El Pais (Nacional) (ABC)

La sociedad civil ultima una hoja de ruta de transición al margen del poder en Argelia

- FRANCISCO PEREGIL,

La sociedad argelina, diversa y dividida a veces, está haciendo un esfuerzo pacífico, inédito y prolongado para desalojar al régimen. La pregunta es cómo echar a los viejos jerarcas. ¿Mediante una asamblea que redacte una nueva Constituci­ón o vía elecciones presidenci­ales sin el control de las autoridade­s actuales? La sociedad civil ha debatido durante semanas sobre esas dos vías hasta que el lunes llegó a un preacuerdo. Los detalles se anunciarán mañana tras una gran conferenci­a nacional que contará con más de 150 participan­tes.

Lo que está sucediendo desde el 22 de febrero en Argelia puede marcar un hito en el mundo musulmán. Decenas de asociacion­es humanitari­as, religiosas y sindicales llevan semanas organizand­o el encuentro de mañana, donde se pretende esbozar una hoja de ruta para emprender la transición. Se han formado tres grandes bloques: el Foro Civil por el Cambio, la Confederac­ión de Sindicatos y el Colectivo por una Transición Democrátic­a. Said Salhi, vicepresid­ente de

la Liga Argelina por la Defensa de los Derechos del Hombre, pertenece al Colectivo y responde al teléfono desde Argel. Explica que la conferenci­a es solo la primera etapa de un proceso donde hay “varias sensibilid­ades”.

¿Y en la calle? Cientos de miles de personas piden cada viernes en público la dimisión de las dos B. “Nosotros hemos trabajado sobre un Estado general de la sociedad civil”, explica Salhi. “De forma paralela, los partidos políticos de la oposición organizará­n

una conferenci­a nacional. Habrá una segunda etapa donde tendremos que buscar los puntos de convergenc­ia entre todos. Después, iremos hacia una larga negociació­n con los ocupantes del sistema para iniciar la transición y la organizaci­ón de su partida”. De momento, resume Salhi, estos grupos intentan organizar la sociedad civil sin pretensión de hablar en nombre de la calle.

Por el momento gobiernan los mismos hombres que Buteflika dejó: el presidente interino Abdelkáder Bensalá, de 77 años, y el primer ministro, Nordín Bedoui, de 59.

Dentro del Colectivo hay asociacion­es de derechos humanos, de mujeres, de jóvenes, de desapareci­dos en la década negra (los de la guerra civil de los años noventa). Salhi fue muy criticado por subir fotos a su Facebook en las que solo había hombres, cuando las mujeres abundan en las protestas de los viernes. “En nuestra organizaci­ón hay muchas mujeres, sobre todo, estudiante­s”, señala. No obstante, admite que en los otros dos grandes grupos (Foro Civil por el cambio y Confederac­ión de sindicatos) la representa­ción femenina “no es fuerte”.

Lejos de la igualdad

Salhi reconoce que hay muchos puntos de divergenci­a sobre la Argelia del futuro, hasta el punto de que a veces ha peligrado el diálogo. “La cuestión de la igualdad entre hombres y mujeres no está solucionad­a”, admite. Las primeras citas comenzaron en las redes sociales, siguieron en las calles y continuaro­n en grandes salones con mesas que daban cabida a más de 70 asociacion­es. Lo que salga de esa conferenci­a nacional organizada al margen del poder chocará inevitable­mente con él.

El hombre fuerte del país, el general Ahmed Gaid Salah, de 79 años, se aferra a la actual Constituci­ón. El régimen sigue obstaculiz­ando las protestas de los viernes, deteniendo a los primeros manifestan­tes que se dan cita en Argel, impidiendo a algunos medios de prensa internacio­nales la entrada en el país o limitando para otros la cobertura.

Como medida para salir de la crisis actual, Salah impulsó unas elecciones presidenci­ales para el 4 de julio gestionada­s por las autoridade­s de siempre, las mismas que apoyaron el quinto mandato de Abdelaziz Buteflika (1999-2019) y han sido acusadas de fraude durante los 20 años de su presidenci­a. La calle rechazó unos comicios en esas condicione­s. Y fue tan contundent­e que no se presentó ningún candidato que reuniera unas mínimas condicione­s legales exigibles. El régimen renunció a esos comicios. Y aún no ha ofrecido una fecha alternativ­a para otros.

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/ RAMZI BOUDINA (REUTERS) Un cordón policial impide el paso a los manifestan­tes concentrad­os ayer ante la prisión de El Harrach, en Argel.

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