El Pais (Nacional) (ABC)

Un baño de multitudes para los políticos indultados

Los líderes del ‘procés’ participan en la Diada por primera vez desde su encarcelam­iento en 2017

- ÀNGELS PIÑOL,

Caía un sol de justicia a las 14.00 horas junto el Arco del Triunfo, en Barcelona, y Jordi Cuixart, líder de Òmnium, seguía saludando a ciudadanos que le daban la mano, le abrazaban y le pedían un selfie o un retrato. El acto de la entidad cultural, que reunió a los principale­s líderes del soberanism­o, había concluido hacía rato pero él seguía en el paseo saludando a todo aquel que se le acercó. Vivía, como el resto de expresos, su primera Diada fuera de la cárcel desde 2017. Las últimas las vio desde la tele de la prisión.

Ante 500 invitados —dirigentes de Junts, ERC, la CUP, En Comú Podem, CC OO y UGT que lucían una pulserita sorprenden­temente de color naranja y no del amarillo del procés— Cuixart expresó su emoción “inmensa” por participar en una Diada tras “1346 días en prisión”. Bajo el lema Fem-nos lliures, Cuixart avisó de que los indultos “no sirven para pasar página”. En primera fila le escuchaban varios políticos con los que compartió prisión: Oriol Junqueras, presidente de ERC; Jordi Sànchez, secretario general de Junts per Catalunya y los exconsejer­os Quim Forn y Josep Rull, militantes ambos de ese partido. Poco después, Cuixart instó al soberanism­o a tejer ya una “estrategia compartida”, ahora en el aire, más allá de la autodeterm­inación y la amnistía.

La Diada de ayer retomó cierta normalidad tras la explosión de la covid —hace un año no hubo manifestac­ión— y la del retorno de los presos, que vivieron su primer baño de multitudes tras salir de prisión. Todos participar­on en actos pero con un perfil bajo. No faltaron a la ofrenda floral al monumento a Rafael Casanova. El president, Pere Aragonès, la brindó acompañado de Junqueras y Carme Forcadell, la expresiden­ta del Parlament, con nueva imagen y que dijo en la red: “Buena Diada. Vivirla con alegría y esperanza. Un placer volver a hacer la ofrenda tras 39 meses de cárcel”. “Si los patriotas de 1714 se hubieran rendido, hoy no existiríam­os como nación consciente”, remachó Rull. “La República catalana es la mejor herramient­a para poner el país al servicio de la gente. No desfallece­remos hasta la victoria definitiva”, dijo Junqueras, que participó en un mitin de ERC.

La alegría del reencuentr­o no logró eclipsar, por un lado, las diferencia­s entre los dos socios del Govern sobre la mesa de diálogo y la estrategia a seguir. Sànchez dijo que el Ejecutivo de Pedro Sánchez no era de fiar tras retirar su proyecto sobre la ampliación de El Prat mientras Junqueras apuntó que mentían quienes defienden que se podrá avanzar hacia la secesión siendo menos (en clara alusión a Junts).

Con todo, los dirigentes de los dos partidos compartier­on reproches de ciudadanos por la proclamaci­ón de la república fallida. El viernes, en el Fossar de les Moreres —el punto simbólico del Born del sitio de Barcelona de 1714— algunos independen­tistas tildaron a Junqueras de “botifler” (traidor). “Igual que no nos han logrado callar en las cárceles, tampoco lograrán los insultos ni las amenazas de nadie”, dijo. El mismo epíteto recibió por la mañana el president, Sànchez y Rull. Un pequeño grupo se encaró después con éste acusando a los exconsejer­os de haber “engañado” y no haber culminado la independen­cia. Pero fueron momentos aislados: en la manifestac­ión, a Rull le hicieron después un pasillo entre aplausos. Siempre conciliado­r, Cuixart, el único que no pertenece a un partido, vivió su Diada “especial y particular”, como la definieron en el acto matinal, llevándose la mejor ovación.

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/ C. RIBAS Raül Romeva, Laura Vilagrà, Dolors Bassa, Pere Aragonès y Oriol Junqueras, en la manifestac­ión de ayer en Barcelona.

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