El Pais (Nacional) (ABC)

Grandiosa puerta grande para Ureña

- ANTONIO LORCA,

Paco Ureña salió, por fin, a hombros por la puerta grande de Las Ventas tras una doble actuación clamorosa en la que levantó un monumento al toreo por naturales basado en la elegancia, el empaque, la inspiració­n y una concepción sublime del arte. Toda la lidia del segundo toro fue una sucesión de exquisitec­es de la mano de un torero que se sintió artista de los pies a la cabeza, desnudó su alma y se dejó llevar por el más puro sentimient­o, de modo que cautivó a la plaza entera.

La obra comenzó desde que se abrió de capa con cuatro verónicas al hilo de las tablas; después, Juan Francisco Peña lo picó con maestría, midiendo al milímetro el castigo; galopó el toro en banderilla­s, y se inició una secuencia para el recuerdo.

Ureña hizo un quite en el centro del ruedo de tres verónicas preñadas de empaque, lentísimas, que le salieron del corazón, y una media de escándalo que llevó la emoción a los tendidos. Le siguió Roca Rey con otro por apretadas chicuelina­s, y cuando todos creían finalizada la muestra, Ureña volvió al toro y cinceló cuatro delantales de auténtico sueño que culminó con un torerísimo desplante en la cara del toro que hizo que la plaza se viniera abajo.

Cuando citó con la muleta, al toro ya solo le quedaba media vida, entregado en los engaños desde que salió al ruedo. Entendió el torero la calidad del pitón izquierdo, y por ese lado construyó una labor de toreo rebosante de sabor, intermiten­te eso sí, pero todo un homenaje a la pureza; bien colocado siempre, los naturales nacieron largos, hermosos, de uno en uno ante la creciente oscuridad de su oponente, pero monumentos todos ellos a la grandeza. Solo una vez citó con la mano derecha, el toro se le vino encima, lo encunó y volteó de manera dramática. Y poco después, con los tendidos entusiasma­dos por la gracia y el empaque del torero murciano, llegó el error del pinchazo que deslució una faena preciosa de principio a fin.

Ureña pasó a la enfermería y le tocó el turno a Roca Rey. Las comparacio­nes son odiosas y en ellas perdió el torero peruano. Se mostró tan decidido como en él es habitual, pero ni sus toros, los dos mansos y rajados, le ayudaron, ni el torero encontró la inspiració­n.

Una ovación celebró la vuelta al callejón de Ureña, necesitada como estaba la afición de otra porción de buen toreo. Y lo hubo, otra vez, a la verónica clásica. Bien picado, por Pedro Iturralde, el toro llegó a la muleta con la nobleza y la fortaleza suficiente­s para que Ureña dictara otra lección, otro monumento al toreo por naturales, de toreo excelso, de muchos quilates, que culminó con el triunfo tan esperado del gran torero murciano.

Castella cerró su particular feria con mucha más pena que gloria. Cansado, vulgar, desanimado… cualquiera sabe. Terminó su labor en el quinto y el recuerdo de su paso por la plaza quedó anulado. Era ese segundo un toro rajado o, quizá, aburrido de tanta desgana de su lidiador. Y ante el otro, noble, manejable, repetidor y soso, provocó hastío y desencanto.

La corrida de hoy.

Corrida de la Prensa. Toros de Santiago Domecq, para El Fandi, López Simón y Pablo Aguado.

 ?? / FERNANDO ALVARADO (EFE) ?? Paco Ureña con su primer toro en el trigésimo segundo festejo de la Feria de San Isidro, en Las Ventas, Madrid.
/ FERNANDO ALVARADO (EFE) Paco Ureña con su primer toro en el trigésimo segundo festejo de la Feria de San Isidro, en Las Ventas, Madrid.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain