Los minerales son finitos
La depredación del hombre hacia la naturaleza no conoce límites. “En una generación consumiremos el doble que hoy y en 25 años habremos consumido tanto como en toda la historia del ser humano”, afirma Alicia Valero, responsable del grupo de ecología industrial del Instituto CIRCE (Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos). “El problema es que aspiramos a ser una sociedad descarbonizada y ello requiere muchos más minerales”, explica la experta.
Un coche eléctrico necesita cinco veces más minerales que uno convencional y un campo eólico requiere ocho veces más elementos que una planta de gas tradicional de potencia equivalente, según los cálculos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. La descarbonización del planeta, pronostica Valero, podría producir varios cuellos de botella en al menos 10 minerales, entre ellos la plata, cobalto, cobre, litio y níquel. Las capacidades mundiales de obtención y producción de materias primas como el litio, el níquel, el cobalto, el manganeso y el grafito son actualmente inferiores a un tercio de las que se necesitarán para satisfacer la demanda de baterías en 2030, asegura un reciente informe de Boston Consulting Group.
La gran solución: el reciclaje. En la actualidad, por ejemplo, más del 50% de algunos metales, como el hierro, el zinc o el platino, se recicla, y con ello se consigue cubrir por encima del 25% del consumo de la Unión Europea. Sin embargo, en el caso de otros elementos —sobre todo los requeridos en tecnologías de energía renovable como por ejemplo las tierras raras, el galio o el indio— la contribución de la producción secundaria es marginal, sostienen fuentes de la Comisión Europea.