Las disputas palestinas ponen en jaque la ayuda internacional
El camino hacia la reconstrucción de Gaza está sembrado de obstáculos por las disputas internas palestinas. La Autoridad Palestinas reculó el viernes y se apartó del acuerdo alcanzado con Qatar para enviar fondos de ayuda a Gaza a través del sistema bancario de Cisjordania. Los responsables del Gobierno de Ramala, enfrentados a los dirigentes islamistas de Gaza, temen que puedan ser sancionados por EE UU por transferir el dinero a la Franja, gobernada de facto por Hamás, un grupo calificado por Washington como terrorista.
Qatar enviaba los fondos en metálico —unos 30 millones de dólares al mes— con la autorización de Israel, pero tras el estallido bélico de mayo el Gobierno israelí suspendió esta vía, para evitar que parte de la ayuda fuera desviada a Hamás, y exigió que fueran controlados por Naciones Unidas y la Autoridad Palestina. Ahora ser la ONU la que se ha comprometido a distribuirla. La paralización de la financiación catarí ha afectado al suministro de combustible para la única central eléctrica del enclave, la entrega de ayudas a 100.000 familias sin recursos y el pago de sueldos de funcionarios locales de la Administración de en Gaza. A pesar de la sucesión de incidentes violentos —el último en la madrugada de ayer, con el bombardeo de posiciones de Hamás en el sur de la Franja en represalia por el disparo de un cohete hacia territorio israelí—, Israel ha rebajado la intensidad del bloqueo impuesto desde 2007 al enclave. Ha concedido 7.000 permisos de entrada para palestinos en Israel, nominalmente como empresarios y comerciantes, aunque en la práctica se utilizan para trabajos en la agricultura o la construcción. También se ha ampliado hasta las 15 millas náuticas de la costa (27 kilómetros) la zona de pesca de la Franja.
Ahmed Bahar, vicepresidente del Consejo Legislativo Palestino (Parlamento), advierte de que la reconstrucción depende de la voluntad de Israel de que se cumpla el derecho internacional. Pero la ayuda exterior prometida no está llegando a Gaza. “Estamos abiertos a un acuerdo de alto el fuego permanente y de intercambio de prisioneros”, asegura Bahar, de 72 años y uno de los fundadores de Hamás.
El vicepresidente del Parlamento, un órgano que no se ha reunido desde 2009, confirma que hay iniciativas de mediación por parte de Egipto y Naciones Unidas, “pero todas chocan”, sostiene, “contra Israel, que no ofrece propuestas concretas”. “El Gobierno israelí actual es muy frágil”, advierte.