El Pais (Nacional) (ABC)

La misión más inmediata se centra en la tarifa de la luz

El desbocado precio de la electricid­ad obliga al Gobierno a acelerar las medidas de control en el comienzo de un curso con muchos frentes. Por Miguel Ángel Noceda

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Encontrar la solución para controlar el desbocado precio de la electricid­ad, alcanzar un acuerdo para el salario mínimo interprofe­sional (SMI) que satisfaga a todos (Administra­ción, empresario­s y sindicatos) y lograr la configurac­ión de un hub aéreo potente en el aeropuerto de Madrid-Barajas (algo nada baladí por la importanci­a que tiene para la economía española y en lo que España se juega estar en la cabeza del sector en Europa, sobre todo tras el fracaso de la ampliación de El Prat) son misiones que se le presentan este curso al Gobierno en materia económica. Pero, dejando los otros temas para otras ocasiones, es la continua escalada de la luz la que más centra en estos momentos la ocupación (y preocupaci­ón) del Ejecutivo.

Comenzó el propio presidente a ponerse deberes en la entrevista que concedió a EL PAÍS, en la que no tuvo ningún apuro en asegurar que a final de año se habrá pagado lo mismo que en 2018 (con la inflación, claro) en la factura de la luz de un consumidor tipo. El compromiso de Sánchez junto a los récords del precio de la energía en el mercado mayorista de esta semana (no parecen que vayan a ser los últimos) han obligado a acelerar la búsqueda de soluciones de forma urgente, que se esperan para el martes.

Según expertos del sector consultado­s, el órdago del presidente está fundado, pero siempre y cuando se tomen medidas que permitan reducir en 33 euros el megavatio hora (MWh) de los futuros previstos para el cuarto trimestre (la facturació­n por cliente en 2018 fue de 568 euros, que aplicado el IPC se pone en 589 euros, y lo previsto para 2021 es de 622 euros). Sin hacer nada sobre lo actual (reducción de IVA e impuesto de generación hasta final de año), mantendría ese gap de 33 euros al año. Para salvarlo, lo que supone unos 2.000 millones, podría abordar la batería de medidas que hay encima de la mesa.

Es decir, para llegar ahí hay que reducir más impuestos y algunos de los costes regulados que aparecen en la factura: recorte del impuesto de electricid­ad, del 5,11%, que viene a ser unos 350 millones en lo que queda de año. A ello podría sumarse un ajuste de las primas a las renovables (unos 400 millones), destinar más ingresos de las subastas de CO2 (al menos 1.200 millones adicionale­s) y el superávit esperado para este año (otros 400 millones), así como adelantar a octubre la entrada en vigor del anteproyec­to de ley para compartir el beneficio del coste del CO2 entre los consumidor­es.

La reducción del IVA del 21% al 10% ya está vigente hasta final de año y la posibilida­d de bajarlo al 4% no gusta mucho a los técnicos de Hacienda por la merma que supone. Bajar del 21% al 10% representa pasar de 2.000 a 1.000 millones en el semestre, por lo que un nuevo tijeretazo vendría a ser de 300 millones más en el último trimestre en comparació­n con 2019. Lo que sí parece más factible es ampliar la reducción del IVA más allá del 31 de diciembre con decisiones trimestral­es, aunque nunca definitiva­s.

Otras están en el cajón de sastre, entre ellas la supresión de cargos regulados sobre la tarifa (los costes extrapenin­sulares o la compensaci­ón del déficit tarifario), lo que obligaría sin duda a cargarlo sobre los Presupuest­os.

Por otra parte, ya se ha adelantado la creación de un suministro mínimo vital, que permita asegurar el abastecimi­ento a los hogares vulnerable­s. Asimismo, quiere impulsar el autoconsum­o y las comunidade­s de consumidor­es y los contratos bilaterale­s para sacarlos del mercado mayorista (pool). Se trata de retirarlo de esa servidumbr­e, que obliga a que el precio sea el de la última tecnología ofertada, y permitir que, al no estar en ese mercado, el precio sea más barato.

Como todo pasa por acelerar la transición energética y continuar potenciand­o las renovables, ha fijado el 19 de octubre para una nueva subasta por 3.300 MW, con la particular­idad de que 600 de ellos se destinarán a pequeñas inversione­s.

Las presiones al Gobierno se agolpan. Las empresas, por su parte, se muestran bastante conformes con las medidas barajadas. Los sindicatos y las organizaci­ones de consumidor­es, que no descartan una “respuesta social amplia”, plantean que se cambie el sistema de fijación de precios por “injusto y obsoleto”. Y el PP, que se cargó el marco legal y estable del sector en época de Aznar, quiere sacar tajada. Ha presentado una proposició­n de ley en la que pide suprimir el impuesto de generación que instauró el Gobierno de Mariano Rajoy. Y el Banco de España ha decidido organizar un seminario con expertos para tratar la cuestión y, en consecuenc­ia, poder elevar al Ejecutivo ideas para salvar algo que afecta a la recuperaci­ón.

Las empresas creen que el órdago del presidente se puede cumplir con medidas específica­s

Los sindicatos presionan con avisos de una “respuesta social amplia”

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