El renacer de la arquitectura newarí
De Katmandú a Gorkha, la normalidad y los turistas vuelven a los templos y palacios tras el seísmo de 2015
Los recuerdos del terremoto de abril de 2015 están ahí, en las ciudades del valle de Katmandú. Fueron 9.000 muertos, templos caídos y cientos de miles de personas sin hogar. Pero los buenos deseos se han cumplido. Superado el inevitable hundimiento de la llegada de turistas que siguió al seísmo, en los últimos 12 meses se ha superado ya el millón de visitantes. Y el ministro del ramo prevé que en 2020 se alcanzarán los dos millones. Es un ascenso que encabezan India y China, en un marco de progreso generalizado.
Las primeras impresiones al llegar a la capital son, sin embargo, todavía descorazonadoras. Al entrar en la gran plaza de Durbar en Katmandú, a uno y otro lado se tropieza uno con los grandes templos derruidos en 2015, ahora en curso de reconstrucción. Las restauraciones dejan ver ya el éxito del trabajo realizado con el apoyo de la ayuda internacional para la recuperación del Hanuman Dhoka (palacio real). Por suerte, la residencia mítica de la diosa-niña Kumari, construida hacia 1757 y renovada en 1966, ha sobrevivido.
El patrimonio de la capital nepalí ha sufrido más que el de las dos ciudades vecinas, Patan y Bhaktapur, cuyo regreso a la normalidad en los
centros palaciales es casi perfecto. Sigue en pie el recorrido por el interior de antiguas casas de la aristocracia anterior al siglo XVIII, con ventanas de madera tallada, pinturas desvaídas y símbolos que evocan la era clásica. Y la invitación a adentrarse en el tantrismo para entender las escenas eróticas en las riostras de templos y palacios. Los grandes hitos de ese pasado, como la gran plaza de Durbar en Bhaktapur, son signos de que el esplendor de la arquitectura newarí ha vuelto con toda su belleza.
Otros lugares no han tenido la misma suerte, caso de la ciudad de Gorkha, epicentro del seísmo de 2015, a mitad de camino entre Katmandú y la intacta Pokhara. El palacio-museo está incólume, mientras sigue en reconstrucción la fortaleza del rey unificador Prithvi Narayan, ambos espléndidos y semiolvidados edificios newarís en Gorkha.
Pero el balance general es positivo. Ya no hay que ir a Nepal por solidaridad, sino apresurarse a visitarlo antes de que los turistas se multipliquen y sean insoportables los atascos en carreteras y la acumulación de vehículos por los caminos del parque nacional de Chitwan. Trekking y escaladas también crecen en flecha. Es la gran vuelta a un acogedor país de grandiosa naturaleza y con un magnífico patrimonio artístico.
En la plaza de Durbar de la capital nepalí se observa el éxito de los trabajos de recuperación del palacio real