La OCDE avisa del riesgo de que la pandemia agrave las divergencias en la UE
El organismo pide políticas que garanticen “que ningún país quede atrás”
El peligro para las economías europeas no habrá pasado cuando la pandemia ya no sea más que una pesadilla. El “impacto asimétrico” de la crisis y una distribución no equitativa de los dispositivos acordados para volver a impulsar la economía podrían crear “divergencias regionales” en el seno de la UE, tanto entre países como entre zonas rurales y urbanas, que “amenacen la cohesión” del bloque, advierte en su último análisis la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
“Una recuperación débil aumentaría las desigualdades, alimentando a su vez el descontento y dañando la confianza en la UE”, señala el documento.
El foro de análisis de los países ricos no se anda con rodeos. “El impacto territorial asimétrico de la pandemia podría agravar las divergencias en la UE, ampliando la brecha entre grandes ciudades y zonas rurales”, indica. Pero también entre Estados miembros: los países del sur, como España, se han visto más afectados debido, en parte, a su “mayor dependencia del turismo y de las pequeñas empresas”, lo que les ha hecho sufrir las mayores caídas del PIB.
Según sus últimas estimaciones, la OCDE espera que el crecimiento en 2021 para la UE llegue al 4,2% (4,3% en la eurozona) y hasta el 4,4% el año que viene, tras las brutales caídas del PIB de hasta el 11% en 2020. Pero hay todavía demasiados factores de “riesgo” que podrían debilitar esta recuperación o hacerla tan desigual que amenace la “cohesión” de los Veintisiete, subraya el organismo.
El secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, alaba cómo los líderes europeos han gestionado el shock provocado por la covid-19, “aprobando políticas valientes, como el uso, por primera vez, de un préstamo común”. Pero no hay que caer en la complacencia, advierte: “Es tiempo ahora de afrontar los desafíos estructurales, tanto los duraderos como los más nuevos”.
Para ello, alerta la OCDE, es esencial no caer en los errores del pasado y retirar las ayudas fiscales y monetarias demasiado pronto. “La política fiscal debería seguir apoyando a los sectores afectados hasta que la recuperación se haya establecido de manera firme”, sostiene. A la par, recomienda “mejorar” la arquitectura económica europea, especialmente en las reglas fiscales, “demasiado complejas y difíciles de implementar”.
Para conseguir la “cohesión” dentro de los países del euro, la OCDE aboga asimismo por “políticas que impulsen la convergencia cíclica, para garantizar que ningún país quede atrás durante la recuperación”.
El organismo saluda los paquetes de ayuda durante la pandemia, especialmente los Fondos de Recuperación. Pero su objetivo declarado de hacer una economía más digitalizada y verde, si bien loable, entraña un riesgo de mayor disparidad regional si no van acompañados de políticas adecuadas. De ahí la importancia, insiste una y otra vez, de medidas de convergencia. En este sentido, es importante una “rápida” implementación nacional de esos fondos para “impulsar la innovación industrial, la tecnología digital, las energías renovables y la infraestructura transfronteriza, como las redes eléctricas interconectadas o los puntos de recarga de vehículos eléctricos”.
También se debe ayudar a las regiones más pobres para mejorar su especialización productiva, lo que implica tanto apuestas en I+D como reformas estructurales para garantizar el acceso a estas zonas y facilitar recursos como el teletrabajo mediante la mejora del acceso a internet en áreas no urbanas y mejorar el transporte regional.