Biden y Xi dialogan para evitar el “conflicto” ante una rivalidad cada vez más tensa
Los dirigentes tratan de limar asperezas con una llamada telefónica
El presidente de EE UU, Joe Biden, y el de China, Xi Jinping, conversaron ayer por teléfono para tratar de relanzar una relación bilateral cada vez más tensa y llena de rivalidad, y evitar que los desacuerdos puedan acabar degenerando en un conflicto de consecuencias incalculables. La charla fue la segunda entre los dos líderes desde el comienzo del mandato del demócrata en Washington a comienzos de este año: la primera tuvo lugar en febrero, poco después de la investidura.
La llamada, relativamente larga, duró 90 minutos y se celebró por iniciativa de la Casa Blanca, frustrada ante la falta de progresos hasta ahora en cada ronda de contactos entre sus respectivos altos funcionarios. La idea central de la conversación era examinar cómo sacar adelante en el futuro próximo la relación entre los dos Gobiernos más poderosos del mundo y evitar que los desacuerdos acaben fuera de control.
Desde la llegada de Biden a la Casa Blanca, las relaciones entre Washington y Pekín, ya muy agrias durante el mandato de Donald Trump, no han dejado de endurecerse. Los desacuerdos son numerosos. A las tensiones de la era Trump por la guerra comercial y tecnológica, o por las causas y la gestión de la pandemia de coronavirus, se suman este año las acusaciones de que piratas informáticos desde China perpetraron graves ataques contra compañías estadounidenses. Estados Unidos acusa al gigante asiático de graves violaciones de los derechos humanos de la minoría uigur en la región china de Xinjiang, de limitación de las libertades en Hong Kong y de hostigamiento a Taiwán. A su vez, Pekín acusa a Washington de querer impedir su auge, y ambos rivalizan por la influencia en la zona Asia-Pacífico.
Según comunicó la Casa Blanca en una nota de un solo párrafo, los dos presidentes abordaron en un “debate amplio, estratégico”, la “responsabilidad de ambos países para asegurarse de que la competición no degenera en conflicto”. Biden subrayó, según el texto, “el interés duradero de Estados Unidos en la paz, estabilidad y prosperidad de Indo-Pacífico”.
“Ambos abordaron áreas en las que nuestros intereses confluyen, y áreas en las que nuestros intereses, valores y perspectivas divergen. Ambos se mostraron de acuerdo en abordar ambas series de cuestiones de manera abierta y directa”, añadía el comunicado estadounidense, que no precisa los asuntos en cada campo.
Un comunicado del Ministerio de Exteriores chino informaba de una “franca y profunda” conversación, en la que Xi reprochó a su homólogo que las políticas estadounidenses hacia Pekín hayan sido las causantes de las “graves dificultades” bilaterales.
“El mundo se verá beneficiado si China y EE UU cooperan. Pero el mundo saldrá perjudicado si China y EE UU se enfrentan”, indicó el líder chino. Ambos países deben mostrar “valentía estratégica y política para llevar de nuevo y lo antes posible los lazos bilaterales al buen camino de un desarrollo estable”, agregó, siempre según el comunicado de Exteriores.
La versión de Pekín sobre la conversación precisa que los dos líderes abordaron la situación de Taiwán, entre otras cuestiones, e incluye la recuperación económica tras la pandemia, el control de la covid y el cambio climático como áreas de interés mutuo en la que los dos países pueden continuar la colaboración. “Ambas partes acelerarán la coordinación y el diálogo en los niveles de trabajo para crear condiciones que faciliten el desarrollo de las relaciones bilaterales”, agrega el texto de la cancillería china.
La conversación entre los dos presidentes tuvo lugar un día antes del vigésimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York, que precipitaron la invasión de EE UU y sus aliados sobre Afganistán. China ha criticado duramente como “irresponsable” la retirada definitiva que Washington completó el mes pasado en medio del caos.
El diálogo de las últimas horas era el primero de Biden y Xi desde el que mantuvieron en febrero. Aunque se conocen personalmente desde los tiempos en los que ambos eran los números dos en sus respectivos Gobiernos, hace más de una década, no se han reunido personalmente como presidentes. Esa ocasión podría llegar en la cumbre del G-20 en Roma, los próximos 30 y 31 de octubre.