‘The Morning Show’, qué pasa con un acosador después del Me Too
Reese Witherspoon y Jennifer Aniston, productoras de la serie, exploran en la nueva entrega la cultura de la cancelación: “Para nosotras las cosas no son blancas o negras”
La primera temporada de The Morning Show terminó con el abrupto corte de emisión del ficticio magacín matinal en torno al que gravita la serie. Una carta de ajuste y un pitido censor en las pantallas dieron paso a un último plano, el del rostro de un hombre atrapado en medio del huracán del Me Too. Aislado y en silencio, es por fin consciente de que el mundo ha dejado de tolerar para siempre sus abusivas formas. Con esa imagen final, la serie parecía decir adiós al presentador de televisión Mitch Kessler (interpretado por Steve Carell) y a la forma de patriarcado que representa en la ficción. Pero él sigue ahí en su segunda tanda de capítulos, que estrena Apple TV+ el próximo 17 de septiembre.
El drama, producido y protagonizado por Reese Witherspoon y Jennifer Aniston, se convirtió en 2019 en un preciso análisis sobre los matices en torno a uno de los movimientos sociales más poderosos y polarizados de lo que llevamos de siglo.
En su vuelta, relata lo ocurrido varios meses después de ese momento en el que una verdad inconveniente se coló en directo en las casas de millones de espectadores. Esta vez, cuestiones como la identidad racial y sexual y la cultura de la cancelación, el fenómeno que busca eliminar de la esfera pública a aquellos que han mantenido conductas inadmisibles, se convierten en el centro del relato.
El protagonista y también antagonista que había pasado de presentador estrella a acosador desenmascarado no ha sido borrado de las nuevas tramas. “El guion pedía seguir explorando al personaje y la posibilidad de una redención que todo el mundo merece. Y, simplemente, en este programa no cancelamos a los seres humanos”, comenta Witherspoon (Nueva Orleans, 45 años).
“Para nosotras es muy importante que las cosas no sean blancas o negras”, asegura Aniston (Los Ángeles, 52 años), asomada a la otra mitad de la pantalla, durante una conversación telemática desde California. “En otras series, sucede a menudo que esos personajes que no son precisamente los héroes que se asoman a diario a tu salón se esfuman de repente y ya no forman parte del elenco. ¿Y qué ocurre con ellos? ¿No hay posibilidad de que veamos cómo se hacen responsables de sus actos?”.
Los personajes de The Morning Show viven en permanente guerra consigo mismos. En especial, los de estas dos mujeres. Aniston encarna de nuevo a Alex Levy, la presentadora estrella de las mañanas que se ha visto afectada por el escándalo protagonizado por Mitch, el hombre que fue durante décadas su media naranja televisiva.
Entabla entonces una compleja relación con su nueva compañera de plató, Bradley Jackson (Whiterspoon). Los pocos atisbos de sororidad entre ambas quedan enterrados bajo un manto de desconfianza.
En esta nueva etapa, Alex inicia un proceso de aprendizaje que la enfrenta a sus errores del pasado. “Es alguien a quien le toca entender quién ha sido y en quién se quiere convertir en el mismo lugar donde ocurrió todo lo que hizo que su mundo cambiara”, dice la actriz. “Es interesante verla pasear por los mismos pasillos de antes mientras vive una situación completamente diferente, con una autoconciencia distinta. Es duro para ella, pero muy entretenido para el espectador”.
Una periodista de raza
Witherspoon interpreta a una periodista de raza a la que un grupo de comunicación quiere convertir en la nueva rubia de América. Ella sigue intentando descubrir si le compensa superar un conflictivo pasado familiar a costa de sobrevivir en medio de la toxicidad de la poderosa cadena de televisión para la que trabaja. “Vemos a una Bradley más insegura que la que conocimos en la primera temporada”, explica Witherspoon. “No tiene ni idea de quién es. Y, por alguna razón, no es algo tan raro. Tengo muchos amigos que han pasado los 40 y siguen intentando descubrir qué papel juegan en este mundo. Es interesante representar en pantalla esa vulnerabilidad que veo tan a menudo”.
La serie, que logró ocho candidaturas a los Emmy en su primer año como aspirante a estos premios, conecta de forma inevitable con la actualidad, al igual que producciones como The Good Fight o The Newsroom. En sus tramas, que se sitúan a finales de 2019 en esta segunda temporada, no podía faltar la amenaza silente del coronavirus, que les hizo retrasar la grabación de esta segunda entrega durante todo un año.
Pero la nueva situación de las mujeres en la industria sigue siendo uno de sus temas estrella. Aniston y Whiterspoon, ambas con experiencia tanto en el mundo del espectáculo como en el corporativo, como productoras de grandes proyectos de entretenimiento, se muestran moderadamente satisfechas con el efecto positivo que el Me Too ha proporcionado a sus diferentes ambientes laborales.
“Sin duda vivimos situaciones mucho más transparentes y hay una conciencia mucho mayor, también en cuestiones de raza y sexualidad”, comenta la protagonista de Una rubia muy legal. “Se nota en la diversidad que existe entre los creadores de series y películas, en especial en las plataformas digitales más que en la industria del cine y de la televisión tradicionales. Pero eso es lo que ocurre en nuestro mundo, el de la cultura, no en toda la sociedad”.
Para reflejar el cambio, en la ficción aparece un nuevo personaje femenino empoderado, aunque con su propia historia de superación a sus espaldas. Julianna Margulies (The Good Wife) llega para interpretar a una de las grandes periodistas de la cadena UBS, “que se convierte en algo así como la mentora que Bradley no había encontrado hasta ahora”, señala Reese Witherspoon.
El presentador que pasó de estrella a agresor sigue dentro de las tramas
“Esta entrega es muy dura para mi personaje”, señala Jennifer Aniston
“En este programa no cancelamos a los seres humanos”, opina Witherspoon