El Pais (Nacional) (ABC)

El Madrid entra en su auténtica realidad

El equipo blanco, superada la agitación del mercado y con la plantilla definitiva­mente cerrada, vuelve 560 días después al tribunal de un Bernabéu en plena transforma­ción

- LORENZO CALONGE, / MARIBEL DE JESÚS

Atravesado por enormes estructura­s metálicas, abierto en canal por las obras y sin gradas en gran parte del anillo inferior, pero vuelve el Bernabéu. El regreso se produce 560 días después de aquel clásico que ganó el Madrid (2-0) el 1 de marzo de 2020, ignorante todavía el mundo de la tragedia que estaba al caer. Vuelve el Bernabéu que encumbra, intimida y fiscaliza, a lo ajeno y también a lo propio, según toque. Los blancos son el último equipo de Primera y Segunda que recupera a su público, unos 25.000 espectador­es contra el Celta (21.00, Movistar). Y lo hace, además, una vez dejado atrás el atronador ruido del mercado de fichajes. Los que están, lesiones al margen, son los que son. Así que con la plantilla cerrada, al menos hasta enero, y los aficionado­s en el anfiteatro, definitiva­mente el Madrid entra en su auténtica realidad.

No le fue mal al conjunto merengue en su retiro del Di Stéfano. En el silencio impuesto por la pandemia, apenas roto por las indicacion­es del desapareci­do Sergio Ramos, ganó una Liga (2019-20) y pisó de nuevo unas semifinale­s de la Champions. En total, 31 encuentros con una estadístic­a mejor que en los 31 duelos previos disputados en la Castellana: más choques ganados (23-18), menos empatados (4-6) y perdidos (4-7), con menos goles a favor (60-65) y bastantes menos en contra (23-38).

La excepciona­lidad escénica, sin embargo, se acabó. Ayer el equipo se entrenó en el estadio para hacerse al nuevo hogar y hoy vuelven las gentes a un Bernabéu patas arriba que lleva 462 días en obras, aunque nadie espera que el cambio estético afecte al carácter, a la agitación de las noches europeas y las miradas circunspec­tas de la Liga. Contra el Celta, aguarda un público feliz por el retorno, pero, superado ese momento de exaltación de la amistad, en Concha Espina volverán a poner la lupa sobre un vestuario que en este año y medio de ausencia perdió a su capitán (Ramos), su técnico bandera (Zidane) y un veterano como Varane, y repescó en la banda a Ancelotti.

Bale y Alaba, bajas

Con los recién llegados (Alaba —baja ante el Celta— y Camavinga) en el observator­io, en realidad la gran variación respecto al equipo que dejó el estadio ese 1 de marzo de 2020 son los que ya no están. Entre los que se quedaron, tampoco han cambiado muchas cosas. Ni en sus activos (Benzema, Courtois y la fórmula mágica del medio) ni en sus pasivos: la cuadrilla de jóvenes no ha terminado de pegar el estirón, dos peces gordos (Isco y Marcelo) no han podido frenar su desplome y Hazard sigue intentando resetear su vida.

El belga, curiosamen­te, es todavía un novato en el estadio pese a haber llegado en 2019: entre lesiones y covid, apenas suma nueve tardes allí. El fútbol del atacante será uno de los puntos a juzgar por las gradas. A la vez llegó Militão, el señalado por el club para cubrir la salida de los dos centrales innegociab­les de Zizou, y solo acumula un choque más (cinco) en el recinto merengue que Alaba como visitante. Quien sí conoce muy bien cómo funciona el Bernabéu es Gareth Bale, que de momento es baja segura contra el Celta (tambien Jovic) porque ayer se retiró con una fuerte molestia en el isquio derecho tras haber sido titular en las tres primeras citas.

Las carreras de muchos jugadores blancos no se entienden si su interacció­n con los aficionado­s, para lo bueno y para lo malo, y el que mejor lo sabe de la actual caseta es el zurdo, que nunca entendió los pitos de un público con el que antes o después se volverá a encontrar. Tal fue su incomprens­ión que en los instantes previos al confinamie­nto se desahogó en un podcast de golf. “He tenido a 80.000 personas silbándome porque jugaba mal. No lo entiendo. Si no estás pasando un buen momento, esperarías que tus aficionado­s te apoyaran. Pero hacen lo contrario: solo silban, lo que te hace sentir incluso peor. Pierdes confianza y entonces juegas peor, lo que les disgusta más”, se sinceró. Ayer, Ancelotti, un viejo zorro, dejó clara una norma general para todos los afectados: “La exigencia del aficionado es simple: quieren que el jugador luche, tenga motivación y lo dé todo. Si lo hace, el futbolista puede estar tranquilo”.

Bale, Hazard, Asensio (otro bajo el microscopi­o), Vinicius, Marcelo, Isco, las piezas más reconocida­s y los nuevos salen de la burbuja y entran en el mundo real del Bernabéu, el lugar que influye, y mucho, en los destinos de todos los nombres del Madrid. Al fin público en las gradas y la plantilla cerrada. No va más.

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Vista general del Santiago Bernabéu, ayer antes del entrenamie­nto del Madrid.

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