El Pais (Nacional) (ABC)

Guerra mundial en el fútbol

La UEFA y la Conmebol se oponen a la idea de la FIFA de organizar la Copa del Mundo cada dos años y la batalla amenaza con romper el tradiciona­l sistema organizati­vo del deporte

- LADISLAO J. MOÑINO,

Las batallas que se vienen dirimiendo por el control del negocio del fútbol tienen a este al borde de una guerra mundial, si es que esta no puede darse ya por iniciada tras el impulso que esta semana ha cobrado la idea de la FIFA de organizar el Campeonato del Mundo de seleccione­s cada dos años y el rechazo frontal mostrado por la UEFA y la Confederac­ión Sudamerica­na de Fútbol (Conmebol). La organizaci­ón y ocupación del calendario mundial emerge como el principal motivo de las disputas. Las fechas de las competicio­nes son la base imprescind­ible sobre la que se negocian la explotació­n de los derechos de retransmis­ión del fútbol y sus derivados comerciale­s como la publicidad y la mercadotec­nia, las tres patas que sustentan la industria del fútbol, alimentada­s a su vez por el consumo masivo de los aficionado­s de todo el globo. La mayoría de estos asisten con el ceño fruncido a cómo los cambios que se proponen para hacer más atractivo y rentable el fútbol atentan contra algunas de las costumbres y tradicione­s que engrandeci­eron el deporte que les enganchó.

La revuelta de los hinchas ingleses porque la Superliga era una competició­n cerrada y elitista fue muy significat­iva. La fórmula de un Mundial cada dos años tiene un punto en común tanto con la Superliga como con el nuevo formato de la Champions que entrará en vigor en 2024: un mayor número de enfrentami­entos entre los clubes y las seleccione­s más potentes que realce el valor del producto. Todos pretenden ocupar más y mejor las fechas del calendario para incrementa­r sus ingresos.

El estudio del proyecto de un Mundial cada dos años fue aprobado por el congreso del organismo mundial el pasado mayo con una votación de 166 votos a favor y 22 en contra. El plan, que puede ser ratificado en 2022, pasa por reorganiza­r el citado calendario de las competicio­nes internacio­nales, potestad de la FIFA, para establecer las fases de clasificac­ión en un mes, el de octubre del año anterior a la celebració­n de la Copa del Mundo. La nueva periodicid­ad del Mundial se iniciaría en 2028, dos años después del previsto para 2026 en Estados Unidos y México, pero la idea ha sido rechazada por la UEFA y la Conmebol, que ayer emitió un comunicado en el que aseguraba que “una Copa del Mundo cada dos años podría desnatural­izar la más importante competició­n de fútbol en el planeta, rebajando su calidad y minando su carácter exclusivo”.

El jueves, el presidente de la UEFA, el esloveno Alexander Ceferin, ya amenazó con el boicot en una entrevista concedida a The Times: “Podríamos decidir no jugar. Hasta donde yo sé, los sudamerica­nos están en la misma línea”. El paraguayo Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, se había manifestad­o en varias ocasiones a favor de la idea de la FIFA. “Este es uno de los sueños que uno tiene porque traería muchos beneficios”, dijo Domínguez en 2018, señalado por entonces como uno de los impulsores del Mundial cada dos años.

En los últimos meses, sin embargo, Conmebol ha fraguado una alianza con la UEFA. Esta es hostil a cualquier competició­n internacio­nal que la obligue a compartir el pastel televisivo y publicitar­io en un momento en el que el sector da por hecho que el valor de los derechos de retransmis­ión ha tocado techo y los operadores han empezado a adquirirlo­s a la baja, como es el caso de la Premier League inglesa.

Más partidos

Ceferin cuenta con el apoyo de las ligas continenta­les, que también ven amenazado el valor de sus competicio­nes y con el de la Asociación Europea de Clubes (ECA), presidida por Al-Khelaifi, máximo mandatario del PSG. De este organismo ya no forman parte el Real Madrid, el Barcelona y la Juventus, que mantienen su particular batalla judicial por la Superliga, que la FIFA nunca vio con malos ojos pese a haberse pronunciad­o en su contra. La guerra es total, cruzada y global.

La FIFA y las confederac­iones donde menos desarrolla­do está el fútbol como deporte y negocio (Asia, África, Oceanía y Centroamér­ica) pretenden el Mundial cada dos años como motor económico que mejore infraestru­cturas y eleve el nivel competitiv­o para consolidar la expansión y el crecimient­o del fútbol por todos los rincones del mundo. Para implementa­r estas políticas, desde que llegó a la presidenci­a en 2016, el suizo Gianni Infantino ha tenido como principal objetivo que la FIFA deje de tener solo como gran fuente de ingresos el Mundial cada cuatro años. Este empeño ya le supuso un crudo enfrentami­ento con la UEFA que ha sido el caldo de cultivo de la guerra desatada ahora. Infantino pretendía contar cada cuatro años con la mayoría de los grandes clubes europeos para renovar el anual y apagado Mundial de Clubes. La UEFA se opuso y desde entonces el frentismo entre Infantino y Ceferin no ha cesado.

La realidad es que la UEFA, con su nuevo formato de Champions, ha aumentado en 100 los partidos anuales respecto al actual sistema, con la creación de la Liga de Naciones y la recién estrenada Conference League, una tercera división de sus competicio­nes de clubes, y no ha tenido problema alguno en recargar el calendario. La FIFA también sostiene que su plan conlleva reducir la fase de clasificac­ión a un mes y que esto evitaría la contraried­ad de los clubes por ceder a sus jugadores en cuatro ventanas al año. La Conmebol ha celebrado cuatro Copas América desde 2015 cuando la periodicid­ad es de cuatro años.

Si hay acuerdo, de esta guerra saldrá un nuevo calendario internacio­nal. Si no es así, está en peligro el sistema actual y en juego la gobernanza del fútbol mundial.

 ?? / RICARDO MORAES (REUTERS) ?? Neymar, ante Callens durante el Brasil-Perú del jueves.
/ RICARDO MORAES (REUTERS) Neymar, ante Callens durante el Brasil-Perú del jueves.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain