El Pais (Nacional) (ABC)

Una alianza de izquierdas deja de nuevo al PP sin la alcaldía de Badalona

- À. P / C. S. B,

Álex Pastor (PSC) revalidó ayer la alcaldía de Badalona después de que Guanyem, la segunda fuerza, le votaran en bloque exclusivam­ente para desbancar al popular Xavier García Albiol, vencedor del 26-M con 11 ediles sobre 27. La alianza de la izquierda, inimaginab­le solo 24 horas antes, comporta cerrar el paso a la alcaldía, por segunda vez al Partido Popular.

Dolors Sabaté, una de las exalcaldes­as del cambio y candidata de Guanyem, anunció ayer en el pleno que retiraba su propia candidatur­a y que votaría a favor del socialista. Precisamen­te, hace un año, Pastor fue elegido alcalde después de una moción de censura contra Sabaté que contó con la ayuda de PP y Ciudadanos.

El acuerdo de ayer se alcanzó in extremis y está envuelto de incertidum­bres. Albiol encajó primero con estupefacc­ión su derrota y la consideró una “traición” a los votantes. El popular vio cómo se repetía la misma pesadilla de hace cuatro años cuando el PSC le dio la alcaldía a Sabaté y ahora ha ocurrido a la inversa. Con la pérdida de Badalona, la derecha constituci­onalista en Cataluña sufre una catástrofe en el poder municipal. El PP tampoco logró acceder a la alcaldía de Castelldef­els por un pacto de la izquierda. Solo gobernará en Pontons, un pequeño municipio de 500 habitantes en Barcelona. Ciudadanos no ganó ninguna alcaldía.

ERC gobernará en Lleida

La investidur­a, ayer, de los 947 alcaldes catalanes ha terminado de configurar el mapa del poder local, en el que se puede apreciar un auge del PSC y Esquerra y el declive de los comunes y Junts per Catalunya, cuya influencia es mayor en pequeños municipios. Los neoconverg­entes solo lograron conservar Reus y Girona, aunque con muchos esfuerzos.

Los republican­os, de forma inédita, lograron hacerse con las alcaldías de Tarragona y Lleida. Pese a que las direccione­s de los partidos independen­tistas abogaron desde el primer día por llegar a acuerdos entre ellos, en varios casos tanto republican­os como neoconverg­entes participar­on en pactos para expulsarse mutuamente. ERC, por ejemplo, sumó sus votos con el PSC y otras fuerzas para sacar a Junts per Catalunya de Figueras y su gran bastión, Sant Cugat del Vallès.

En Vilafranca o en Calella (Barcelona) fue al contrario. Los neoconverg­entes prefiriero­n optar por el apoyo de los socialista­s en lugar de recurrir a los republican­os. El PSC es hegemónico en los diez municipios más poblados.

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