox ni Podemos entren en los Gobiernos de las principale­s institucio­nes de la comunidad.

De las cuatro comunidade­s en las que Cs logró tener la llave en los comicios del 26 de mayo, en tres avanza ya el pacto de derechas (Madrid, Castilla y León y Murcia), así como en el Ayuntamien­to madrileño. Los castellano­manchegos son una excepción. Solo Aragón está pendiente de definir: el PSOE ha logrado allí un acuerdo con el PAR que impide que la derecha sume. Pero en CastillaLa Mancha, donde Emiliano García-Page logró mayoría absoluta, se ha producido un entendimie­nto que parecía ya improbable entre el partido de Albert Rivera y el PSOE. Los naranjas defienden que así han conseguido que los socialista­s no escoren sus políticas por pactar con Podemos, y el PSOE que ha logrado evitar la influencia de la extrema derecha. Todos contentos.

El pacto implica que PSOE y Ciudadanos gobiernen conjuntame­nte tres capitales castellano­manchegas: Albacete (173.050 habitantes), Ciudad Real (74.743 habitantes) y Guadalajar­a (84.910), así como la diputación de Guadalajar­a y una veintena de pequeños municipios. En Albacete y Ciudad Real se alternarán en la alcaldía dos años cada uno, y en la ciudad de Guadalajar­a gobernarán en coalición con alcalde socialista y teniente de alcalde de Cs.

Ciudadanos ha elegido en Castilla-La Mancha al PSOE, porque podía haber optado también por el PP. Los populares pierden así la posibilida­d de gobernar en Albacete y Guadalajar­a. El PSOE había sido la fuerza más votada y necesitaba a Ciudadanos, porque no sumaba solo con Podemos. En Ciudad Real, PP y Ciudadanos también habrían podido arrebatarl­e la ciudad al PSOE con un pacto a la andaluza (con apoyo de Vox).

El PSOE sale beneficiad­o con ese acuerdo. García-Page revalidó la presidenci­a de la Junta con mayoría absoluta, pero así se asegura el Gobierno de las siete ciudades

más pobladas de Castilla-La Mancha —además de las cinco capitales de la provincia, las localidade­s de Talavera y Puertollan­o— y las cinco diputacion­es. En tres de ellas lo hará con mayoría absoluta (Toledo, Ciudad Real y Cuenca), y en Guadalajar­a con Cs.

El pacto entre PSOE y Ciudadanos no es en todo caso del todo pacífico, porque hay distintas interpreta­ciones de lo firmado. Ciudadanos sostiene que ha logrado que el PSOE apoye que hay que aplicar el artículo 155 en Cataluña de forma inmediata. Los socialista­s rechazan ese extremo.

El texto del decálogo aceptado por el PSOE dice literalmen­te: “Apoyaremos sin fisuras, por parte de las institucio­nes competente­s,

la utilizació­n de todos los instrument­os de nuestro Estado social y democrátic­o de Derecho para hacer frente al separatism­o (...) incluida la aplicación del artículo 155 en Cataluña en caso de que el Govern de la Generalita­t siga sin acatar el orden constituci­onal”. Para Ciudadanos, eso significa que los socialista­s castellano­manchegos aceptan su planteamie­nto de un 155 inmediato y se desmarcan de Pedro Sánchez. Pero fuentes socialista­s subrayaron ayer a EL PAÍS que a día de hoy “no se dan bajo ningún concepto las condicione­s” para volver a suspender la autonomía de Cataluña, y que no cuestionan la política territoria­l del Gobierno de Pedro Sánchez. “Es lo mismo que siempre ha proclamado Pedro Sánchez, tanto en el Gobierno como en la oposición, que es defender la unidad de España y defenderla incluso aplicando este artículo si el Gobierno de la Generalita­t vuelve a incumplir la Carta Magna y vuelve a poner en jaque el Estado de Derecho”, afirmó su secretario de Organizaci­ón, Sergio Gutiérrez. A pesar del desencuent­ro —y la redacción algo ambigua del decálogo que permite las distintas interpreta­ciones—, ambos partidos comparecie­ron tras reunirse en las Cortes castellano­manchegas felicitánd­ose por el acuerdo.

Castilla-La Mancha es la excepción en la política de pactos decidida por la cúpula de Ciudadanos. De momento solo está abierta la posibilida­d de otro acuerdo con el PSOE en Aragón, porque Javier Lambán ha movido ficha rápido para atraerse a los regionalis­tas del PAR impidiendo el acuerdo en la derecha. En la dirección de Ciudadanos siguen apostando por el PP, y esperan que después del sábado se abra un nuevo escenario. En la cúpula creen que al PAR le ha interesado ese pacto con los socialista­s para hacerse con varios Ayuntamien­tos aragoneses, y después del sábado podría soltar amarras.

La estrategia de Albert Rivera pasa por consolidar la mutación

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/EP El presidente del PP, Pablo Casado, con el líder de su partido en Castilla-La Mancha, Francisco Núñez, ayer en Madrid.

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