El 44% de los ingresados en las UCI en esta ola tienen menos de 50 años
La protección de la vacuna entre los mayores rebaja en casi una década la edad media de los enfermos críticos, más del 70% de los cuales no habían recibido las dos dosis
Yenny Patiño dio positivo por covid el mismo día que iban a inyectarle la primera dosis de la vacuna. Con hipertensión crónica, esta mujer de 32 años y vecina de Ourense acabó en la UCI después de tres días en planta con neumonía y arritmias. Su caso ilustra el perfil de los ingresados en cuidados intensivos en esta quinta ola. Apenas superan los 50 años de media —el 44% tiene 49 años o menos—, son casi una década más jóvenes que en las anteriores, muy a menudo sufren patologías previas y en su gran mayoría no habían completado la pauta vacunal. El máximo de ingresados en la UCI de este último rebrote se alcanzó el 9 de agosto, con 2.031 enfermos (el 22% de camas disponibles), y desde entonces este indicador marca una suave tendencia a la baja. Los pacientes críticos este viernes eran 1.818.
La media de edad de los ingresados en UCI ha bajado de 59 años en la cuarta ola a 51 ahora, según el Ministerio de Sanidad. El informe sobre la evolución de la pandemia del Instituto de Salud Carlos III del 11 de agosto (con algunos de los datos más recientes pendientes de consolidar) detalla este cambio, fruto de la protección que las vacunas han ofrecido a los mayores. El grupo de edad con más ingresados en la UCI es el de los sexagenarios, que representan el 25% del total en esta quinta ola, pero que en las anteriores llegaron a suponer el 31%.
Mayor es aún el descenso entre los septuagenarios, que han pasado de ser el 27% de los pacientes críticos a apenas el 11%. El peso de los mayores de 80 en este grupo de pacientes es mucho menor ya que en la mayoría de las ocasiones su delicado estado de salud, debido a la acción conjunta de la infección y las patologías que suelen sufrir, no hace recomendable su ingreso en las unidades de cuidados intensivos.
Ese descenso ha disparado el peso relativo de los grupos de edad más jóvenes, algo que se ha visto facilitado por la enorme circulación del virus entre ellos en esta quinta ola —ha habido semanas en las que uno de cada 25 veinteañeros estaban contagiados en algunas comunidades, por ejemplo—. El porcentaje de ingresados en la UCI prácticamente se ha duplicado en esta ola (ha pasado del 10% al 19% del total), se ha multiplicado por cuatro entre los treintañeros (del 4% al 15%) y ha pasado del 2% al 10% entre los menores de 30 años.
Antonia Vázquez, jefa de Medicina Intensiva del Hospital del
Mar de Barcelona, una de las ciudades que más ha sufrido la quinta ola, resume así lo vivido este verano: “Durante un mes hemos tenido la UCI totalmente llena de pacientes con covid. Son más jóvenes, unos 15 años menos que en las olas previas. La mayoría no estaban vacunados y también hay personas sanas con un factor de riesgo, como la obesidad. La ocupación ha empezado ahora a bajar lentamente y esperemos que se consolide la tendencia”.
Alejandro H. Rodríguez, de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias, coincide: “La mayoría tienen entre 40 y 65 años, sin la pauta vacunal completa. Algunos son más jóvenes, pero estos casi siempre presentan comorbilidades, especialmente la obesidad”, dice. Este es uno de los factores de riesgo distintos a la edad asociados a casos graves. Sin embargo, Rodríguez, que analiza los datos de las UCI desde que comenzó la pandemia, explica que su pronóstico suele ser bueno. “Los pacientes jóvenes con sobrepeso no suelen requerir intubación, sino oxígeno a alta presión y suelen lograr el alta en poco tiempo”, dice el especialista.
Todos los expertos destacan el peso que han tenido las vacunas en los cambios registrados en esta quinta ola. La protección que han brindado a los mayores con pauta completa no solo ha hundido la mortalidad a menos de una décima parte en relación a los diagnósticos, sino que han propiciado cuadros clínicos más leves que no requieren tantos ingresos en la UCI entre los septuagenarios.
Entre quienes tienen de 60 a 69 años, en cambio, los casos graves han caído menos, ya que la mayor separación entre las dos dosis de la vacuna de AstraZeneca destinada a este grupo —cuatro meses en un inicio, aunque este plazo se acortó luego— hizo que muchos llegaran a la quinta ola con la primera dosis.
Datos de comunidades
El Ministerio de Sanidad no publica un dato oficial sobre la porción de vacunados que requiere cuidados intensivos. EL PAÍS ha hecho un sondeo entre más de una docena de médicos intensivistas repartidos por hospitales de toda España y sus estimaciones coinciden: según el hospital, entre el 70% y el 90% de los ingresados en estas unidades no había completado la vacunación. Estas cifras son similares a las que dan las comunidades que comunican ese dato: el 80% en Murcia y el 73% en Cataluña (entre los ingresados en julio). Madrid publica los ingresos en planta (no en UCI): solo un 13% de la quinta ola tenía la pauta completa.
Las tasas de vacunación entre los grupos más jóvenes eran aún muy bajas —por debajo del 5% entre los menores de 50 años— cuando los casos empezaron a repuntar a finales de junio. Es el caso de Yenny Patiño. Acudió a Urgencias el pasado 24 de julio con dolor en los pulmones des
El porcentaje de casos graves entre los treintañeros se ha cuadruplicado
La obesidad es de los factores de riesgo más comunes en los menores de 40
pués de dos pruebas negativas. Pese al diagnóstico y a que se sentía “fatal”, la mandaron a casa. Poco después empezó con arritmias y una ambulancia acabó trasladándola de nuevo al hospital. Sufría neumonía. “Pasados tres días me bajaron a la UCI porque en la ducha volví a tener arritmias e insuficiencia respiratoria. Y entonces pensé lo peor. Me metieron unas cánulas grandísimas por la nariz y tuvieron que darme tranquilizantes para que no me desesperara por lo incómoda que estaba”, cuenta en casa, tras recibir el alta.
Patiño sufre fatiga que le impide cuidar a su hija de dos años. Se contagió por un brote en su familia del que se libraron los vacunados: su madre, inmunizada con las dos dosis, su marido y su cuñado, que habían recibido el primer pinchazo. El primer positivo fue el de su hermana el 15 de julio. Luego cayó enferma su bebé, que dejó de comer. En un momento en el que los contagios se multiplicaban en Galicia, ningún rastreador los llamó y no consiguieron que en los colapsados teléfonos del Servicio Gallego de Salud (Sergas) les atendieran.
En la familia optaron todos por encerrarse “por responsabilidad” y acudieron a clínicas privadas para los test. Fueron ocho los positivos, cuatro de ellos menores. Su sobrino de 12 años “estuvo muy malito, con muchos días de fiebre sin poder casi levantarse de la cama”. “El coronavirus no es un juego y los jóvenes no somos intocables, es fundamental vacunarse”, concluye Patiño.
Marisa Blasco, jefa del servicio de Medicina Intensiva del Hospital Clínico de Valencia y presidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Intensiva, ha visto pasar a más jóvenes que en toda la pandemia. La mayoría se recupera bien y rápido, pero hay también muchos casos graves. Blasco advierte de la “engañosa hipoxia feliz” que padecen algunos pacientes que “tienen el oxígeno muy bajito en sangre, pero no se dan cuenta”. “Aun respirando mal, no son conscientes y llegan muy apurados, muy tarde. No sabemos bien por qué el mecanismo cerebral no alerta de la falta de oxígeno y nos hemos encontrado con casos al límite”, explica.
Otro perfil que preocupa cada vez más es el de embarazadas o madres recientes. Sonia García San José, subgerente del Gregorio Marañón de Madrid, pide que se vacune a esta población, ya que están viendo cada vez más casos con complicaciones. En el protocolo de inmunización las embarazadas estaban incluidas, independientemente del trimestre de gestación. Sin embargo, han sido numerosos los ginecólogos y matronas que se lo han desaconsejado.
El Ministerio de Sanidad publicó recientemente el último acuerdo de la Comisión de Salud Pública sobre vacunación frente a la covid-19 en mujeres embarazadas. “La situación en el momento actual de la pandemia se ha traducido en un aumento de la incidencia de infección en las mujeres embarazadas, con aumento en la hospitalización, ingresos en UCI y casos fatales. Además, parece que el riesgo de complicaciones afecta no solo al tercer trimestre, sino también a las fases finales del segundo trimestre. En este momento es especialmente necesario recomendar la vacunación de las mujeres embarazadas para disminuir el riesgo de complicaciones, tanto para la madre como para el neonato”, concluye.
En el caso de las embarazadas, el miedo o los mensajes contradictorios explican por qué muchas de las que han ingresado en UCI estaban sin vacunar. Pero ¿y el resto de la población? Xavier Nuvials, jefe de sección de Medicina Intensiva del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, cuenta que en su centro tres de cada cuatro pacientes que precisaron UCI no tenían la pauta completa. En la gran mayoría, porque no les había tocado. “Pero otros no quieren, o son personas con cierto grado de desconocimiento o con alguna dificultad para acceder a la información”, señala.
Inmunizados vulnerables
Entre los que sí están vacunados y desarrollan cuadros graves, la mayoría son personas inmunodeprimidas o muy vulnerables, según Rodríguez. Tres de cada cuatro fallecidos son de mayores de 70 años. Pero como recuerda García San José, también hay un porcentaje de personas sanas y vacunadas que pueden terminar hospitalizadas o en la UCI. La vacuna reduce mucho las probabilidades de que suceda, pero no las lleva al 0%. “Por eso es importante insistir en mantener algunas medidas, como las mascarillas”, recuerda.
“Si no tuviéramos a la población mayor vacunada, ahora mismo estaríamos como en el tercer mundo, con gente muriendo por la calle”, dice la jefa de la UCI del Hospital del Mar. “Si el nivel de contagios entre jóvenes hubiese sido entre ancianos no vacunados, no quedaría ninguno”.
Con información de Jessica Mouzo, Ferran Bono, Sonia Vizoso y Guillermo Vega
Yenny Patiño dio dos veces negativo en las pruebas, pese a presentar síntomas
Las embarazadas y las madres recientes preocupan cada vez más a los médicos