La OCDE reclama a la UE un presupuesto anticrisis
El organismo plantea la necesidad de un seguro europeo de paro y alerta del riesgo de un alza de la morosidad en el sector financiero
La crisis de la covid-19 permitió alumbrar un fondo comunitario para la recuperación. A la vez que eso sucedía, los países de la Unión Europea fulminaban un modesto embrión de presupuesto de la zona euro, que debía nacer este 2021 con una pequeña dotación de 17.000 millones de euros. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) aboga por retomar el debate para la creación de un instrumento fiscal común y un seguro europeo de desempleo que actúe como estabilizador automático, y recomienda a la UE que se rearme para hacer frente a una eventual escalada de la morosidad en el sector financiero como consecuencia de la crisis, incluyendo la posibilidad de crear una red de empresas de gestión de carteras.
El informe de la OCDE reconoce que la magnitud de la crisis impulsó una profundización en la integración fiscal de la UE mediante el fondo de recuperación Next Generation EU, dotado con 800.000 millones de euros; el instrumento SURE para financiar las ayudas a instrumentos para mantener el empleo o la creación de nuevos impuestos para financiar esas medidas. “Sin embargo, están destinados a ser solo temporales” y vinculados al presupuesto de la UE de entre 2021 y 2027, apunta el Economic Review of the Euro Area publicado el viernes por la OCDE.
Los halcones, sin embargo, dejaron claro que esos instrumentos debían ser temporales y vinculados a reformas estructurales. Al comienzo de las negociaciones, el entonces presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, ofreció emplear el llamado presupuesto de la zona euro, una herramienta creada por los ministros de Finanzas tras largas disputas, para gestionar esos fondos. Pero los países defensores de la austeridad alegaban que el fondo de recuperación trascendía a la zona euro al englobar a los 27 países y, además, creían que podía servir para dar una enorme potencia de fuego a una herramienta que habían aprobado a regañadientes. Su suerte fue muy distinta a la que pretendía Centeno: acabó desapareciendo de los presupuestos de la UE.
Los organismos internacionales, que alaban la creación del Next Generation EU, creen que la UE debe tener un instrumento para controlar los vaivenes provocados por las crisis. La OCDE es de la misma opinión e incide en algo que, de nuevo, se ha repetido en esta crisis: el Sur acaba desangrándose siempre más que el Norte. “Mientras que la zona euro está construida actualmente sobre un modelo de integración fiscal limitada, una capacidad de estabilización fiscal común daría recursos para reducir las divergencias en las fluctuaciones cíclicas entre sus miembros, complementando la capacidad de los miembros de la zona euro para dirigir sus políticas fiscales contracíclicas”, apunta el documento, que añade: “Un debate sobre la creación de una capacidad de estabilización fiscal común de la zona euro debería restablecerse”. El organismo propone dar más poder a Bruselas en la recaudación de impuestos, lo cual se ve también con recelos desde las capitales.
La OCDE también cree que los países de la moneda única deben tener su suerte de estabilizadores automáticos que se activen de inmediato en caso de crisis. Por ello, reclama un reaseguro comunitario de desempleo que dé transferencias “no discrecionales” a corto plazo a los países miembros. Según el informe, debería poder endeudarse por una cantidad equivalente al 2,5% del PIB, unos 300.000 millones de euros. Eso supondría triplicar la potencia del actual fondo SURE. Francia, España e Italia defienden las dos propuestas ante la oposición de los países nórdicos, encabezados por Austria y Holanda. La Comisión se comprometió a sacar adelante en este mandato una propuesta para el fondo de desempleo europeo.
La OCDE avisa también del riesgo de que la salida de la crisis suponga un alza de las carteras de préstamos morosos de la banca y pide que se aprueben una serie de reformas en marcha y se considere la creación de una red de compañías de gestión de activos o bancos malos.
El ente aboga por discutir la creación de un instrumento fiscal común
Otra propuesta es crear una red comunitaria de bancos malos