Un país sirve de experimento
El Salvador instaura el bitcoin como moneda de curso legal entre la incertidumbre de su población
Los hoteles más caros de la capital de El Salvador y los hoteles boutique para surferos de la costa se han llenado estos días de jóvenes con acento estadounidense que llegaron para seguir de cerca el aterrizaje del bitcoin como moneda de curso legal en el pequeño país centroamericano. Caminan como una secta con camisetas que llevan una b mayúscula en color naranja en el pecho. A veces, a la b gigante le sigue la palabra bitcoin. En otras, lo que aparece escrito es Bukele, el apellido del presidente del país. Todos son conscientes de que lo que ocurra en El Salvador será importate para el éxito de la criptomoneda.
Aunque para muchos expertos Nayib Bukele está jugando al Monopoly con las finanzas públicas, para los entusiastas de la criptomoneda el presidente milenial se ha convertido en un referente de valentía y audacia desde que Jack Mallers, creador de Strike, una plataforma de pago de bitcoin, le dio su bendición. Aquel 6 de junio, durante una conferencia en Miami, Mallers —un joven de 27 años con gorra, sudadera de rapero y zapatillas—, lloró ante cientos de personas explicando todas las cosas buenas que la criptomoneda puede hacer por los niños pobres. El momento estrella de la gala llegó cuando, con un mensaje grabado, el presidente Nayib Bukele anunció que el bitcoin sería moneda legal mientras el auditorio rompía en aplausos y vivas como si se tratara de un partido de béisbol. Diez días después se aprobó una ley redactada en tres folios que cambia por completo el rumbo económico de uno de los países más pobres del continente.
A tres meses y 5.000 kilómetros de distancia de Miami, Jorge Ovidio Ramírez, de 55 años, vende leche de cabra recién ordeñada en el centro de la capital de San Salvador y lo más moderno que tiene a su lado es la sombrilla. Los últimos jóvenes con capucha y playeras de rapero que se acercaron a él trataron de asaltarle. “Ese asunto no es para nosotros los pobres”, dice escéptico. “Nadie regala dinero así como así”. A unos pasos del cabrero, en la calle Arce, Yesenia Ríos vende zapatos. “Yo ni el teléfono sé usar. Es mi hijo el que me enseña. Yo pensaba que esa moneda ya funcionaba en otros países, pero ahora me entero de que somos los primeros en usar eso. A saber en qué se basó ese señor (Bukele) para poner eso”.
El bitcoin, la criptomoneda de mayor valor en el mercado, fue creada en 2009 por Satoshi Nakamoto como un medio de pago. Nakamoto también inventó la tecnología blockchain que sirve de soporte para gestionar las transacciones en bitcoins. La moneda fue diseñada para que sus operaciones sean anónimas y privadas, lo que lo deja fuera del control de los gobiernos.
El Salvador es la probeta perfecta para el experimento. Con una población de 6,5 millones de habitantes, el 70% de la población no tiene cuenta bancaria y la primera fuente de ingresos del país son las remesas que reciben de sus familiares en Estados Unidos. Según Bukele, la llegada del bitcoin generará empleo y la inclusión financiera de miles de personas que están fuera de la economía formal. “El bitcoin tiene una capitalización de mercado de 680.000 millones de dólares. Si el 1% fuera invertido en El Salvador incrementaría su PIB en un 25%”, según argumentó en Twitter.
La ley bitcoin, que entró en vigor el 7 de septiembre, obliga a cualquier comerciante a aceptar pagos en esta moneda, aunque las contradictorias declaraciones
Cada ciudadano recibió 30 dólares en la criptomoneda que a los días valían 26
El Gobierno dice que su uso será opcional, pero muchos desconfían
del Gobierno han causado confusión. El martes, cuando se lanzó la aplicación, Bukele dio a cada salvadoreño 30 dólares en bitcoins para incentivar su uso y se han distribuido por todo el país 200 cajeros para convertirlos a dólares. El viernes, la criptomoneda había bajado y los salvadoreños ya no tenían 30 dólares sino 26, pero si esos mismos salvadoreños hubieran comprado en junio 1.000 dólares en Bitcoin hoy tendrían 1.280 dólares.
Entre los expertos hay más dudas que certezas ante el comportamiento de una moneda que sube y baja a gran velocidad en pocos días y que es rechazada por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y China, entre otros. En los últimos meses, desde abril, la cotización ha caído de 52.000 a 30.000 dólares y está expuesta a circunstancias tan abstractas como que Elon Musk, fundador de Tesla, expresara sus dudas sobre el dinero virtual para después retractarse. En un país que necesita del oxígeno de los organismos internacionales para sacar adelante sus cuentas públicas, el portazo puede ser el hundimiento definitivo o el motor que saque a El Salvador del atraso de la mano de un visionario.
En la calle, la decisión de Bukele, el presidente latinoamericano con un índice de popularidad más alto, ha provocado las primeras protestas después de dos años y medio de idilio. Por primera vez los salvadoreños no ven con buenos ojos el camino marcado por su presidente. La semana pasada casi mil personas protestaron contra el bitcoin y tres encuestas confirmaron que la mayoría de los salvadoreños rechazaban la moneda, aunque esperaban que su uso fuera voluntario. Sin embargo, el viejo pastor que vende a un dólar cada vaso de leche recién ordeñada, también desconfía: “Dicen que es opcional su uso, pero lo mismo pasó con las vacunas. Al principio eran voluntarias y ahora te la piden para cualquier gestión”, argumenta.
Entre los que ven a Bukele como un pirómano que juega con las cuentas públicas está Steve Hanke, profesor de economía de la universidad Johns Hopkins y exasesor de varios presidentes de Estados Unidos. Según Hanke, que describe a Bukele como un “mentiroso compulsivo”, la aventura del bitcoin “terminará en un completo desastre” y pone como ejemplo el artículo 7 de la ley bitcoin, que señala que es de obligado cumplimiento. “Después, él mismo dice: “No se preocupen porque no vamos a hacer cumplir eso realmente”. Entonces él tiene una ley de bitcoins y anuncia que no cumplirá uno de los artículos. Así que todo depende de su interpretación y eso es realmente lo que a nadie gusta en economía”.
En la acera de enfrente, Emily Parker, editora jefe de Coindesk, uno de los medios especializados en criptomonedas, defiende que el bitcoin puede ayudar en América Latina por su baja bancarización y la facilidad en el envío de remesas, pero las dudas entre la población no se han disipado.