Albania se hunde en el caos institucional
El país balcánico vive una grave crisis política, sin órganos judiciales y con la oposición fuera del Parlamento
La subida de las tasas universitarias fue el detonante, el malestar venía de lejos. En diciembre, miles de estudiantes salieron a las calles en Tirana, en una protesta como las que desde hace meses agitan Serbia —la llamada primavera balcánica— y a la que en Albania se sumó en febrero la oposición política, convirtiéndola en un tsunami antigubernamental. El 18 de febrero, el Partido Democrático (centroderecha) boicoteó el Parlamento y desde entonces el Legislativo es monocolor. Las manifestaciones prosiguen y el presidente, Ilir Meta, decidió la semana pasada cancelar las elecciones locales previstas para el 30 de junio por falta de representatividad, dado el boicot de la oposición. El primer ministro, Edi Rama, del Partido Socialista, contestó a Meta con una amenaza de resolución que ayer comenzó a debatirse en el Parlamento con el teórico objetivo de desalojarle del poder.
Hay muchos más factores en juego, pero ese es, grosso modo ,el meollo de la más grave crisis institucional en Albania en décadas. La oposición en pie de guerra, el enroque de Rama, un Tribunal Constitucional vacante desde hace meses por expulsión de la mayoría de sus miembros y, como remate, la reciente filtración por el tabloide alemán Bild de explosivas grabaciones que demostrarían la connivencia del partido en el poder con clanes del crimen organizado, para “orientar” el voto de miles de albaneses en las elecciones de 2017, en las que Rama revalidó su mandato (según la oposición, gracias a las maniobras mafiosas).
Todo ello sucede, además, a una semana de que el Consejo Europeo se pronuncie sobre la fecha de apertura de las negociaciones de adhesión con Albania y Macedonia del Norte, un anhelo que en el caso albanés esta crisis puede congelar hasta la eternidad. Tanto la UE como EE UU, discretamente proactivo en los Balcanes, siguen los acontecimientos con preocupación.
El momentum europeo en los Balcanes, espoleado por la buena gestión política y diplomática de Macedonia del Norte, choca con las reticencias de Francia, Dinamarca y los Países Bajos, pero para Albania sigue siendo un asidero vital, la tabla a la que agarrarse para evitar el colapso. “Es una crisis como la que se vive en Europa, la crisis de la democracia representativa,
Una filtración revela vínculos del partido en el poder con el narcotráfico La inestabilidad puede suponer un freno en el proceso de adhesión a la UE
de confianza en el sistema, pero en Albania es más grave por la falta de instituciones democráticas fuertes. No hay intermediarios: hay un vacío entre los ciudadanos y el Gobierno. Los partidos políticos, que deberían ocupar ese espacio, están anquilosados, como demuestra el hecho de que el socialista no haya elegido un nuevo líder desde hace más de 14 años”, explica por teléfono Armand Shkullaku, presidente de la Asociación de Periodistas de Albania. “En 2013, la gente votó por el cambio [tras una etapa de Gobiernos conservadores] y Rama prometió emprenderlo, con inversiones en educación y freno a los monopolios, pero ha hecho lo mismo que los anteriores. Con él se han perpetuado las mismas redes clientelares, además de los lazos con el crimen organizado y el narcotráfico”. A finales de 2018, dimitió el ministro del Interior después de que su hermano fuera condenado a siete años de cárcel en Italia por tráfico de drogas.
“Albania carece hoy de los dos pilares del sistema de control y equilibrio: el Tribunal Constitucional y el Supremo”, lamenta un editorial del semanario independiente Tirana Times, que refleja la opinión del Instituto Albanés de Estudios Internacionales, principal centro de estudios del país. La reforma de la justicia es uno de los requisitos de Bruselas para facilitar el proceso de adhesión, pero su implementación está dejando grandes agujeros negros por el camino.