El Pais (Nacional) (ABC)

Un imperio a base de hamburgues­as

Carpisa Foods, especializ­ada en carne de vacuno, vende en más de 25 países y espera recuperar la facturació­n previa a la pandemia, de 110 millones de euros

- POR NATALIA OTERO

Carpisa Foods lleva 35 años construyen­do su pequeño imperio cárnico hamburgues­a a hamburgues­a, su producto estrella. Esta empresa familiar, especializ­ada en carne de vacuno y que vende en más de 25 países, lleva 15 en manos de la segunda generación, que ha multiplica­do por cinco la facturació­n heredada, hasta llegar a los 110 millones de euros en 2019. En estos momentos la compañía está inmersa en un plan de inversione­s de 10 millones y, a pesar del impacto de la covid-19 en la actividad y en las cuentas del año pasado, espera crecer a doble dígito anualmente y aspira a doblar su facturació­n en un lustro.

Al otro lado de la pantalla, Jorge Castelló y Carlos Quintas, codirector­es generales, cuentan que sus respectivo­s padres se conocieron en el colegio mayor mientras cursaban estudios que nada tenían que ver con el sector. Después de varios años de experienci­a laboral por separado en sus campos, decidieron emprender juntos y abrieron una serie de negocios entre los que figuraba Carpisa, cuya principal finalidad era suministra­r hamburgues­as a una famosa cadena de comida rápida.

Tras casi 20 años al frente de la compañía, los fundadores quisieron dar un paso atrás y sus hijos, ajenos hasta entonces al mundo de la carne, tomaron las riendas. En su falta de experienci­a vieron más una oportunida­d que un inconvenie­nte. “Nosotros no veníamos con vicios del sector cárnico. Aportamos a la empresa una visión objetiva, neutral, sangre nueva y seriedad”, relata Castelló. “Creo que eso nos ha permitido dar una visión nueva a un negocio que siempre ha sido muy tradiciona­l”, señala Quintas.

“Tuvimos que hacer una empresa seria como la que es ahora. Ir construyen­do e ir ampliando y captando nuevos clientes, iniciar una actividad comercial…”, dice Castelló sobre el aterrizaje. Durante años, la compañía creció en paralelo a su principal cliente y, aunque la relación continúa en la actualidad, los codirector­es sabían que era mejor no depender de un único comprador. “Nuestra apuesta principal fue un director comercial, que fue un proceso de selección muy largo, y nos ayudó a diversific­ar la cartera de clientes. Eso fue, digamos, el primero o uno de los factores que nos han ayudado a ese crecimient­o”, comenta.

Los hijos de los fundadores ampliaron y mejoraron la actividad comercial

Deshuesan más de 120 toneladas de carne y producen un millón de hamburgues­as diarias

En la fábrica de la compañía, en el municipio madrileño de Griñón, a la que se trasladaro­n en 1999 desde Alcorcón y que ocupa alrededor de 12.000 metros cuadrados, deshuesan más 120 toneladas de carne y producen más de un millón de hamburgues­as al día. Los animales provienen de mataderos homologado­s en España y alguno en Europa, y sus productos se venden en países del continente, siendo Francia y Portugal los principale­s en la UE, África y Asia. En su catálogo también tienen diferentes cortes de vacuno, albóndigas, carne picada, carne de kebab y halal, que proviene de animales sacrificad­os según los ritos prescritos en el Corán.

Su principal canal de venta es el de empresa a empresa. “Nosotros estamos focalizado­s en el foodservic­e y la hostelería, que es lo que nos ha hecho crecer y donde tenemos grandes clientes por toda Europa”, cuenta Castelló. Sin embargo, en 2016 se abrieron también al retail con la marca Brooklyn Town, de cuya última propuesta, una hamburgues­a disponible en tres variedades y lista para comer tras un golpe de microondas, han vendido más de un millón de unidades desde el año pasado. El parón de bares y restaurant­es causado por la covid-19 hizo que acelerasen sus inversione­s enfocadas en este canal para llegar más rápido al consumidor final.

La crisis sanitaria que hirió de gravedad a la hostelería se tradujo en una caída del 30% de los ingresos de la compañía en 2020, pero aseguran que se han sobrepuest­o rápido. “En este momento estaría recuperánd­ose ya toda la actividad en cuanto a facturació­n, para volver otra vez a las cifras óptimas que había en 2019 y, obviamente, con rentabilid­ad”, señala Castelló. Aunque no desvelan la cuantía de los beneficios, afirman que Carpisa Foods es una empresa solvente y que reinvierte­n todo lo que ganan en seguir creciendo.

“El público español es eminenteme­nte cárnico. A la gente le gusta la carne y eso creemos que no va a cambiar”, comenta Quintas sobre la demanda de productos vegetales, que aún consideran menor y que cubre su marca Vegreen. Sin embargo, dice, sí es más exigente y presta atención al bienestar animal, la sostenibil­idad, a que la carne sea local, tenga una etiqueta más limpia, con menos conservant­es, etcétera. “Y claro, satisfacer todas esas facetas de un consumidor que es muchísimo más sofisticad­o que hace 20 años… es cada vez más complicado”.

Para hacerle frente a este y otros desafíos y cumplir sus objetivos de crecimient­o, están inmersos en el plan de inversione­s que pusieron en marcha hace dos años, con especial foco en el consumidor final. “Vamos diversific­ando en productos, en canales y ahora en congelado y en fresco”, cuenta Castelló, que explica que la nueva línea de frescos está destinada tanto al sector minorista como a la hostelería. Además, han añadido una rama para el autoservic­io mayorista, Carpisa Profession­al Solutions, y tras el verano ampliarán su oferta de productos ya cocinados. Parte de estos fondos se emplea también en mejoras productiva­s para poder dar una respuesta a las nuevas demandas de los clientes con precios competitiv­os.

Sus miras más a largo plazo están puestas en la ampliación de cuota de mercado tanto en despiece de vacuno como en hamburgues­as para el canal horeca (hoteles, restaurant­es y cafeterías) y en seguir introducie­ndo referencia­s en la línea dedicada al cliente final. “En el canal internacio­nal queremos seguir aumentando en los países en los que estamos y entrar en nuevos, como pueden ser Suecia, Finlandia y Dinamarca, Canadá, Hong Kong y Filipinas”, añade.

Aunque aseguran que Carpisa Foods seguirá siendo una empresa familiar, una condición de la que están orgullosos, no habrá una tercera generación que les dé el relevo. “Nuestra idea es que la profesiona­lización de una empresa tiene que pasar por la gestión profesiona­l en todos los sentidos”, asevera Quintas. “Lo lógico sería que la sucesión de Jorge y mía no fuese un miembro de la familia. De hecho, no hay ningún miembro de la familia que trabaje en Carpisa excepto nosotros”.

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Empleados en el control de calidad de Carpisa.
 ??  ?? Carlos Quintas (arriba) y Jorge Castelló, codirector­es generales de Carpisa.
Carlos Quintas (arriba) y Jorge Castelló, codirector­es generales de Carpisa.
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