Una vicepresidencia maldita
Cinco ‘números dos’ han tenido problemas con la justicia
Los cuatro presidentes del PP de la Junta de Castilla y León que han ostentado el poder en la región en las últimas tres décadas han tenido que soportar la caída en desgracia de sus número dos. Incluso el fulgurante paso de José María Aznar, que estuvo al frente de la Junta entre 1987 y 1989, se vio salpicado por la condena de su vicepresidente Miguel Pérez Villar a ocho años de inhabilitación por conceder 151 millones de pesetas de subvenciones mineras a una empresa de su esposa.
Sería el primero de una lista que llegó hasta la última legislatura. El caso más sonado es el de Jesús Merino, vicepresidente en la segunda legislatura de Juan José Lucas (1991-2001), y condenado por Gürtel a tres años y siete meses de cárcel.
Años más tarde, la polémica envolvió a María Jesús Ruiz, vicepresidenta con Juan Vicente Herrera de 2004 a 2007, por varios proyectos iniciados y que nunca se llevaron a cabo. El más mediático fue el conocido como la Ciudad de Medio Ambiente, que acabó tumbado por el pleno del Tribunal Constitucional en 2013. Ruiz abandonó el PP en 2019 después de tres décadas en diversos puestos para presentarse como cabeza de lista al Senado por Soria por la Plataforma del Pueblo Soriano (no logró el escaño).
Tomás Villanueva fue uno de los hombres fuertes en los Gobiernos de Herrera, de los que formó parte durante 12 años como vicepresidente y consejero de Economía. En los últimos años se había visto envuelto en las investigaciones de la trama Eólica y la Perla Negra. Murió de un infarto en septiembre de 2017, un mes antes de su primera declaración por el caso de las eólicas. El entonces presidente de la Junta le dedicó una carta póstuma: “Hoy sólo quiero reiterar a Tomás todo mi afecto y todo mi respeto. Pedirle en público perdón por cuantas limitaciones, torpezas o ausencias mías le hayan podido doler estos años, y particularmente en los difíciles tiempos más recientes”.
El último caso conocido es el de Rosa Valdeón, exvicepresidenta de Herrera desde junio de 2015 hasta su dimisión en 2016 por triplicar la tasa de alcohol en un control policial. No sería la última vez, En noviembre de 2017 abandonó definitivamente su escaño en las Cortes tras otro positivo al volante.