Primera movilización multitudinaria contra el PP en Andalucía
Miles de personas se manifiestan en Sevilla, Granada, Cádiz y Algeciras por la sanidad
“Los seguros privados no quieren a mayores de 65”, avisa Marea Blanca
Los profesionales sanitarios y los usuarios de la sanidad pública andaluza protagonizaron ayer la primera movilización multitudinaria contra el Gobierno de mayoría absoluta del PP, que preside Juan Manuel Moreno. El colapso de la Atención Primaria, la necesidad no solo de más médicos, sino de mejores condiciones laborales para evitar que se vayan de la comunidad y el avance en la privatización sanitaria fueron las principales reivindicaciones de las miles de personas que se congregaron en las calles de Sevilla, Granada, Cádiz y Algeciras, convocados por Marea Blanca. “La realidad sanitaria es muy precaria y cunde el desánimo entre los profesionales de la salud y en los ciudadanos”, remarcaba Esperanza Morales, médico de familia e inspectora jubilada, en la lectura del manifiesto con el que concluyó la marcha en la capital hispalense.
Con el poso de la masiva manifestación del 13 de noviembre en Madrid, los organizadores de las protestas eran conscientes de que el Gobierno de la Junta apelaría a la comparación en el número de asistentes para desmarcarse de la gestión sanitaria de Isabel Díaz Ayuso. Con todo, tanto Marea Blanca como los partidos políticos (Por Andalucía y las formaciones que la integran, Adelante Andalucía y el PSOE, que ha estado presente a través de sus diputados a título particular), los sindicatos (CC OO, UGT, CGT, USTEA y SAT) y la veintena de asociaciones que secundaron la marcha se mostraron “muy orgullosos y satisfechos” por la asistencia. Sus cifras discrepaban de las oficiales. La Delegación del Gobierno contabilizó a 4.000 personas en la de Sevilla, mientras que los organizadores calculaban 20.000; en Granada, Cádiz y Algeciras, la Policía Nacional contó unas 800 personas en total.
“No estamos en la misma situación que Madrid, pero nos vamos pareciendo cada vez más”, afirmó Sebastián Martín, médico de familia jubilado y portavoz de Marea Blanca. El Gobierno andaluz presume de inversiones récord en sanidad —4.000 millones desde 2019 y un incremento del 17,94% respecto de 2022 para el año que viene— y de 30.000 contrataciones, pero Martín tenía una respuesta. “Una cosa es decir que se incrementa el presupuesto público para sanidad y otra muy distinta que vaya destinado a la sanidad pública”, advertía. Según él, el 33% del gasto en las cuentas para 2023 se destina al sector privado. Para el año que viene, los Presupuestos contemplan la derivación de 245.000 pacientes a hospitales concertados, un 25,16% más que en 2022 (195.745).
Sobre el incremento en la plantilla, Martín recordaba que durante la pandemia fueron contratados 20.000 sanitarios con fondos covid y, de ellos, se despidió a 8.000 en octubre de 2021. El futuro de los 12.000 restantes, cuyo contrato expira el próximo 31 de diciembre, está en el aire. Marea Blanca, además de su renovación, exige la contratación de 4.000 profesionales para cubrir el déficit de la Atención Primaria y de otros 4.000 para poder abrir por la tarde 20 hospitales públicos “en lugar de sufragar infraestructuras a los privados”. A esas “dos mentiras” de la Junta, el portavoz de Marea Blanca añadía una tercera: “Nos dicen que es importante la colaboración público-privada cuando no existe colaboración: se trata de chupar sangre de la pública para beneficiar a la privada. Los seguros privados no quieren a los mayores de 65 años ni a los enfermos crónicos”, afirmó ante los miles de manifestantes.
La marcha de Sevilla discurrió en un ambiente reivindicativo pero festivo, animada por la batucada que abría la marcha y los gritos de quienes iban detrás de las pancartas o enarbolaban carteles a favor de la sanidad pública. La indignación era el sentir general de los usuarios de los centros públicos de salud. Los profesionales de la sanidad dejaron entrever más su hartazgo y resignación por las duras condiciones en las que tienen que trabajar y que no dejan de empeorar.
“Ahora mismo yo no puedo ser médico de familia. Todo es correr, correr y correr”, explicaba Patricia Jiménez, médica de Atención Primaria en Sevilla de 39 años que atiende una media de 50 citas diarias. “Debería hacer programaciones con los pacientes, pero no puedo porque todo mi tiempo se reduce a verlos”, señalaba con un deje de desaliento, que no pasaba inadvertido a sus hijos, que, como ella, iban vestidos con bata blanca. Como Jiménez, Rocío Perea, de 45 años, se puso su atuendo de trabajo, se llevó a su hija a la manifestación y también atiende a 50 pacientes en su centro de salud de Mairena del Alcor (Sevilla). “La presión asistencial cada vez es más alta porque los recursos están más al límite y a los pacientes no se les puede atender con calidad”, aseguraba.
“Todo es correr, correr y correr”, lamenta una médica de Sevilla
No se cubren las bajas
En otra zona de la marcha, la enfermera Mª Ángeles Rodríguez sujetaba una pancarta en defensa de la sanidad pública en Huelva. “Es la única provincia andaluza sin hospital materno-infantil, mientras la Junta está ampliando los conciertos privados con el Grupo Pascual”, denunciaba.
Diego Romero y varios paisanos de La Roda de Andalucía, a 126 kilómetros de la capital, habían madrugado para llegar en autobús. “La situación es catastrófica. En los municipios de la zona, todos de 2.000 habitantes, no se puede tardar seis días en tener cita, no cubren las bajas médicas y nos derivan a las consultas telefónicas y nosotros demandamos atención presencial”, señalaba.
El PP sabe que la sanidad es el talón de Aquiles del Gobierno andaluz. El desgaste que las movilizaciones de los sanitarios produjeron en los Ejecutivos socialistas fue clave en su ascenso al poder. Los sanitarios ya han advertido que la lucha no termina con las manifestaciones.