Hallado en Granada un sarcófago de plomo del siglo III
Los arqueólogos no esperaban ningún gran descubrimiento. No era más que una prospección en el centro histórico de Granada, obligatoria para toda obra que profundice en el subsuelo. Los trabajos se desarrollaban con normalidad: restos de las época cristiana y árabe. Nada relevante. Pero antes de levantar el campo, el equipo de arqueólogos decidió llegar un poco más abajo. Y a 2,5 metros de profundidad encontraron una tumba romana cubierta de piedra arenisca y barro. Nada sorprendente para Ángel Rodríguez, el arqueólogo jefe del edificio Villamena, sito junto a la catedral de Granada. Pero al retirar la losa, ligeramente aplastada, encontraron un sarcófago de plomo. Eso sí que resultó una sorpresa.
Entre el siglo II y el IV, los sarcófagos de plomo no eran frecuentes. En Andalucía, además de caros, resultaban difíciles de conseguir porque solo se fabricaban en una industria de Córdoba. “Probablemente, es de una familia adinerada, pero eso no significa que vayamos a encontrar joyas en su interior”, explica Rodríguez, que piensa que el sarcófago se remonta, a falta de una datación exacta, al siglo II o III. El ajuar no tiene por qué ser especialmente rico porque lo más valioso quedaba fuera, “para los vivos”.
El sarcófago plúmbeo pesa entre 300 y 350 kilos y mide 1,97 metros de largo y 40 centímetros de alto. Resulta algo más ancho en la cabecera (0,56 metros) que en los pies (0,36).
Análisis
El verdadero interés de este tipo de sarcófago, del que apenas se han encontrado una decena en Andalucía —y no siempre en buen estado o sin expoliar—, radica en que el plomo conserva los restos especialmente bien. Ello significa que dentro habrá un cuerpo, un ajuar y textiles probablemente muy bien conservados y, por tanto, permitirán “conocer bastante del ritual de inhumación”, sostiene Rodríguez.
El sarcófago se localizó el día 6 y anteayer fue trasladado al Museo Arqueológico y Etnológico de Granada. Allí permanecerá unos días hasta que se concrete cómo será abierto y analizado por un equipo de antropólogos físicos, restauradores y arqueólogos. “El cuerpo irá al laboratorio de antropología forense de la Universidad de Granada y el sarcófago y el ajuar quedarán en el museo para su estudio”, resume el arqueólogo jefe.