Rivera saca menos rédito de los populares que del PSOE
Ciudadanos priorizó al PP como socio para los acuerdos tras las elecciones del 26 de mayo, pero la negociación, de forma sorprendente, le ha salido al final más a cuenta con el PSOE. Con el apoyo de los socialistas tendrá Melilla y tres alcaldías de grandes ciudades mientras que con el del PP, tres. Sin pretenderlo, Cs da oxígeno al PP, su principal competidor en la derecha, al apuntalar su poder territorial —con la capital, una decena de ciudades y la presidencia de tres comunidades—, a costa de asumir la factura de Vox.
Ciudadanos no gobernaba hasta ayer en ninguna capital ni gran ciudad española. A partir de este sábado tendrá el bastón de mando de al menos siete grandes alcaldías (seis de ellas solo la mitad de mandato, porque se alternará con otro partido) y cogobernará con el PP en torno a otra decena de capitales. El resultado es beneficioso para un partido joven que tampoco ganó las elecciones el 26 de mayo, pero la pregunta es si su posición central, con la llave en tantas plazas, no podía haberle granjeado más poder territorial al negociar tanto con el PP como con el PSOE.
“Hemos conseguido entrar a gobernar en la mayoría de capitales importantes de este país. Ese era el cambio que se buscaba en estas elecciones”, argumentan en la cúpula de Ciudadanos. Se trataba de adquirir experiencia de gobierno y cuadros dirigentes y no tanto plazas propias, explican. La decisión política fue abandonar la vocación centrista capaz de pactar indistintamente a izquierda y derecha y priorizar al PP.
El resultado, en términos de coste-beneficio, es discreto: Ciudadanos no logra ninguna gran plaza y a cambio da aire al PP, que había salido muy tocado de las generales, con el coste añadido de aceptar pactos indirectos con la extrema derecha. Sorprendentemente, Ciudadanos obtiene más beneficio en su negociación con el PSOE, aunque no era su socio prioritario.
Con el apoyo del PSOE, Albert Rivera se hará con las alcaldías de Ciudad Real y Albacete (en alternancia), así como de Alcobendas (Madrid). Además, una carambola —y el apoyo socialista— le ha dado la presidencia de Melilla: a pesar de que tenía un solo diputado, la ha logrado con el apoyo de los ocho votos de Coalición por Melilla, más los cuatro del PSOE. Los naranjas han dado al PSOE la alcaldía de Guadalajara.
Con el PP, Ciudadanos gana menos plazas y da más. Consigue Palencia y Granada y Badajoz (en alternancia) gracias al apoyo de PP y Vox. Pero a cambio los de Rivera apuntalan grandes cuotas de poder territorial del PP, el partido al que aspiran a sustituir. Los populares gobernarán Madrid capital, la joya de la corona, en coalición con Cs, pero además tendrán el alcalde de otras 11 grandes capitales (todas en coalición), entre ellas Zaragoza, Alicante, Murcia, Málaga, Almería, Córdoba y Teruel. El pacto de la derecha se ha frustrado en Burgos y Huesca, que iban a haber sido para Ciudadanos, y serán del PSOE.
Rivera tenía la llave también de cuatro comunidades autónomas, y Pablo Casado tiene que agradecerle la posibilidad de mantener el poder al menos en tres de ellas: Castilla y León, Murcia y Madrid (Aragón está aún en el aire). Cs ha buscado también mantener la coherencia con sus votantes, ahora mayoritariamente de centro derecha, pero está por ver los efectos que tendrá en su electorado otra consecuencia colateral: Vox. Para pactar con el PP, Cs ha tenido que asumir acuerdos indirectos con la extrema derecha, que ha pactado documentos de Gobierno en paralelo con el PP, y que entrará en los consistorios. No en concejalías de Gobierno, pero sí en otros altos cargos o entes municipales.