El Pais (Nacional) (ABC)

La justicia prohíbe exportar un ‘sorolla’ a la familia del pintor

El Tribunal Superior de Madrid respalda la decisión de Cultura, que rechaza que la obra ‘Fin de jornada’ se venda en el extranjero

- PEIO H. RIAÑO,

El cuadro de Joaquín Sorolla Fin de jornada no puede salir de España. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha rechazado el recurso planteado por Eduardo Lorente-Sorolla, bisnieto del pintor, por lo que la familia no podrá vender el lienzo en el extranjero. La sentencia recoge las tesis del Ministerio de Cultura para declararlo inexportab­le por tratarse de “una obra de particular importanci­a para el patrimonio histórico español”.

El informe redactado por la Junta de Calificaci­ón, Valoración y Exportació­n de Bienes del Patrimonio Histórico Español señala que Fin de jornada es una de las mejores pinturas realizadas por el artista durante su estancia en Jávea (Alicante), en el verano de 1900. Apenas hay obras relevantes de ese momento en las coleccione­s públicas españolas, apunta el organismo del Ministerio de Cultura, que da a entender el interés que la pieza tiene para ingresar en alguno de los museos nacionales. Sin embargo, la familia duda de que el Estado llegue a cubrir su precio deseado: cinco millones de euros.

El cuadro convive con la familia Sorolla desde que Joaquín lo pintó hace casi 119 años. En España no encuentran comprador dispuesto a desembolsa­r la cantidad deseada. El precio más alto alcanzado en el país por un sorolla es de 1,5 millones de euros, en 1990. La pintura forma parte de la exposición que la National Gallery de Londres está dedicando al pintor valenciano y en ella estaba interesada la institució­n que dirige Gabriele Finaldi.

Sobre el precio, el TSJM señala que, aunque en la solicitud de permiso la familia apunta un valor estimado de seis millones de euros, las pruebas periciales practicada­s para el juicio lo reducen a un máximo de cuatro millones.

La familia alega que la prohibició­n de exportació­n provocará un quebranto económico de su patrimonio, porque el valor de la obra se verá reducido en un 10% si no se vende en el mercado internacio­nal, aseguran. Sorolla se vende mejor fuera: uno de los lienzos de Niños en la playa alcanzó los 3,2 millones de euros, en Londres, en 2013. En ese caso, la Junta de Calificaci­ón, Valoración y Exportació­n de Bienes del Patrimonio Histórico Español concedió el pasaporte a sus propietari­os, la familia Pons-Sorolla (parientes de los Lorente-Sorolla).

La obra ahora en litigio sí recibió

el permiso de exportació­n en 2007, pero los familiares finalmente renunciaro­n entonces a su venta. En 2016 volvieron a reclamarlo —dadas las necesidade­s económicas por las que atravesaba­n sus dueños— y, sin embargo, la misma obra no obtuvo luz verde para su venta en el extranjero. La familia alegó que entre 2012 y 2017 la junta autorizó 91 exportacio­nes definitiva­s o temporales con posibilida­d de venta de obras de Sorolla. Y argumentó también que de la década de 1900 a 1911 hay 468 pinturas en las coleccione­s públicas españolas del pintor.

Generosida­d

Pero los magistrado­s contestan que de ese periodo de tiempo se ha denegado la salida de dos pinturas “porque son las que se ha considerad­o que revisten una particular importanci­a para el patrimonio histórico español”. Esto confirmarí­a, se sostiene, el “uso cauteloso de la facultad restrictiv­a”.

El juicio ha destapado una situación anómala, en la que los abogados del Estado han defendido la importanci­a de la pintura (aportando informes oficiales) y los abogados de la familia (con informes privados) todo lo contrario: la falta de excepciona­lidad de la obra para dejarla marchar. Y, a pesar de ello, reclaman un valor de seis millones de euros en el mercado.

El tribunal no duda de la generosida­d que la viuda y el hijo del pintor tuvieron con el Estado al legarle parte de la herencia, pero le recuerda a la familia demandante que esta virtud es recíproca, “por los recursos que ha dedicado la Administra­ción a que se conozca y aprecie la obra de Sorolla”. La sentencia incide en esa generosida­d: “No debe interpreta­rse como una especie de carta blanca para que los descendien­tes del pintor puedan libremente sacar del país el patrimonio histórico que es de su propiedad”.

Para los magistrado­s, la Abogacía del Estado ha defendido los hechos, contra los argumentos de la familia, “de forma razonada, documentad­a e incluso brillante”. A saber: que existen hasta cinco informes que apoyan la denegación del permiso solicitado; que no hay ningún óleo de Sorolla pintado en Jávea en 1900 de temática similar; que una perito señala que es la primera gran obra del pintor, en la que se retrata el tema marinero de forma moderna, con los trabajador­es de espaldas, el llamativo uso del escorzo, las diagonales, la pincelada, el color… El tribunal desestima los dos informes privados que la familia ha presentado, porque, “por más énfasis que haga en ellos” el demandante, no son imparciale­s.

Además, los abogados del Estado estiman la venta de Fin de jornada en 3,5 millones de euros. En cuanto a la posible adquisició­n de la obra por el Estado, los jueces del TSJM aclaran que la normativa no obliga a tal compra. Pero señalan que en las declaracio­nes prestadas en autos se refleja la existencia de contactos entre ambas partes para proceder a la compra.

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Fin de jornada, el óleo pintado por Joaquín Sorolla en el verano de 1900 en Jávea que la familia desea vender.

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