El Pais (Nacional) (ABC)

Una ciudad con el alma en vilo

- / JOSÉ MANUEL ROMERO

La ciudad de Madrid vuelve a la casilla de la derecha cargada de inquietud. Tras el efímero paréntesis de un Gobierno de izquierdas, la capital regresa a manos conservado­ras. El PP estuvo de 1991 a 2015 al mando de la ciudad gracias a mayorías absolutas inapelable­s. Ahora, con el peor resultado electoral de su historia, recupera el poder pero compartido con otros dos partidos (Cs y Vox). Es una experienci­a nueva rodeada de incertidum­bres.

El partido radical de derechas Vox (cuatro concejales en una corporació­n de 57) amaga con descargar tempestade­s repentinas sobre la estabilida­d inestable del Gobierno de coalición. PP y Ciudadanos suman 26 concejales. Necesitan a Vox para respirar. Sin esos cuatro votos, la gestión del Gobierno municipal será una pesadilla de frustracio­nes cotidianas. Una vez alcanzado el poder, quienes se lo reparten confiarán en que ese tipo de tempestade­s repentinas

sean siempre pasajeras. Gobernarán con el alma en vilo, temiendo en cada momento que la última exigencia de Vox suponga una herida inaceptabl­e en su escala de valores. O no. El poder puede con todo.

El PP ha recuperado la alcaldía con más presupuest­o de España, por encima de los 5.000 millones. Con menos de un tercio de los concejales del pleno, gobernará gracias a un pacto de 80 puntos que ha firmado con Ciudadanos y otro parecido con Vox. Los documentos prometen la luna con una escalera a la que le faltan peldaños.

Han comprometi­do una colosal bajada de impuestos que lastrará el presupuest­o. Si cumplen, será una ciudad más barata con un Ayuntamien­to más pobre. Si aplican la ley vigente que aprobó el PP en 2012 para controlar las cuentas, por cada impuesto que bajen tendrán que meter la tijera al presupuest­o de gastos. Pese a ello, anuncian inversione­s multimillo­narias.

Los nuevos gobernante­s del Palacio de Cibeles heredan una ciudad con la mayor hipoteca de España (es el municipio más endeudado) pero con unas cuentas que sonríen aliviadas. Durante el mandato de Manuela Carmena se ha reducido a la mitad, de 6.000 millones a menos de 3.000, la deuda descomunal que acumuló Madrid por la gigantesca inversión que el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón destinó a transforma­r con túneles infinitos el paisaje urbano.

Aquel Gobierno del PP que se embarcó en la obra más colosal hecha nunca en la ciudad también se empleó a fondo para mejorar la recaudació­n de Madrid. El IBI subió como nunca gracias a una revisión de los valores catastrale­s y a un tipo —-0,57— que ahora quieren bajar al mínimo legal posible —0,40—. Los nuevos dirigentes del PP reniegan de aquellas subidas y proponen una rebaja fiscal que jalean sus dos socios de Cs y Vox.

La ciudad se prepara también para recuperar los atascos en el centro. La promesa de las tres derechas consiste en dejar sin efecto todas las medidas contra la contaminac­ión que Manuela Carmena implantó en los últimos meses de su mandato. De momento, anuncian una moratoria en las multas de Madrid Central, una medida que deroga de hecho un proyecto que redujo atascos y humos en el corazón de la capital.

Ciudadanos no veía posible revertir Madrid Central —las obras de ensanche de aceras no se podían deshacer, según Villacís— pero acepta ahora la propuesta del PP para reconverti­r ese plan, de manera que se pueda circular sin restriccio­nes por la Gran Vía y se regulen áreas de prioridad residencia­l. La prioridad es la moto, según Martínez-Almeida. Se eliminarán carriles bici “peligrosos”. Será una ciudad “más justa y más libre”… para los automóvile­s.

El PP ha sido capaz de firmar un documento con Cs que garantiza la celebració­n del Orgullo en el centro y asumir a la vez otro pacto con Vox donde se evita cualquier referencia al colectivo LGTBI. Navegará en la tormenta con el apoyo de dos partidos que se detestan. El futuro no está escrito, las señales de humo son negras.

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