Un ‘holding’ en riesgo extremo
El grupo de Ruiz-Mateos fue expropiado por el Gobierno
El primer gran escándalo empresarial de la democracia lo protagonizó Rumasa, un grupo que había crecido desde el franquismo y cuyo fundador y presidente, José María Ruiz-Mateos, no tuvo empacho en comerse empresas (en crisis o no) hasta sumar cerca de 400. Tuvo presencia en prácticamente todos los sectores, desde el bodeguero hasta el financiero, en el que llegó a tener 18 bancos con el Atlántico como abanderado. El crecimiento había sido desmesurado y las cuentas no cuadraban.
El 23 de febrero de 1983 el holding fue expropiado por el Gobierno socialista, que había llegado al poder tres meses antes. La investigación descubrió una doble contabilidad, un agujero de más de 111.000 millones de pesetas, una deuda fiscal de unos 20.000 millones y una enorme concentración de riesgos en los bancos, además de unas pérdidas anuales de 9.000 millones de pesetas frente a los 5.000 millones de beneficios anunciados.
Entre las empresas significativas estaban la constructora Hispano Alemana, la hotelera Hotasa, Loewe, bodegas de Jerez y Rioja y los grandes almacenes Galerías Preciados, que en 1995 acabaron en manos de El Corte Inglés.
No contento con el escándalo de los ochenta, pasados los años Ruiz-Mateos volvió a las andadas con la Nueva Rumasa, otro entramado de más de 100 empresas (entre ellas Clesa, Dhul, Elgorriaga, Trapa e, incluso, el Rayo Vallecano) que entró en concurso de acreedores en febrero de 2011. La familia culpaba de esta crisis a una “campaña bestial” de los medios y los bancos, que no les daban crédito. Sin embargo, habían preparado una gran estafa piramidal basada en pagarés para, supuestamente, financiar nuevas adquisiciones.
La justicia condenó al empresario —que murió en 2015— por estafa, insolvencia y fraude. También sus seis hijos varones (además tuvo otras siete hijas con Teresa Rivero) fueron condenados por estafa e insolvencia en la venta de un hotel en Mallorca y otro en Gran Canaria.