El Pais (Nacional) (ABC)

El goleador que burló a la policía y vivió en un estadio

Enner Valencia, autor de los seis últimos tantos de Ecuador en un Mundial, evitó ser detenido en 2016 en un partido

- LORENZO CALONGE,

El goleador ecuatorian­o Enner Valencia (San Lorenzo, 33 años), héroe imprevisto de la primera semana de Qatar, acabó este viernes el partido contra Países Bajos (1-1) en una camilla y, esta vez, parece que no hay dudas sobre sus problemas físicos. En la previa le habían diagnostic­ado un esguince leve en la rodilla derecha. Pero no siempre que ha acabado asistido por los médicos en un césped ha estado todo tan claro. La azarosa biografía del autor de los últimos seis tantos mundialist­as de su selección —una gesta que lo iguala con mitos como Eusebio y Paolo Rossi— presenta un capítulo bastante más escabroso.

Los hechos sucedieron en 2016, en las eliminator­ias para Rusia 2018. La Tri recibía a Chile en Quito y, a la llegada de los jugadores al estadio, la policía trató de detener a Valencia, denunciado por la madre de su hija POR retrasos en el pago de la pensión por valor de unos 16.300 euros. Pero, sorprenden­temente, el delantero logró salir en el once. Sus compañeros le habían ayudado a burlar a los agentes. El día anterior, durante la concentrac­ión, sus abogados ya habían esquivado el primer intento de arresto.

Todavía le quedaba salir del campo en libertad, algo que consiguió en una escena que tuvo mucho de opereta. En el minuto 82 y con 3-0 a favor de Ecuador, de repente Valencia se desplomó. A su auxilio acudieron los servicios médicos, que se lo llevaron en camilla, conectado a una botella de oxígeno y perseguido en una secuencia inédita por una decena de policías, que no se despegaron de él hasta el hospital al que fue trasladado. “Sufrió una deshidrata­ción”, apuntan desde su entorno. En ese momento, no trascendió ningún problema de salud serio, y al final de esa noche su agente informó de que la jueza había revocado la orden de detención.

El revuelo fue tal que Valencia emitió un durísimo comunicado en el que aseguró que se le había concedido la custodia y que eso anulaba la pensión; que “la niña era víctima de violencia física y psicológic­a de la madre”; y que la menor era abandonada por su progenitor­a “para ofrecer servicios para adultos”. Añadió, además, que “para detener la persecució­n” había entregado una propiedad con la que cubría “las supuestas obligacion­es impagadas y un cheque de 10.000 dólares [unos 9.600 euros]”. En 2019, se supo que Valencia viajó de urgencia a EE UU para sacar a su hija (entonces de siete años) de un hogar temporal de menores, donde había ingresado tras haber sido encontrada en un coche mientras su madre y su pareja estaban en un casino de Florida.

Lo que se conoce de él no apunta a una vida sencilla. De niño ordeñaba vacas con su padre por necesidade­s económicas —“para no jugar descalzo”, puntualiza­n desde su entorno—; y cuando al fin entró en la cantera de un club importante, el Emelec, le cedieron varios meses un cuarto del estadio: no tenía otro sitio donde dormir. “Una tienda cercana le fiaba algo de comida y bebida. Pero, si no, iba a entrenar sin desayunar. Luego, cuando Sampaoli lo subió al primer equipo, ahí sí le dieron una habitación y un régimen de comidas”, recuerdan. Fue el técnico sevillista el que lE hizo debutar con 20 años en la Libertador­es y el que le puso un apodo sorprenden­te viendo su segundo gol a Qatar: Cabeza de Dado. Había fallado un tanto muy claro.

Después de todos los duelos y quebrantos, no le fue mal en el Emelec, saltó al Pachuca mexicano y en 2014, tras un buen Mundial, llegó a Europa. En la Premier, sin embargo, no dejó gran huella: ni en el West Ham ni en el Everton. Regresó al Tigres mexicano hasta que encontró otra oportunida­d en el Fenerbahçe. Una carrera del montón en la élite que ha tocado la Luna en los Mundiales. Sus números lo sitúan por encima de estrellas que en el día a día le quedan muy lejos. Solo ha necesitado cinco duelos para anotar seis tantos, cuando Neymar ha precisado de 11. Criticado por su escasa producción en La Tri (solo un gol en ocho aparicione­s recientes), ha colocado a su equipo a un paso de octavos. Le vale un empate con Senegal. Si la rodilla le deja, perseguirá lo nunca visto: que los siete últimos goles de un país en una Copa del Mundo lleven la misma autoría.

Su primer club le cedió un cuarto del recinto porque no tenía donde dormir

Los agentes no le arrestaron en el campo y luego le siguieron al hospital

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/ ANNE-CHRISTINE POUJOULAT (AFP) Enner Valencia, en el partido que Ecuador empató el viernes ante Holanda.

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