“Venimos para defender el futuro de nuestros hijos”
Gwen, de 35 años y trabajadora en una empresa de logística, acudió a la manifestación de ayer en Hong Kong con su marido y sus dos hijos, de tres y un año. No participaron en la anterior y se lo estuvieron reprochando días, especialmente después de las cargas policiales que disolvieron por la fuerza las concentraciones estudiantiles el miércoles. “Venimos con los niños en parte para que sepan lo importante que es tener una sociedad civil activa. Que hay muchos sitios en el mundo donde no se tienen libertades, y cuando se tienen, hay que defenderlas”. En el parque de Tamar, junto a la sede del Legislativo, uno de los grupos organizadores difunde un documental. Grupos de jóvenes charlan sentados sobre el césped. Una comunidad cristiana canta himnos. El ambiente es casi más de una romería que de una protesta contra el Gobierno autónomo y la presión de China. La manifestación transcurre sin incidentes.
“Venimos a defender el futuro de nuestros hijos. Nos da miedo que, paso a paso, China nos vaya absorbiendo. Ya lo está haciendo con el proyecto de la Gran Bahía [un área de integración económica de las grandes ciudades del suroeste]. Y todos conocemos las regulaciones en China. Puede que llegue un día en que no podamos expresarnos como ahora, recibir información de todas partes y con varias versiones como ahora. Entendemos que somos parte de ese país, pero tenemos nuestro sistema propio”, asegura Gwen.
La banquera Annie, de 50 años, sí estuvo en la manifestación anterior, e insiste en que participará en todas las que se convoquen. “Los chicos que se manifestaron el miércoles pasado para parar la tramitación del proyecto de ley de extradición acabaron disueltos por la policía con gases lacrimógenos, porras y pelotas de goma. Algunos fueron detenidos o acabaron heridos. Es el momento de que nosotros hagamos algo para defender a esos chicos”, sostiene.
A pocos metros, Billy carga la batería de su móvil. Este estudiante filipino de 21 años lleva media vida en Hong Kong. “En la Universidad hay varios estudiantes de la China continental. No se mezclan con nosotros, por lo general. No quieren saber de política, dicen que tener las libertades de que disfrutamos aquí no es importante. No saben lo que se pierden”.