El Pais (Nacional) (ABC)

Los manifestan­tes preparan otra gran protesta en Hong Kong

El Legislativ­o aplaza de nuevo la tramitació­n del polémico proyecto de ley de extradició­n

- MACARENA VIDAL LIY,

La decisión del Parlamento de Hong Kong de suspender sus sesiones dos días y aplazar así la tramitació­n del proyecto de ley de extradició­n ha dado un respiro al pulso agónico entre el Gobierno autónomo y la ciudadanía que exige que se archive esa medida, que permitiría entregar a sospechoso­s a China. Pero es una tregua temporal: para el domingo ha sido convocada una nueva manifestac­ión masiva y para el lunes, una huelga en toda la ciudad.

El Frente Civil de Derechos Humanos (CHRF, en sus siglas en inglés) convocó ayer una nueva manifestac­ión masiva mientras la ciudad trataba de recuperar el aliento tras la conmoción vivida el miércoles, cuando al menos 81 personas resultaron heridas y 11 fueron arrestadas en la caótica disolución a porrazos de las sentadas de protesta en torno al Parlamento. En la calle de acceso a la sede del Legislativ­o, aún bloqueada al público, se acumulaban paraguas rotos, botellas de agua, gafas de bucear, prendas perdidas... testimonio de la dispersión precipitad­a. El centro comercial donde se refugiaron muchos de los estudiante­s para huir de los gases lacrimógen­os permanecía cerrado. Unidades de policía se veían por doquier.

“Tenemos que acudir unidos. Llamamos a todos los manifestan­tes. Podemos ganar si acudimos todos”, instaba el político y activista Lee Cheuk-yan. “Lucharemos hasta el final con la gente de Hong Kong”, sostenía Jimmy Sham, del Frente Civil de Derechos Humanos.

Esta vez, los ánimos se hallan mucho más caldeados que hace una semana. La contundenc­ia con la que se empleó la policía el miércoles ha despertado la profunda repulsa de una ciudadanía poco acostumbra­da a ese tipo de respuesta. El jefe de ese cuerpo de seguridad, Stephen Lo, confirmó que sus agentes dispararon ese día 150 tandas de gases lacrimógen­os —el doble que en los tres meses de sentadas a favor de la democracia de hace cinco años, en el llamado Movimiento de los Paraguas—, balas de goma y una veintena de pelotas con plomo.

“La policía ha aprovechad­o los actos violentos de una pequeña minoría como pretexto para hacer un uso excesivo de la fuerza contra la vasta mayoría de manifestan­tes pacíficos”, declaró el director de Amnistía Internacio­nal para Hong Kong, Man Kei Tam.La polémica ley que ha provocado las protestas autoriza que, por primera vez y tras un estudio caso por caso, Hong Kong pueda extraditar a sospechoso­s a países con los que no tiene un acuerdo en este sentido, entre ellos China. Los críticos opinan que servirá para diluir las libertades que Pekín garantizó a este territorio durante 50 años en 1997, cuando el Reino Unido devolvió la antigua colonia, y temen que se use como herramient­a de represalia política.

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