Bruselas culpa a EE UU de la lenta evacuación de afganos
La Unión teme que miles de colaboradores queden atrapados
La tensión entre los aliados occidentales por la operación de evacuación en Afganistán aumenta a medida que el caos en el aeropuerto de Kabul amenaza con dejar en tierra a miles de afganos cuya vida corre peligro bajo el poder talibán. Fuentes comunitarias acusan a las tropas de EE UU de ser “el principal obstáculo para acceder a las instalaciones del aeropuerto”.
Los socios de la UE implicados en la evacuación han transmitido a Washington su inquietud y han pedido que se adapten los controles de acceso al aeródromo para acelerar la salida de las personas en peligro. Pero, según las fuentes consultadas, “para EE UU la salida de afganos no es una prioridad y las fuerzas que han desplegado son tropas de combate sin ninguna experiencia en la verificación de documentos o en el filtrado de las personas con derecho a partir”.
El Servicio Europeo de Acción Exterior ha desplazado a Kabul a varios militares de alta graduación para que sirvan de enlace con las fuerzas estadounidenses, con la esperanza de mejorar la fluidez de los embarques. Aun así, Bruselas considera muy improbable que se logre evacuar a las 60.000 personas que EE UU se había fijado como objetivo antes de final de mes.
La UE teme que se queden atrapadas en el país miles de personas que trabajaron directa o indirectamente para las instituciones internacionales presentes en Afganistán durante 20 años. Fuentes comunitarias indican que del personal afgano de la UE “hay al menos 280 personas amontonadas fuera del aeropuerto”.
Las mismas fuentes recuerdan que las necesidades de evacuación no atañen solo a los empleados recientes de la Unión, sino también a quienes colaboraron en años pasados. “Y hay que incluir a todo el personal de las contratas de seguridad que han protegido las instalaciones del despliegue internacional y a su personal durante dos décadas”, indican fuentes de la Comisión Europea. Las mismas fuentes calculan que “son varios miles de personas las que pueden verse forzadas a huir”.
Se trata del enésimo desencuentro entre la Administración del presidente estadounidense, Joe Biden, y sus aliados transatlánticos desde que la ofensiva relámpago de los talibanes sobre Kabul provocara desde el pasado domingo una estampida de los ciudadanos occidentales y de sus colaboradores afganos.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, achacó el colapso del país a la falta de liderazgo del Gobierno afgano. Pero, a diferencia de Biden, que acusó a las fuerzas afganas de no querer luchar por su país, Stoltenberg las elogió y aseguró que algunos soldados “lucharon con coraje”.
El alto representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, también ha discrepado públicamente con Biden. En concreto,
con la afirmación de que la misión en Afganistán no tenía por objeto construir un Estado moderno. “Bueno, eso es discutible”, afirmó Borrell el pasado jueves ante la Comisión de Exteriores del Parlamento Europeo, reunida de urgencia. “Hemos estado haciendo mucho para construir un Estado en Afganistán”, remarcó.
EE UU, según fuentes europeas, ha considerado prioritario garantizar la seguridad del aeropuerto ante el riesgo de que se produzcan atentados. Ayer mismo, la Embajada estadounidense en Kabul emitía una alerta de seguridad en la que pedía a sus ciudadanos que no se acercaran a las instalaciones aeroportuarias “porque hay amenazas potenciales de seguridad en la parte exterior de las puertas”.