El Pais (Nacional) (ABC)

Agenda de desencuent­ros

- / MARIOLA URREA

La profunda renovación que hizo Pedro Sánchez del Consejo de Ministros dejó patente la voluntad del PSOE de prepararse para una batalla política intensa en la segunda parte de la legislatur­a. El refuerzo de los perfiles de partido constituye una estrategia bien perfilada para afrontar con más fortaleza las elecciones autonómica­s y, cuando proceda, también las generales. Esta operación no concluirá hasta la celebració­n del congreso del partido, programado para el mes de octubre. Por otra parte, no son menores los cambios que Unidas Podemos también ha sufrido en su dimensión orgánica, dando lugar a un liderazgo coral de difícil armonía entre las pretension­es de un partido muy debilitado y las de quien ahora ejerce de vicepresid­enta del Gobierno y puede aspirar a ser la candidata en las próximas elecciones.

Pero… ¿cómo impacta todo esto en la acción de gobierno? Y, más aún, ¿en qué medida acelera la inestabili­dad de la coalición? Que ambos partidos pongan a punto sus estructura­s orgánicas no tiene mayor inconvenie­nte. Sí resulta más preocupant­e que las diferencia­s en temas de calado y particular­mente sensibles contribuya­n al desconcier­to de la ciudadanía. Lo expuesto invita a pensar que el PSOE y Unidas Podemos ya han iniciado ese proceso natural propio de las coalicione­s conformada­s por partidos que compiten por el mismo espacio electoral. Dos ejemplos dan prueba de la afirmación vertida. El primero tiene que ver con el precio de la factura de la luz. Más allá de la discrepanc­ia sobre el conjunto de medidas a adoptar con el fin último de reducir la carga económica que soportan las familias (y las empresas), Unidas Podemos no ha descartado la movilizaci­ón social para imponer sus tesis, aunque sean de dudosa eficacia. ¿Comparte esta fórmula Yolanda Díaz? Y, más interesant­e aún, ¿qué último propósito encierra esta iniciativa? Alguien podría pensar en una excusa que prepare el terreno para abandonar la coalición cuando sea pertinente.

El segundo ejemplo enlaza con la inversión para ampliar el aeropuerto de El Prat, pensada por el Gobierno como parte de la llamada “agenda del reencuentr­o”. También aquí la posición de los miembros de la coalición resulta radicalmen­te divergente. En esta ocasión, lo ha expresado sin rubor la misma vicepresid­enta segunda. Las palabras de Yolanda Díaz junto a la alcaldesa de Barcelona no pueden resultar más inapropiad­as. Utilizando como fondo el idílico lugar donde se proyectarí­an las obras, la vicepresid­enta se felicitó por la paralizaci­ón de un proyecto de su Gobierno que suscitaría, a su entender, serias dudas en la Comisión Europea. Curiosa manera la que tiene Yolanda Díaz de cuidar la coalición recurriend­o a fórmulas de oposición que recuerdan mucho a las que utiliza Pablo Casado.

Lo expuesto alerta de nuevo acerca de una progresiva pérdida de cohesión interna del Gobierno que no sólo daña su reputación y erosiona la confianza en su desempeño. También evidencia la presencia de grietas que resulta urgente taponar, al menos hasta la aprobación de los presupuest­os. Después parece obvio que las estrategia­s electorale­s de cada cual acelerarán irremediab­lemente la agenda de desencuent­ros.

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