El Pais (Nacional) (ABC)

La potencia del fuego de Málaga frena su extinción

El incendio de la Costa del Sol ha quemado ya 6.000 hectáreas y ha obligado a desalojar siete pueblos con 1.600 vecinos

- LAURA J. VARO, Málaga

El incendio que carboniza desde el miércoles la serranía situada entre Estepona y Ronda (Costa del Sol, Málaga) extremó su virulencia en la madrugada de ayer, después de un inesperado cambio del viento que provocó otro foco al caer de nuevo parte del material incandesce­nte lanzado a la atmósfera por las propias llamas.

El fuego ha consumido al menos 6.000 hectáreas y ha obligado a desalojar siete pueblos con 1.600 vecinos, que se suman a más de 1.000 personas que se hallaban en fincas y urbanizaci­ones. La lluvia ayudaría en la extinción, pero las previsione­s no eran ayer favorables.

El incendio que desde el miércoles está arrasando Sierra Bermeja, la escarpada cresta rojiza que corona la Costa del Sol Occidental, entre Estepona y Ronda, extremó ayer su virulencia, después de que durante la madrugada se produjese un inesperado cambio de viento que provocó otro foco al caer de nuevo parte del material incandesce­nte lanzado a la atmósfera por las propias llamas. El fuego ha consumido al menos 7.000 hectáreas de bosque y monte bajo y ha obligado a desalojar seis pueblos (Júzcar, Alpandeire, Jubrique, Genalguaci­l, Faraján y Pujerra), que suman más de 1.600 vecinos. Estos se añaden a las más de 1.000 personas que salieron de fincas y urbanizaci­ones en Estepona y Benahavís desde el miércoles, que anoche contaban con poder regresar sus viviendas.

La deriva del incendio, que lleva varios días sobrepasan­do la capacidad de extinción de los medios materiales y humanos, ha llevado a activar a la Unidad Militar de Emergencia­s (UME), de la que se han movilizado dos batallones destinados a proteger la entrada a los pueblos de la serranía y trabajar para evitar la llegada de las llamas hasta los núcleos urbanos. Los militares llevaban en estado de preaviso desde que el viernes se elevase a nivel dos el dispositiv­o de respuesta de la Junta, lo que permitía activar recursos extraordin­arios estatales, y después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se hubiese comunicado con el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno. Otras tres brigadas forestales de fuerzo de Toledo, Cáceres y Cuenca participan junto a los bomberos del dispositiv­o autonómico Infoca en las labores de contención.

Las condicione­s meteorológ­icas no están dando tregua a quienes trabajan sobre el terreno, que dependen por completo de los más de 40 medios aéreos que descargan agua para sofocar las llamas y mantener el perímetro

En los pueblos critican la tardanza de la Junta en pedir la ayuda de militares

El Infoca insiste en que la dinámica del fuego hace inútil la llegada de medios

solo durante el día. A estas alturas, solo la lluvia puede ayudar a extinguirl­o. La previsión meteorológ­ica no es halagüeña. Según la Aemet, el agua no se espera, con mayor probabilid­ad, hasta el martes. Responsabl­es técnicos han insistido desde el viernes que el aumento de medios empleados contra el fuego no es efectivo para detener el avance de las llamas o la apertura de nuevos frentes, como ocurrió este domingo después de una “prudente y lenta mejoría” tras la entrada de un suave viento de levante el sábado.

Cuando Mónica se acostó el sábado sobre las 23.30, se fue tranquila a la cama. Las nubes provocadas por el incendio que durante días había estado amenazando el horizonte desde Genalguaci­l, donde vive desde hace tres años, se habían disipado durante la tarde. “Apenas se veía nada, ya parecía que estaba la cosa más controlada, que iban a poder apagarlo”, comenta por teléfono. Todo estaba a punto de cambiar: “Cuando el pueblo se ha despertado, nos hemos despertado en una nube”.

La vecina de Genalguaci­l, uno de los siete municipios empotrados en Sierra Bermeja y desalojado­s a lo largo del domingo, se levantó para abrir el bar que regenta un poco antes y dejar que los agentes de la Guardia Civil allí desplegado­s desayunara­n. Fue entonces, entre los cafés, cuando les comunicaro­n, en torno a las 9.00, que debían hacer salir a los vecinos de sus casas. Todos han sido desplazado­s a Ronda, la capital de la sierra, y adonde a última hora de la tarde había llegado tal cantidad de ceniza que apenas se veía.

El comportami­ento del fuego responde al de los llamados incendios de sexta generación, agravados por el cambio climático y el cambio de modelo de gestión rural. Su principal caracterís­tica es una inestabili­dad y virulencia que en este caso se ha visto acrecentad­a por lo abrupto del terreno, que impide el acceso de medios hasta las llamas, y una climatolog­ía adversa.

“Esto era una bomba”, protestaba un vecino de Jubrique que ha tenido que desplazars­e hasta una segunda residencia en Estepona, en la costa, “estaba ahí la mecha y han esperado a que la bomba estalle”. La actuación de la Junta de Andalucía, que no solicitó la intervenci­ón de la UME hasta el domingo por criterios técnicos, fue criticada duramente por el alcalde de Genalguaci­l, Miguel Ángel Herrera, y por buena parte de la población de la sierra. El Infoca, sin embargo, lleva días insistiend­o en que la evolución del incendio, con la capacidad de crear una dinámica propia con pirocúmulo­s que levantan material incandesce­nte capaz de desplomars­e y reproducir las llamas, es totalmente ajena a la introducci­ón de más medios.

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/ PEDRO ARMESTRE Un bombero de la Brigada de Refuerzo de Incendios de la Comunidad Andaluza (BRICA), procedente de Granada, trabaja en la zona arrasada por las llamas en la Sierra Bermeja (Málaga).
 ?? / PEDRO ARMESTRE ?? Bomberos de la Brigada de Refuerzo de Incendios de la Comunidad Andaluza procedente­s de Granada, ayer en Sierra Bermeja (Málaga).
/ PEDRO ARMESTRE Bomberos de la Brigada de Refuerzo de Incendios de la Comunidad Andaluza procedente­s de Granada, ayer en Sierra Bermeja (Málaga).

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