El dinero fácil se evaporó
La salida a Bolsa arruinó a miles de pequeños inversores
Los años noventa se caracterizaron por la exuberancia financiera, como los bautizó el expresidente de la Reserva Federal estadounidense, Alan Greenspan, y el dinero fácil. En España, uno de los ejemplos más llamativos fue el de Terra, empresa de internet creada en 1998 por Telefónica, a cuyo frente el presidente del Gobierno, José María Aznar, había colocado a su compañero de pupitre Juan Villalonga para terminar la privatización.
El impulsivo directivo, perteneciente a una familia empresarial que había medrado en el franquismo, sacó a Bolsa la filial un año después a 11,81 euros por acción (ya se cotizaba en euros). En tres meses, el precio se disparó hasta 157,65 euros. Y, con la misma velocidad, el valor se difuminó, provocando la ruina de muchos pequeños inversores, que pusieron en cuarentena las nuevas tecnologías. En octubre de 2004, la acción cotizaba a 2,75 euros, lo que obligó a Telefónica a asumir el control y sacarla de la Bolsa.
Para entonces ya había desaparecido del grupo Villalonga, que se vio forzado a dimitir en julio de 2000. Meses antes de abandonar, realizó otras dos operaciones llamativas. A través de Terra, compró el portal Lycos por 9.700 millones de euros (en 2004 se vendería por menos de 100) y adquirió Endemol, una productora holandesa de televisión creadora de Gran Hermano, por casi 5.500 millones de euros, lo que se consideró un sobreprecio excesivo que acabó en los tribunales, y se vendería en 2007 a Mediaset por menos de la mitad (2.629 millones).
Terra significó el estallido en España de la burbuja de las puntocom y el paso de Villalonga por Telefónica se considera como un frenazo para aprovechar las oportunidades del sector. En julio de 2000, tras las segundas elecciones ganadas por Aznar, le sustituyó César Alierta, que mientras limpiaba los entuertos de su antecesor cambiaba la estructura del grupo por líneas de producto y trazó un crecimiento exponencial en la época más dorada de la compañía.