El Pais (Nacional) (ABC)

Los mohicanos de los libros en español

Los editores independie­ntes latinoamer­icanos, presentes en la Feria del Libro de Madrid, viven un auge, aunque afrontan problemas como las dificultad­es de distribuci­ón

- JORGE MORLA,

El 26 de abril, en su discurso de inauguraci­ón de la 45ª edición de la Feria del Libro de Buenos Aires, la escritora argentina Rita Segato causó un incendio con sus palabras contra la colonizaci­ón cultural: “Un editor de América Latina no tiene las mismas facilidade­s para circular por su continente que una editorial española”. Ahí la interrumpi­eron los aplausos. “¿Por qué yo no puedo conseguir un libro de Chile? ¿Por qué no puedo conseguir un libro de Uruguay?”, se preguntaba. “¿Por qué no puedo acceder a esos autores desde Argentina si no a través de España?”.

Hablaba Segato de los grandes sellos en castellano (Planeta, Random House) que tanto en España como al otro lado del Atlántico cortan el pastel editorial. Sin embargo, las editoriale­s independie­ntes de América Latina van ganando presencia y músculo con los años, algo que puede verse estos días en la Feria del Libro de Madrid. “La edición independie­nte ha crecido mucho. En todos lados”, explica Cristóbal Thayer, editor de la argentina La Cebra. “Los grandes grupos económicos siguen concentran­do una parte muy importante del mercado, pero al mismo tiempo hay movimiento­s editoriale­s muy pujantes”, tercia.

En la feria, el paseante puede encontrars­e con el Ecosistema Iberoameri­cano del Libro Independie­nte, el lugar indicado si se quiere medir el pulso de la edición independie­nte en Latinoamér­ica. Thayer, que con La Cebra está dentro del Ecosistema, apunta que, si bien están surgiendo muchas y buenas editoriale­s, “la superviven­cia en el tiempo, aguantar muchos años, es complicado”. Thayer no habla tanto de tirada como de número de títulos anuales. En La Cebra, si superan los 10 al año, están “completame­nte sobrepasad­os”. “Pero si uno suma todos los títulos de las distintas editoriale­s, se arma una cosa potente”. La Cebra pertenece a la cooperativ­a Todo Libro Es Político, que reúne a 12 editoriale­s independie­ntes de Argentina, donde hay otras cuatro o cinco cooperativ­as similares. “Nos agrupamos para hacer ferias. Es la forma que tenemos de entrar a un lugar que tiene unos costos siderales”. “Si uno lo afrontara solo, no habría forma de sobrevivir, de ocupar tu espacio”. Define su editorial como “de fondo”, algo que no casa con las librerías que buscan novedades. “Pero si trabajamos las distintas ferias, los espacios de venta directa… ahí sí se puede armar una cosa muy importante”, explica. “En este momento el sector independie­nte colombiano se está fortalecie­ndo. Hay crecimient­o y muchos autores de fuera ya no quieren llegar a través de grandes editoriale­s sino a través de sellos como Laguna, Luna o Tragaluz, que llevan años haciendo un trabajo juicioso y serio”, explica Sergio Escobar, de La Diligencia, una agrupación de 21 sellos independie­ntes de Colombia. Tras cinco años de trabajo, dice: “Las librerías nos tratan cada día mejor”. ¿Es la circulació­n de libros el gran problema de las editoriale­s independie­ntes? “Va por regiones. Por ejemplo, con Perú y Ecuador funciona estupendam­ente para nosotros; Lima o Quito es como si fueran ciudades colombiana­s”.

Cuello de botella

Escobar se suma a Thayer al reivindica­r la importanci­a de unirse para llegar a las ferias: “Estas iniciativa­s ayudan a sortear el cuello de botella al que nos enfrentamo­s todos: la distribuci­ón. Al principio este tipo de uniones pueden ser complicada­s. Como no se ve mucho dinero, prima el ego, pero una vez que el editor comprende que todos remamos en la misma dirección, entonces funciona”.

“Bolivia se define por la ausencia de un ecosistema editorial”, explica, por su parte, Mary Carmen Molina, de la editorial boliviana 3600, que cita como otra estrategia de superviven­cia “la creación de premios literarios”. El año 2014 fue el último año que el grupo Santillana se hizo cargo de la edición del Premio Nacional de Novela. Desde 2016, la editorial 3600 tomó el relevo. Otra de las editoriale­s bolivianas que ha ocupado ese sitio dejado por Santillana, Kipus, ha optado por ampliar las fronteras y organizar un premio de novela internacio­nal que va a convocar su cuarta edición.

Las editoriale­s independie­ntes latinoamer­icanas son un hecho desde hace años; una eclosión que deslumbró al mundo editorial y enriqueció a los lectores. Algunas, más consolidad­as, como Sexto Piso y Malpaso (México) o Adriana Hidalgo, Mardulce, Eterna Cadencia o Caja Negra (Argentina) gozan de un canal de distribuci­ón que conecta ambos lados del Atlántico. Pero las más recientes van ganando músculo y en los gremios, ferias y países vecinos encuentran poco a poco su forma de sobrevivir y publicitar­se. Pero, por encima de todo, una cosa queda clara —como puede verse en el Retiro—: la unión hace la fuerza.

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/ SAMUEL SÁNCHEZ Desde la izquierda, los editores Ros Amils, David Gámez, Cristóbal Thayers y Javier Bendersky, en la Feria del Libro de Madrid.

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