La potencia del fuego de Málaga frena su extinción
El incendio de la Costa del Sol ha quemado ya 6.000 hectáreas y ha obligado a desalojar siete pueblos con 1.600 vecinos
El incendio que carboniza desde el miércoles la serranía situada entre Estepona y Ronda (Costa del Sol, Málaga) extremó su virulencia en la madrugada de ayer, después de un inesperado cambio del viento que provocó otro foco al caer de nuevo parte del material incandescente lanzado a la atmósfera por las propias llamas.
El fuego ha consumido al menos 6.000 hectáreas y ha obligado a desalojar siete pueblos con 1.600 vecinos, que se suman a más de 1.000 personas que se hallaban en fincas y urbanizaciones. La lluvia ayudaría en la extinción, pero las previsiones no eran ayer favorables.
El incendio que desde el miércoles está arrasando Sierra Bermeja, la escarpada cresta rojiza que corona la Costa del Sol Occidental, entre Estepona y Ronda, extremó ayer su virulencia, después de que durante la madrugada se produjese un inesperado cambio de viento que provocó otro foco al caer de nuevo parte del material incandescente lanzado a la atmósfera por las propias llamas. El fuego ha consumido al menos 7.000 hectáreas de bosque y monte bajo y ha obligado a desalojar seis pueblos (Júzcar, Alpandeire, Jubrique, Genalguacil, Faraján y Pujerra), que suman más de 1.600 vecinos. Estos se añaden a las más de 1.000 personas que salieron de fincas y urbanizaciones en Estepona y Benahavís desde el miércoles, que anoche contaban con poder regresar sus viviendas.
La deriva del incendio, que lleva varios días sobrepasando la capacidad de extinción de los medios materiales y humanos, ha llevado a activar a la Unidad Militar de Emergencias (UME), de la que se han movilizado dos batallones destinados a proteger la entrada a los pueblos de la serranía y trabajar para evitar la llegada de las llamas hasta los núcleos urbanos. Los militares llevaban en estado de preaviso desde que el viernes se elevase a nivel dos el dispositivo de respuesta de la Junta, lo que permitía activar recursos extraordinarios estatales, y después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se hubiese comunicado con el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno. Otras tres brigadas forestales de fuerzo de Toledo, Cáceres y Cuenca participan junto a los bomberos del dispositivo autonómico Infoca en las labores de contención.
Las condiciones meteorológicas no están dando tregua a quienes trabajan sobre el terreno, que dependen por completo de los más de 40 medios aéreos que descargan agua para sofocar las llamas y mantener el perímetro
En los pueblos critican la tardanza de la Junta en pedir la ayuda de militares
El Infoca insiste en que la dinámica del fuego hace inútil la llegada de medios
solo durante el día. A estas alturas, solo la lluvia puede ayudar a extinguirlo. La previsión meteorológica no es halagüeña. Según la Aemet, el agua no se espera, con mayor probabilidad, hasta el martes. Responsables técnicos han insistido desde el viernes que el aumento de medios empleados contra el fuego no es efectivo para detener el avance de las llamas o la apertura de nuevos frentes, como ocurrió este domingo después de una “prudente y lenta mejoría” tras la entrada de un suave viento de levante el sábado.
Cuando Mónica se acostó el sábado sobre las 23.30, se fue tranquila a la cama. Las nubes provocadas por el incendio que durante días había estado amenazando el horizonte desde Genalguacil, donde vive desde hace tres años, se habían disipado durante la tarde. “Apenas se veía nada, ya parecía que estaba la cosa más controlada, que iban a poder apagarlo”, comenta por teléfono. Todo estaba a punto de cambiar: “Cuando el pueblo se ha despertado, nos hemos despertado en una nube”.
La vecina de Genalguacil, uno de los siete municipios empotrados en Sierra Bermeja y desalojados a lo largo del domingo, se levantó para abrir el bar que regenta un poco antes y dejar que los agentes de la Guardia Civil allí desplegados desayunaran. Fue entonces, entre los cafés, cuando les comunicaron, en torno a las 9.00, que debían hacer salir a los vecinos de sus casas. Todos han sido desplazados a Ronda, la capital de la sierra, y adonde a última hora de la tarde había llegado tal cantidad de ceniza que apenas se veía.
El comportamiento del fuego responde al de los llamados incendios de sexta generación, agravados por el cambio climático y el cambio de modelo de gestión rural. Su principal característica es una inestabilidad y virulencia que en este caso se ha visto acrecentada por lo abrupto del terreno, que impide el acceso de medios hasta las llamas, y una climatología adversa.
“Esto era una bomba”, protestaba un vecino de Jubrique que ha tenido que desplazarse hasta una segunda residencia en Estepona, en la costa, “estaba ahí la mecha y han esperado a que la bomba estalle”. La actuación de la Junta de Andalucía, que no solicitó la intervención de la UME hasta el domingo por criterios técnicos, fue criticada duramente por el alcalde de Genalguacil, Miguel Ángel Herrera, y por buena parte de la población de la sierra. El Infoca, sin embargo, lleva días insistiendo en que la evolución del incendio, con la capacidad de crear una dinámica propia con pirocúmulos que levantan material incandescente capaz de desplomarse y reproducir las llamas, es totalmente ajena a la introducción de más medios.