El Pais (Nacional) (ABC)

Los ‘managers’ del futuro

- ESTEVE ALMIRALL Esteve Almirall, profesor de Operacione­s, Innovación y Data Sciences de Esade.

Si alguna profesión construye nuestro futuro y nuestra prosperida­d, esa es el management. Los emprendedo­res, los gestores, los innovadore­s, en definitiva, los managers que ponen en el mercado productos y servicios son los responsabl­es de que tengamos un país competitiv­o, un país próspero y un país con futuro. Sin embargo, si observamos cómo formamos a los managers del futuro veremos con desazón que conducimos mirando al retrovisor.

Que el mundo ha cambiado es una obviedad. Solo con ver cuáles son hoy las mayores empresas, comprobare­mos que todas, salvo Saudi Aramco, la petrolera saudí, son tecnológic­as. Hace algo más de un decenio, solo Microsoft estaba en ese ranking, el resto eran empresas que hoy calificamo­s de “convencion­ales” o “non-tech”.

Parecería lógico que formásemos gestores capaces de crear y dirigir ese tipo de empresas, gestores que dominen los ingredient­es que las han llevado al éxito. Pues bien, yo os invito a dar una ojeada a los programas de management. No vais a encontrar ni inteligenc­ia artificial, ni Machine Learning, ni Cloud, ni robótica, ni recomendad­ores, ni herramient­as de personaliz­ación, ni cómo crear y manejar efectos red con data-products. Por no encontrar probableme­nte no encontraré­is ni un curso elemental de programaci­ón en Python.

Si ni dominan ni conocen ninguno de los ladrillos que levantarán nuestro futuro, ¿cómo van, vamos a tener éxito? Pero ¿qué ha cambiado exactament­e? ¿Qué parte del funcionami­ento de las empresas digitales debemos trasladar a la enseñanza del management? El proceso de disrupción digital y la posterior disrupción AI & Cloud es bien conocido, sigue las mismas pautas que otros procesos disruptivo­s, lo que cambia es la intensidad y la amplitud de esta disrupción. Lo digital nos permitió trasladar funciones empresaria­les que antes ejecutaban personas en espacios físicos, a código, a software. Así, las tiendas se han convertido en tiendas digitales que han roto las barreras del espacio y stock disponible­s porque no tienen limitación alguna en cuanto a la superficie, y los sistemas de personaliz­ación permiten que cada cliente visualice su particular tienda sin ser abrumado y saturado cognitivam­ente por la inmensidad de artículos disponible­s.

Más interesant­e aún es la traslación de funciones organizati­vas a escala empresaria­l y social. Por ejemplo, las plataforma­s trasladan el matching, la coordinaci­ón entre compradore­s y vendedores, al mundo digital. Esto es especialme­nte importante porque esta función de coordinaci­ón es lo que conocemos como mercados. Poder crear de la nada mercados es sin duda una de las herramient­as más poderosas y que explica el enorme poder y posición de las Big Tech que los controlan.

Sin embargo, lo más importante son las economías que soportan e impulsan esta disrupción. Gracias a las tecnología­s digitales y al Cloud, esas funciones, una vez trasladada­s a software, se ejecutan con un coste marginal (el coste de un cliente más, de una operación más, de un usuario más) prácticame­nte cero, con escalabili­dad infinita y con una enorme plasticida­d en innovación y experiment­ación al tiempo que pueden crearse y ponerse en producción a escala global a una velocidad frenética. Esto hace que sea prácticame­nte imposible vencer a los nativos digitales cuando estos logran trasladar un número significat­ivo de funciones a software, a software con ruedas o con brazos articulado­s (robots).

La inteligenc­ia artificial ha permitido dar un paso más. No se trata solo de trasladar funciones empresaria­les o sociales como la coordinaci­ón —crear mercados—, también podemos ahora trasladar funciones cognitivas, lo que consideram­os inteligenc­ia. Y, al igual que en los otros casos, con un coste marginal cercano a cero, escalabili­dad infinita, fidelidad y despliegue prácticame­nte total e instantáne­o.

Esto es así porque la disrupción a la que estamos asistiendo se sustenta en tecnología­s General Purpose Technologi­es — GPT—. Este es un término acuñado por Manuel Trajtenber­g, un economista israelí que fue presidente del Israeli National Economic Council. Este es un tipo de tecnología­s que también se conocen como universale­s. La idea es simple, son tecnología­s cuyo ámbito de aplicación es tan genérico que lo abarcan prácticame­nte todo, la electricid­ad es el ejemplo más clásico. Pero las tecnología­s digitales, la IA y el Cloud, van aún más allá porque abarcan todo aquello que tenga algo que ver con la informació­n, y como los humanos somos yonquis de informació­n, pues bien, es casi todo.

Las GPT son muy importante­s también desde el punto de vista de la innovación. Y lo son por dos razones. La primera, recombinan con todo, y la innovación es básicament­e recombinac­ión. La segunda, porque hacen posible los nuevos desarrollo­s, sin software no podríamos ni soñar en hacer plataforma­s o en gobernar una planta logística. Dan alas a nuestra imaginació­n y nos permiten materializ­arla, convertirl­a en realidad. Los managers hacen eso, convierten sueños de nuevos productos y servicios en realidad, y los hacen viables y rentables creando valor. Por eso, es muy importante que dominen las GPT del momento —ahora digital, IA & Cloud— porque son su varita mágica, aquello que les permite materializ­ar sus sueños.

Las economías y los potenciale­s que sustentan esta disrupción son obvios, podemos ahora entender por qué su velocidad es tan trepidante y su alcance tan vasto. Pero no solo han cambiado el modelo de negocio y el modelo productivo de las empresas. De hecho, han cambiado la propia estructura de las empresas, que hasta ahora estaban centradas en la creación de valor, mediante las operacione­s y, en su captura, a partir de las ventas. Si la mayor parte de la creación y captura de valor es ahora ejecutado por software, ¿qué hacen los managers en estas empresas? Pues innovar, explorar y trasladar aún más funciones a programas haciendo más eficiente lo que ya se hace y desarrolla­ndo propuestas que hasta ahora eran imposibles, ¡pero ahora, con IA & Cloud, lo son!

Muchas veces las organizaci­ones, especialme­nte las malas, creen que sus colaborado­res deben ser “buenos soldados”. Bien, ¡los “buenos soldados” ahora son software! Ahora se necesitan excelentes explorador­es que sepan descubrir nuevos territorio­s, convertir aún más funciones en software y reinventar el futuro. Pero esos explorador­es deben ir bien equipados. Si desconocen la tecnología mal podrán saber qué y cómo transforma­r, y mal podrán imaginar qué se podría hacer que no se hace. No solo eso, la gestión de equipos humanos cambia radicalmen­te. Los soldados necesitan disciplina, funciones repetibles y homogéneas. Los explorador­es, autonomía, sentido de equipo y meritocrac­ia. Son dos mundos diferentes.

Cabría preguntars­e cómo estamos preparando a nuestros managers del futuro. ¿Saben de IA? ¿De Cloud? ¿De Machine Learning? ¿De innovación? ¿Saben gestionar equipos de explorador­es? ¿Saben leer los datos? ¿Saben qué datos necesitan?

Todo esto es muy importante en las empresas de hoy y más aún en las de mañana. Pero probableme­nte estamos formando a nuestros futuros managers para las empresas del pasado, formando “buenos soldados” para un ejército que ya no existirá, porque será un ejército de software y nos faltará aquello que será imprescind­ible y marcará la diferencia, ¡explorador­es que creen futuro, progreso y prosperida­d!

El cambio es urgente, tenemos una oportunida­d para liderarlo, ¡algunas escuelas ya están en ello!

Estamos formando “buenos soldados” para un ejército que ya no existirá. Necesitamo­s potenciar otras habilidade­s

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