Un tribunal internacional para juzgar a yihadistas extranjeros
Sin que exista precedente alguno al que agarrarse en la lucha internacional contra el terrorismo, la comunidad internacional empieza tímidamente a debatir qué hacer con sus yihadistas. Muchos países temen repatriar a sus nacionales desde Siria por temor a que queden libres en sus países de origen al no disponer de pruebas suficientes para juzgarlos.
Holanda ha propuesto al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas la creación de un tribunal internacional ad hoc que juzgue a los miembros del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). Suecia y Bélgica secundan la propuesta, que será estudiada con mayor profundidad el próximo otoño.
Hasta la fecha, tan solo los países asiáticos, árabes y Rusia han repatriado a sus nacionales varones, mientras que Estados Unidos y el Reino Unido han optado por retirar la ciudadanía a los radicalizados siempre y cuando posean una segunda nacionalidad.
Washington y París han comenzado a trasladar a sus yihadistas hombres de las celdas kurdas (un aliado no estatal) a las cárceles de Irak,
un país clave en la lucha contra el ISIS, pero donde sigue en vigor la pena de muerte.
Hoy por hoy, al menos una alemana y ocho franceses han sido condenados a muerte por la justicia iraquí en lo que varias ONG han denunciado como “juicios someros” y “opacos traspasos sin garantías judiciales”. Otros han sido condenados a cadena perpetua y las autoridades iraquíes reclaman a sus países de origen unos dos millones de dólares (1,8 millones de euros) por cada yihadista condenado.
“Es un negocio redondo para los países de la coalición internacional [de la que España forma parte], para los kurdos en Siria, y para Irak”, opina al teléfono desde Beirut un agregado militar europeo.