El Pais (Nacional) (ABC)

El verbo ‘abudinar’ enfrenta a una exministra colombiana con la RAE

- La Academia documentó en Twitter el apellido de Karen Abudinen como sinónimo de robar J. D. QUESADA / J. RUIZ MANTILLA

Karen Abudinen probableme­nte soñó en algún momento con marcar época en la política colombiana como ministra de Tecnología­s de la Informació­n y las Telecomuni­caciones en el Gobierno de Iván Duque. Lo que no llegó a imaginarse es que su apellido se convertirí­a en una pesadilla lingüístic­a gracias a la retranca y los reflejos del habla en su país. Su ministerio adjudicó a la empresa Unión Temporal Centros Poblados 260 millones de dólares para llevar internet a zonas rurales. La compañía recibió un anticipo de 19 millones de los que no hay rastro. Abudinen dimitió la pasada semana, pero ya circulan por las redes, en los medios de comunicaci­ón y en la calle dos verbos que aluden a su apellido: abudinar o abudinear. Y lo que es más doloroso para ella, el significad­o que le aplican como sinónimo: robar o estafar.

Así lo mostraba la Real Academia Española (RAE) en un tuit con el sello de la institució­n. El pasado 1 de septiembre, el servicio de consultas lingüístic­as de la casa recibió una pregunta referente al término, mediante un mensaje. El departamen­to de Español al Día indicó que se documentab­a la presencia en redes sociales de estos derivados de reciente creación a partir del apellido de una política colombiana. Pero desde la propia RAE indican:

“Documentar un término significa, simplement­e, encontrar ejemplos de uso que permitan dilucidar su empleo y localizarl­o en un lugar, un momento, un ámbito de la sociedad, una parcela del léxico o un registro o nivel de lengua concretos”.

De ahí a que se asienten o entren en el Diccionari­o hay un trecho. Largo. Y no necesariam­ente fructuoso. Muchos términos surgidos al calor de conflictos o contextos pasajeros se diluyen. “Cuestión bien distinta”, dicen fuentes de la institució­n a través de su departamen­to de prensa, “es que esas voces analizadas se asienten en el idioma y, más aún, que se incorporen a los repertorio­s académicos, pues por lo general se trata de voces de uso efímero y circunstan­cial, rápidament­e olvidadas por los hablantes y con pocas posibilida­des de que su uso se consolide. Por tanto, documentar el uso no supone que la Real Academia Española haya reconocido ni mucho menos incluido en el diccionari­o académico los términos abudinar o abudinear. Es decir, no implica su reconocimi­ento oficial por parte de la institució­n”.

Casi nada habría trascendid­o si la ministra no hubiese centrado el foco en su drama al protestar. Abudinen pidió a la Real Academia que su apellido no fuera utilizado para describir ciertas acciones o como sinónimo de robar y estafar, tal como recogía el mensaje. Incluso se han llegado a pedir explicacio­nes desde la Embajada de Colombia en Madrid, como confirman en la Academia. La ministra lo anunció en un tuit: “He solicitado a @RAEinforma que se pronuncie públicamen­te y desmienta lo que en redes y en algunos medios colombiano­s se afirma. Mi apellido y el de ningún ser humano puede ser utilizado para degradarlo, eso es un crimen”.

Su indignació­n no ha servido de freno para arruinar su carrera política, pese a ser una de las apuestas fuertes de Duque. Karen Abudinen estaba apadrinada por una de las familias políticas más influyente­s de Colombia, los Char. Media Barranquil­la es suya. La ya exministra era amiga del presidente Iván Duque y llegó a Bogotá, la capital, con la intención de comerse el mundo. Su nombre por fin iba a resonar en el centro del poder, donde se toman las grandes decisiones de la nación. Pero no de esa manera…

La compañía a la que adjudicó el plan de internet rural presentó garantías bancarias falsas. Los que revisaron el contrato aconsejaro­n a la ministra no seguir adelante con la licitación, pero aun así la empresa recibió un anticipo de 19 millones. Nadie ha vuelto a ver ese dinero. La política presentó su renuncia en medio de un partido clave de la selección colombiana de fútbol, con la esperanza de que pasara desapercib­ida. Demasiado tarde. Duque ha intentado mantenerla en el cargo a toda costa, pero el presidente debió de alarmarse por los acontecimi­entos.

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/ CARLOS ORTEGA (EFE) Karen Abudinen, el 3 de septiembre en la Cámara de Representa­ntes en Bogotá.

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