El Pais (Nacional) (ABC)

EE UU honra a los 3.000 muertos del 11-S

El recuerdo de las víctimas preside los actos del vigésimo aniversari­o de los ataques, marcado por la retirada de Afganistán y la vuelta al poder de los talibanes

- MARÍA ANTONIA SÁNCHEZ-VALLEJO

Cediendo todo el protagonis­mo al recuerdo de las víctimas y a la emoción de sus familiares, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, rindió ayer homenaje a los casi 3.000 muertos de los atentados que el 11 de septiembre de 2001 perpetró en EE UU la organizaci­ón terrorista Al Qaeda. Lo hizo con sendas visitas a los lugares que los yihadistas convirtier­on en diana: la zona cero de Nueva York, donde se alzaban las Torres Gemelas contra las que impactaron los dos primeros aviones; el Memorial Nacional de Shanksvill­e (Pensilvani­a), el paraje al que el pasaje del vuelo 93 logró desviar el cuarto aparato, y, finalmente, el Pentágono, en Arlington (Virginia), donde se reunió con la vicepresid­enta, Kamala Harris.

A la primera ceremonia del día, en el Memorial de la zona cero, asistieron también los expresiden­tes Bill Clinton y Barack Obama, entre un nutrido grupo de autoridade­s, todos ellos en un voluntario segundo plano. En un aniversari­o tan señalado —aún más subrayado por la convulsa retirada de EE UU de Afganistán, hace unos días—, no hubo lugar para el lucimiento político, ni siquiera para demostraci­ones de patriotism­o exaltado: solo honor, dignidad, duelo y memoria.

Tras el desfile de una representa­ción de los equipos de rescate y la interpreta­ción del himno nacional por un coro de jóvenes, el tañido de una campana dio las 8.46, la hora a la que se estrelló el primer avión contra la Torre Norte

del World Trade Center, el primer momento de silencio y recogimien­to de la jornada. A continuaci­ón, tomó la palabra Mike Low, padre de Sara, azafata de ese vuelo, el número 11. “En el primer aniversari­o, al que acudimos su madre y yo, este era un lugar de oscuridad; hoy es un apacible lugar de la memoria”, dijo. A continuaci­ón, tandas de familiares de las víctimas empezaron a leer los nombres de todas ellas, por orden alfabético y, a menudo, entre sollozos. “Veinte años que hemos vivido como una eternidad”, señaló una de las participan­tes en el recitado.

A las 9.03, otro tañido recordó el impacto del segundo avión asesino, contra la Torre Sur. Un encorbatad­o Bruce Springstee­n, de luto riguroso, interpretó a la guitarra I’ll See You In My Dreams. Tímidos aplausos, de apurada cortesía, celebraron su sobria actuación. Ni vítores ni silbidos; solo emoción contenida.

Biden y sus acompañant­es abandonaro­n el lugar poco después de las 9.37, cuando el tercer tañido de campana recordó el impacto del tercer avión contra el Pentágono, y mientras en el Memorial proseguía la lectura del nombre de las víctimas, que se prolongó durante varias horas.

La comitiva presidenci­al se dirigió al Memorial de Pensilvani­a, al que también asistieron el expresiden­te George W. Bush —en ejercicio en 2001— y su esposa, Laura Bush. Bush pronunció un breve discurso sobre “el día que cambió nuestras vidas para siempre” y las consecuenc­ias que tuvo para el país. Habló en tono muy medido, sobre los sentimient­os colectivos y la grandeza de EE UU, criticando el paroxismo de algunos mientras equiparaba “la naturaleza infame” del terrorismo exterior y el doméstico.

Parecía un mensaje dirigido al único exmandatar­io que no participó en ninguno de los actos de homenaje, Donald Trump. El republican­o colgó ayer un vídeo en internet prometiend­o una “América grande de nuevo” y rubricó su breve mensaje con un ataque a Joe Biden, al que acusó de “incompeten­cia”, y a su Administra­ción, de inepta, por la “triste” forma de la retirada de Afganistán. Fue precisamen­te Trump el que forzó la salida de las tropas de EE UU por su acuerdo con los talibanes en 2020. A diferencia de Biden en Nueva York, Harris sí intervino en Shanksvill­e, con una breve alocución.

En una mañana fresca, con un sol tan radiante como el que lucía hace 20 años antes de que los ataques oscurecier­an el cielo de Nueva York, Biden llegó al Memorial del 11-S con la primera dama, Jill Biden, pasadas las 8.30, después de que una procesión de familiares y supervivie­ntes —la mayoría,

No hubo lugar al lucimiento político; solo honor, duelo, dignidad y memoria

Trump declinó participar y, en su lugar, arremetió contra Biden

miembros de los equipos de rescate, en uniforme— accediera al recinto, entre un mar de fotografía­s de las victimas enarbolada­s como pendones. En paralelo a la ceremonia de Nueva York, se desarrolla­ron las del Pentágono y Pensilvani­a.

Respetuoso con el recogimien­to de los seres queridos y con el recuerdo aún muy fresco de Afganistán, Biden declinó pronunciar discursos en sus comparecen­cias, según ya había anunciado la víspera la Casa Blanca. Mediante un vídeo colgado en Twitter, dirigió un breve mensaje a la nación apelando a la unidad y a superar el miedo: “Para mí, la lección principal del 11 de septiembre es que, cuando somos más vulnerable­s, en el tira y afloja que supone todo aquello que nos hace humanos, en la batalla por el alma de Estados Unidos, la unidad es nuestra mayor fortaleza”.

Poco antes había ordenado que la bandera ondease a media asta en los edificios oficiales y pedido a sus compatriot­as que participas­en en las ceremonias conmemorat­ivas de sus respectiva­s comunidade­s. El mandatario quiso soslayar también la polémica protagoniz­ada por un grupo de 1.800 familiares y amigos de víctimas, que habían repudiado su presencia y exigido una mayor transparen­cia en los resultados de una investigac­ión sobre la conexión saudí del 11-S.

A la habitual solemnidad de este tipo de conmemorac­iones se añadía esta vez otra dimensión de peso: la retirada de las tropas de EE UU de Afganistán tras 20 años de guerra. El último episodio del rosario de consecuenc­ias que desencaden­ó el 11-S se tiñó de duelo por la muerte de 13 militares en Kabul a consecuenc­ia de un atentado suicida, pocos días antes del fin de la misión. El caos que rodeó la evacuación fue un flanco abierto para Biden, por las críticas de la oposición y, también, de numerosos correligio­narios demócratas. Pero en el casi invisible perfil que el demócrata adoptó ayer en la conmemorac­ión de la tragedia de 2001 parecía pesar más el respeto y la honra debidos a los muertos que cualquier cálculo político.

Un impresiona­nte dispositiv­o policial rodeaba las inmediacio­nes de la zona cero de Manhattan. Miles de agentes, unidades especiales de detección de explosivos y perros rastreador­es eran bien visibles varias manzanas a la redonda desde la víspera. Alrededor de los dos estanques que flanquean el museo, curiosos y delegacion­es oficiales, desde representa­ntes del cuerpo diplomátic­o a asociacion­es de pilotos, depositaba­n coronas en recuerdo de los muertos. Durante la ceremonia, punteando la lectura de los nombres, solo era perceptibl­e el rumor del agua de los estanques y, como en sordina, un delicado acompañami­ento musical: acordes de violonchel­o, breves dúos de piano y violín o la discreta actuación del Boss. Un ejercicio de sobriedad y emoción contenida para recordar una herida que aún supura.

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 ?? / CHIP SOMODEVILL­A (EPA) ?? MEMORIAL NACIONAL EN NUEVA YORK. El expresiden­te Bill Clinton y la ex primera dama Hillary Clinton; el expresiden­te Barack Obama y su esposa, Michelle Obama; el presidente Joe Biden y la primera dama, Jill Biden; el exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg y su pareja, Diana Taylor; la presidenta de la Cámara de los Representa­ntes, la demócrata Nancy Pelosi, y el líder de la minoría republican­a en el Senado, Charles Schumer, ayer, en la ceremonia en recuerdo de las víctimas del 11-S en Nueva York.
/ CHIP SOMODEVILL­A (EPA) MEMORIAL NACIONAL EN NUEVA YORK. El expresiden­te Bill Clinton y la ex primera dama Hillary Clinton; el expresiden­te Barack Obama y su esposa, Michelle Obama; el presidente Joe Biden y la primera dama, Jill Biden; el exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg y su pareja, Diana Taylor; la presidenta de la Cámara de los Representa­ntes, la demócrata Nancy Pelosi, y el líder de la minoría republican­a en el Senado, Charles Schumer, ayer, en la ceremonia en recuerdo de las víctimas del 11-S en Nueva York.
 ?? / E. HOCKSTEIN (REUTERS) / J. WATSON (AFP) / C. RUTTLE (REUTERS) ?? El expresiden­te George Bush, durante la ceremonia en Stoystown (Pennsylvan­ia). A la derecha, el cantante Bruce Springstee­n actuó en el acto conmemorat­ivo en Nueva York, al que asistió Julia Melendez (abajo) con la foto de su marido, Antonio, quien murió en la Torre Norte.
/ E. HOCKSTEIN (REUTERS) / J. WATSON (AFP) / C. RUTTLE (REUTERS) El expresiden­te George Bush, durante la ceremonia en Stoystown (Pennsylvan­ia). A la derecha, el cantante Bruce Springstee­n actuó en el acto conmemorat­ivo en Nueva York, al que asistió Julia Melendez (abajo) con la foto de su marido, Antonio, quien murió en la Torre Norte.
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CRAIG RUTTLE (EPA) Katie Mascali llora por su padre, Joseph Mascali, un bombero que murió en las Torres Gemelas.
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