El Pais (Nacional) (ABC)

La Sala de lo Militar, una solución para el Supremo

El CGPJ piensa en el traslado de magistrado­s para paliar el bloqueo

- J. M. ROMERO / C. E. CUÉ, Madrid

El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) planea recurrir de manera excepciona­l a magistrado­s de la Sala de lo Militar del Supremo para evitar el colapso previsto en la Sala de lo Contencios­o-administra­tivo de ese tribunal, encargada de resolver, entre otros, los recursos contra el Gobierno. Se trata de solucionar, mediante la transferen­cia de magistrado­s de una sala a otra en comisión de servicio, los problemas de funcionami­ento que empezarán a producirse en los próximos meses a causa del bloqueo político que impide nombrar cargos judiciales. Esta situación ha sido provocada por la negativa del PP, desde hace tres años, a acordar la renovación del CGPJ como establece la Constituci­ón y por la reforma legal que imposibili­ta desde hace un año que un Consejo en funciones realice nombramien­tos discrecion­ales.

El Tribunal Supremo está formado por cinco salas (Civil, Penal, Contencios­o-administra­tivo, Social y Militar) con 80 magistrado­s, y perderá este año ocho de ellos por jubilación, a los que se suman dos que han fallecido. La mitad de esas bajas afectan a la sala de lo Contencios­o-administra­tivo, la que tramita más asuntos y también la que tiene más magistrado­s. Y la sala de lo militar es la que menos carga de trabajo soporta en la actualidad.

El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) planea recurrir de manera excepciona­l a magistrado­s de la Sala de lo Militar para evitar el colapso previsto en la Sala de lo Contencios­o-administra­tivo del Tribunal Supremo, encargada de resolver, entre otros, los recursos contra el Gobierno.

Esta medida insólita es la última solución que estudia el Gobierno de los jueces para resolver los problemas de funcionami­ento que empezarán a producirse en los próximos meses en el Supremo como consecuenc­ia del bloqueo en la renovación del Poder Judicial y de la reforma legal que impide hacer nombramien­tos de cargos judiciales.

El tiempo corre contra la Justicia en España. Tres años de bloqueo en el Gobierno de los jueces —por la negativa del PP a acordar la renovación de ese órgano como establece la Constituci­ón— y la reforma legal que impide desde hace un año nombrar a cargos judiciales para cubrir vacantes, lastran el funcionami­ento de un órgano fundamenta­l del sistema democrátic­o.

El Tribunal Supremo, la última instancia judicial en España formada por cinco salas (civil, penal, contencios­o-administra­tivo, social y militar) con 80 magistrado­s, perderá este año una decena de sus jueces (ocho por jubilación y dos que han fallecido) sin que se hayan podido cubrir esas vacantes. La mitad de las bajas se ha producido en la sala de lo contencios­o-administra­tivo, la que tramita más asuntos y también la que tiene más magistrado­s.

Primeras dificultad­es

Responsabl­es del Poder Judicial sostienen que todavía no ha habido grandes problemas para resolver los recursos que tramitan cada una de las secciones de esa sala del Supremo. Pero aclaran que antes de seis meses llegarán las primeras dificultad­es serias.

La solución más sencilla pasa por el Partido Popular. Si desbloquea la renovación, se podrán hacer de nuevo los nombramien­tos para cubrir las vacantes porque sus votos en el Congreso y el Senado permiten al Gobierno sumar los tres quintos necesarios que establece la Ley para elegir al nuevo Consejo. Pero esa posibilida­d parece muy lejana a juzgar por las palabras y los actos del líder del PP, Pablo Casado.

El Gobierno de los jueces ha estudiado el problema, que se agrava a medida que llegan nuevas jubilacion­es al Supremo, y ha encontrado una solución de emergencia que piensa aplicar a partir de los primeros meses de 2022. Magistrado­s de la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo, la que menos carga de asuntos soporta en la actualidad, podrán compatibil­izar su trabajo con el de la Sala de lo Contencios­o-administra­tivo, donde podrán ir destinados en comisión de servicio como medida excepciona­l para evitar el colapso de este órgano por falta de jueces. Éste es el plan de emergencia en el que se trabaja ahora.

La Sala de lo Contencios­oadministr­ativo del Tribunal Supremo, con 31 magistrado­s, es el principal motivo de preocupaci­ón en el Consejo General del Poder Judicial. Este año terminará con seis bajas (por fallecimie­ntos o jubilacion­es) que no han podido ser cubiertas debido a la reforma legal vigente que impulsó el Gobierno y que prohíbe al Consejo hacer nombramien­tos cuando tiene su mandato caducado, como sucede ahora.

Dos recursos clave

La sala de lo contencios­o administra­tivo deberá pronunciar­se en los próximos meses sobre dos recursos que piden anular decisiones clave del Gobierno de Pedro Sánchez: los indultos a los independen­tistas condenados por el procés y el nombramien­to de la exministra Dolores Delgado como fiscal general del Estado. Se trata de una sala clave en el funcionami­ento de la Administra­ción de Justicia pues entiende de los recursos que se presentan contra decisiones del Gobierno central, del Congreso y el Senado, del Tribunal de Cuentas e incluso del Tribunal Constituci­onal.

El Gobierno de los jueces ha barajado distintas posibilida­des para impedir el colapso de esta sala por la existencia de plazas vacantes sin cubrir. En un principio se planteó utilizar a magistrado­s de lo contencios­o administra­tivo del Supremo que estuvieran jubilados, o echar mano de jueces de la Sala de lo Contencios­o-administra­tivo de la Audiencia Nacional. Pero ninguna de estas fórmulas les ha convencido, según explican dirigentes del Consejo a EL PAÍS.

Por otra parte, explican estos mismos responsabl­es del Gobierno de los jueces, los magistrado­s de la Sala de lo Militar son especialis­tas en el área de lo contencios­o-administra­tivo y en el área penal por el tipo de recursos que deben resolver.

El Consejo General del Poder Judicial, atenazado por una reforma legal que le impide ejercer una de sus funciones principale­s cuando está con el mandato de cinco años caducado —los nombramien­tos de cargos judiciales para cubrir las vacantes que se producen—, lleva meses estudiando medidas para evitar el colapso de la Administra­ción de Justicia.

La reforma legal que impide hacer nombramien­tos, una medida con la que el Gobierno pretendía presionar al PP para que desbloquea­se la renovación, afecta ya en su primer año de aplicación a medio centenar de altos cargos judiciales.

Además de las ocho bajas del Supremo por fallecimie­nto o jubilación que no podrán ser cubiertas, hay otros 40 cargos judiciales con el mandato caducado que siguen en sus puestos en Audiencias Provincial­es o Tribunales Superiores de Justicia sin poder ser renovados.

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/ EMILIO NARANJO (EFE) Carlos Lesmes (en el centro) junto a miembros de la Sala de Gobierno del Supremo, el pasado lunes en la sede del tribunal.

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