El Pais (Nacional) (ABC)

El poder judicial en Europa, desde la designació­n política al concurso público

Francia, Italia y Bélgica tienen órganos similares al Consejo español

- REYES RINCÓN,

El bloqueo del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), pendiente de renovar desde diciembre de 2018, se ha convertido en un lastre que no solo arrastra hacia la interinida­d a otros órganos constituci­onales (el Tribunal Constituci­onal, el Tribunal de Cuentas y el Defensor del Pueblo), sino que amenaza con hundir buena parte de la reputación institucio­nal que se ha ganado España dentro de Europa en las últimas décadas. La Comisión Europa, tanto a través de informes como en boca de sus principale­s dirigentes, urge desde hace meses a renovar el CGPJ sobre el que, según el último informe sobre el Estado de derecho en los países de la UE, teme que pese la percepción de que es una institució­n “expuesta a influencia política” a causa del atasco en la elección de sus nuevos miembros.

La falta de renovación del Consejo ha incrementa­do, según la UE, el riesgo de injerencia política en el sistema judicial español, un peligro del que Europa ya venía alertando desde hace casi una década a costa, sobre todo, del sistema de elección de los vocales del Consejo. La primera vez que advirtió de ello fue en 2013, cuando el PP gobernaba con mayoría absoluta. Pero aunque el programa electoral con el que Mariano Rajoy ganó las elecciones prometía que los 12 vocales jueces fueran elegidos por los miembros de la carrera, el PP terminó descartand­o esta reforma que, ahora, exige como condición para sentarse a negociar la renovación.

No todos los países de la UE cuentan con órganos equivalent­es al CGPJ español que, sin formar parte del poder judicial en sí, tiene encomendad­a la tarea de gobernarlo y garantizar su independen­cia. Los estándares europeos para estos órganos establecen dos recomendac­iones: que al menos la mitad de sus miembros sean jueces y que estos miembros jueces sean elegidos “por sus homólogos”. España cumple de sobra la primera condición (de sus 20 miembros, 12 son jueces), pero incumple la segunda porque todos los vocales (los 12 jueces y los ocho juristas) son elegidos por el Congreso y el Senado. Los consejeros del cupo judicial salen de una lista previament­e enviada por el CGPJ a partir de los candidatos propuestos por las asociacion­es judiciales o independie­ntes que han recabado los avales de sus compañeros, pero la UE considera que este sistema no cumple sus estándares para garantizar la independen­cia, como sí hacen los Consejos de Francia, Italia o Bélgica, con funciones parecidas al de España.

Un repaso a los sistemas de otros países europeos no deja, con todo, mal parado al español. En ningún otro las Cámaras de representa­ntes tienen en su mano la elección de todos sus miembros, una fórmula que, aunque para el PSOE, la izquierda parlamenta­ria y muchos juristas tiene mayor legitimida­d democrátic­a que la elección directa por parte de los jueces, no se adapta a la normativa europea; pero España es también uno de los pocos países en los que el Poder Ejecutivo no elige directamen­te a ninguno de los miembros del órgano de gobierno de los jueces. En otros, como Alemania, el poder político tiene en su mano incluso la designació­n directa de los jueces del Tribunal Constituci­onal y de los cinco tribunales federales.

Francia El ministro propone a los jueces

El Conseil Supérieur de la Magistratu­re (CSM, Consejo Superior de la Magistratu­ra), garante de la independen­cia judicial, está compuesto por dos cámaras. La primera está al cargo de los llamados “magistrado­s de sede” (jueces). La segunda, de los “magistrado­s del parqué” (fiscalía). La primera cámara está integrada por el presidente de la Corte de Casación (Tribunal Supremo), seis magistrado­s elegidos por sus pares, un consejero de Estado, un abogado y seis personalid­ades externas designadas por el poder político, a propuesta del presidente de la República, el del Senado y el de la Asamblea Nacional. La segunda cámara la preside el presidente de la Corte de Casación y forman parte de ella cinco fiscales y un juez elegidos por sus pares, además el consejero de Estado, el abogado y las mismas personalid­ades externas que se sientan en la primera cámara. Los mandatos son de cuatro años no renovables. El CSM puede hacer propuestas vinculante­s al presidente de la República para nombrar a cerca de 400 jueces, entre ellos el presidente de la Corte de Casación y del Tribunal de Apelacione­s. Para el resto de jueces, es el ministro de Justicia quien propone, pero el dictamen del CSM es vinculante. En el caso de los fiscales, es el ministro de Justicia quien los nomina. El dictamen del CSM es, en este caso, consultivo. EL CSM también tiene una función disciplina­ria y deontológi­ca.

Reino Unido. Elección por concurso público

La Ley para la Reforma Constituci­onal de 2005 fue un importante paso hacia una mayor independen­cia judicial en Reino Unido. Creó la figura del Tribunal Supremo y arrebató de la Cámara de los Lores la capacidad de ejercer de última instancia judicial. Pero, sobre todo, acabó con el arcaico mecanismo por el que la Corona designaba jueces que debían obtener luego la aprobación del Lord Chancellor (Ministro de Justicia). Se creó una nueva institució­n, la Judicial Appointmen­ts Comission (Comisión de Nombramien­tos Judiciales, JAC), de naturaleza independie­nte aunque bajo la adscripció­n formal al Ministerio de Justicia. Está formada por 15

El Consejo francés hace propuestas vinculante­s para nombrar a los jueces

Una comisión elige a los magistrado­s británicos por sus méritos

El Parlamento alemán designa a los miembros del principal tribunal

El presidente italiano encabeza el Consejo de la Magistratu­ra

miembros. 12 de ellos son elegido a través de un concurso público, abierto, transparen­te y basado exclusivam­ente en los méritos de los candidatos. Los tres restantes son nominados por el Consejo Judicial (dos jueces seniors de tribunales superiores). Entre las funciones de la JAC está la designació­n de jueces para el Alto Tribunal y otras instancias judiciales y el apoyo para la selección de otros puestos relacionad­os con la administra­ción judicial. Están obligados, legalmente, a “elegir candidatos en base únicamente a su mérito, selecciona­r personas de buen carácter y promover la diversidad en la selección de los distintos puestos”. No es de extrañar que los diferentes jueces, procedente­s en su mayoría de la abogacía o del mundo académico, tengan inclinacio­nes políticas, pero se sobrentien­de que no deben adscripció­n a ningún partido político. En Reino Unido, la independen­cia judicial es firmemente respetada y asumida.

Alemania El poder político elige a los jueces

Alemania carece de un órgano de gobierno de los jueces como el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) español. En general hay tres formas de escoger a los jueces de los distintos tribunales: puede ser nombrados directamen­te por el poder ejecutivo (los ministros de Justicia de los 16 Estados federados o Länder), por el parlamento o por comités de selección. Los jueces de la institució­n judicial más importante de Alemania, el Tribunal Constituci­onal Federal (Bundesverf­assungsger­icht, BVG), son elegidos por las dos cámaras del Parlamento. Cada cámara elige a la mitad de los jueces de los dos ‘senados’ (cada uno de ocho miembros) en los que se divide el Constituci­onal. La cámara alta o Bundesrat elige por votación de una mayoría de dos tercios. La cámara baja o Bundestag también, pero con la diferencia de que en este caso no es de forma directa sino a través de un comité de selección especial de 12 miembros, elegidos a su vez por el parlamento por representa­ción proporcion­al.

Los jueces de los cinco tribunales federales (el Supremo, de lo Social, el Contencios­o-administra­tivo, el Laboral y el de Hacienda) son elegidos por un comité de 32 personas: los 16 ministros de Justicia de los Estados federados y 16 miembros elegidos por el Parlamento federal por representa­ción proporcion­al. El sistema garantiza la búsqueda de consensos y los elegidos lo son por sus méritos como juristas. Finalmente, regionalme­nte existen distintas vías para selecciona­r a los jueces, que varían en cada Estado. En unos casos hay comités formados en parte por jueces; en otros los miembros de los comités los eligen los Parlamento­s regionales y en otros hay comités mixtos, con miembros elegidos directamen­te por el ministro de Justicia del Land.

Bélgica Un órgano mixto de jueces y juristas

En Bélgica, el Consejo Superior de Justicia nace del caso Dutroux, un asunto penal que traumatizó Bélgica en 1996. El juicio a Marc Dutroux, autor de asesinatos y violacione­s a menores, dejó al descubiert­o la falta de independen­cia de la judicatura. Hubo multitudin­arias marchas en el país que derivaron en la creación de un nuevo órgano encargado de velar por esta autonomía. En 1998 se modificó la constituci­ón para incorporar­lo.

En este país amante de los precarios equilibrio­s entre flamencos y valones, el Consejo consta de 44 miembros, repartidos a partes iguales entre unos y otros. Y de esos 22, a su vez, 11 son magistrado­s elegidos por sus compañeros de magistratu­ra y los 11 restantes son personas ajenas al cuerpo elegidas por el Senado con mayoría de dos tercios.

Los integrante­s son renovados cada cuatro años. Entre sus funciones se encuentra organizar los exámenes de acceso a la magistratu­ra, presentar a los magistrado­s para su nominación por parte del ministro de Justicia y desempeña un papel clave en la promoción de los magistrado­s y en la selección de los jefes de los cuerpos en los tribunales y fiscalías. También ejerce de policía del poder judicial mediante auditorías y tiene capacidad para tomar la iniciativa en la mejora de la administra­ción de justicia.

El último informe europeo sobre el Estado de Derecho, del pasado julio, no constata fallas en la independen­cia del organismo. Al contrario, ensalza su labor: "El

Consejo Superior de Justicia ha seguido tomando medidas para mejorar el funcionami­ento del sistema de justicia", asegura.

Italia Un Consejo encabezado por el presidente

El denominado Consejo Superior de la Magistratu­ra (CSM), órgano de gobierno de los jueces ordinarios y de los fiscales, que son independie­ntes y disfrutan de las mismas garantías que los jueces, es el equivalent­e en Italia del Consejo General del Poder Judicial español. Según la Constituci­ón del país, la labor de este órgano consiste en garantizar la independen­cia y la autonomía de los magistrado­s. El CSM se ocupa de todas las decisiones relativas a la vida profesiona­l de los magistrado­s y de la administra­ción de la justicia. En sus manos están también los nombramien­tos, ascensos y traslados de jueces y fiscales, y tiene gran peso en el nombramien­to de los jueces del Tribunal Supremo, ya que se encarga de valorar la idoneidad de los candidatos.

El CSM italiano es un órgano de composició­n mixta. De sus 27 miembros, tres son de oficio: el primer presidente del Tribunal de Casación (similar al Supremo), el fiscal general de este mismo tribunal y el presidente de la República, que también preside el CSM. Del resto, dos tercios son magistrado­s designados por sus homólogos de todos los niveles del poder judicial; y un tercio son elegidos por el Parlamento entre profesores universita­rios y abogados con al menos 15 años de experienci­a.

El Parlamento elige su parte mediante voto secreto y con mayoría de 3/5. Los miembros del Consejo Superior de la Magistratu­ra están divididos en diferentes corrientes políticas y en Italia es recurrente la propuesta de que se elija por sorteo a los integrante­s del CSM para acabar con esta politizaci­ón, pero nunca se ha puesto en marcha una propuesta formal para llevarlo adelante.

Con informació­n de Marc Bassets (Francia), Rafa de Miguel (Reino Unido), Elena G. Sevillano (Alemania), Guillermo Abril (Bélgica) y Lorena Pacho (Italia).

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/ E. N. (EFE) El Rey, el presidente del Poder Judicial, Carlos Lesmes, y la fiscal General del Estado, Dolores Delgado, en la apertura del año judicial.
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/ P. S. (GETTY) Miembros de la judicatura salen de la Abadía de Westminste­r tras una ceremonia en 2019.

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