El Pais (Nacional) (ABC)

Restaurant­es de lujo para ver y ser vistos

- POR MARÍA FERNÁNDEZ

Con el cambio de año abrirá en pleno corazón del barrio de Salamanca Abya, un restaurant­e de 1.000 metros repartidos en cuatro plantas del icónico palacio de Saldaña de Madrid, bien de interés cultural. Su dueño, Manuel González, un empresario mexicano del sector agrícola, dice haber gastado en la compra y la restauraci­ón 50 millones de euros a lo largo de los tres últimos años. Y lo que busca con la suntuosa inversión cuajada de obras de arte es seducir a sus compatriot­as: ha fichado a un cocinero que ha renunciado a su estrella Michelin para trabajar en el proyecto, y la última planta del edificio la reservará para comidas privadas. Es un ejemplo más de la potencia gastronómi­ca capitalina, donde las aperturas de restaurant­es de lujo parece no tener fin.

El empresario Jorge Ramses Llovet ocupa más de un tercio de la plaza de la Independen­cia, al pie de la Puerta de Alcalá, con sus restaurant­es y su tablao (Ramses, Patio de los Leones, The Kave, Lady Bongo) frecuentad­os por visitantes llegados del otro lado del Atlántico. “Madrid es la nueva capital de Latinoamér­ica, se ha convertido en un lugar donde se produce un redescubri­miento de la madre patria”. Cree que muchas fortunas encuentran en la ciudad la vida soñada de disfrutar la calle día y noche sin preocupars­e por la seguridad. “Un magnate me ha llegado a decir que es el único lugar del mundo donde coge el metro”. A la vez habla de una retroalime­ntación de la economía local. “Han sido los grandes impulsores del ocio de calidad. Nos han solicitado amablement­e que incrementá­ramos nuestras bodegas con grandes referencia­s y las cartas con productos delicatess­en”.

Y el testigo se transmite de padres a hijos que buscan locales de moda. Algo que no pasa inadvertid­o para las empresas. “A un nacional no lo ves un miércoles gastándose 100 euros en cenar”, admite la portavoz de otro grupo de restauraci­ón. La calle de Jorge Juan es el kilómetro cero de esa oferta exclusiva. En 2,3 kilómetros se concentran imperios hosteleros como el del grupo Paraguas, (Amazónico, Ten con Ten, entre otros); La Máquina o Cañadío (La Bien Aparecida, La Maruca). Paco Quirós, chef y cofundador de este último, cuenta a los venezolano­s, mexicanos, ecuatorian­os, colombiano­s o chilenos entre sus mejores clientes. “Suele ser un público que no mira los precios. Si hay que abrir una botella, la abren y, si les gusta algo, repiten”.

Lo mismo piensa Ignacio de la Torriente, director de Mabel Hospitalit­y (Tatel y Totó). “Buscan la esencia de las mejores recetas de la cocina española”. En sus mesas se sientan mexicanos, brasileños o venezolano­s que viajan a la capital pensando en comer bien en un entorno agradable y sin problemas para pagar 60, 70 u 80 euros

(o más) por persona. “Para el USA Today somos uno de los 25 restaurant­es en el mundo por los que merece la pena viajar, y eso hace que el que ha probado nuestro restaurant­e de Beverly Hills o Ibiza se interese por el de Madrid, y al revés”. En su caso, el camino es de ida y vuelta: a principios de año abrirán en Ciudad de México. En la capital española, por ahora, De la Torriente no ve problemas con la competenci­a. “Hay hueco para todos. Nosotros llevamos 10 años batiendo récords de facturació­n”.

Pero no todo es tan luminoso. Los precios del cubierto se han disparado, las raciones menguan hasta alcanzar tamaños ridículos, las cartas de vino se llenan de botellas que pasan de los 50 euros y cada vez son más los restaurant­es que exigen pagos por adelantado al hacer la reserva. Mar Espinar, portavoz del grupo socialista en el Ayuntamien­to, critica que se aumenten los esfuerzos en los barrios más exclusivos, como el reciente refuerzo de la limpieza en Chamberí o Salamanca, en detrimento de los pobres. “El de las terrazas es un gran ejemplo de cómo José Luis Martínez-Almeida está concentrad­o en intereses privados, olvidándos­e de que las terrazas están ocupando la mayoría del espacio público. Zonas como Ponzano, Ibiza…, estamos echando a la gente de sus casas porque no pueden dormir”.

De la cara más sufrida también habla José Antonio Aparicio desde la Asociación de Hostelería de Madrid: “El sector está vivo, pero hay un tsunami de costes, con las materias primas disparadas, los alquileres… Un 92% de los 35.000 locales que hay en la ciudad tienen entre uno y cinco trabajador­es, son muchas pymes en riesgo que se están viendo muy presionada­s”. Aprecia que hay mucha inversión exterior, “pero también ocurre que los costes se están comiendo la rentabilid­ad”, y los alquileres, después de dos años congelados, vuelven a subir.

Pablo Trapote, pertenecie­nte a una de las familias más conocidas del ocio madrileño (Joy Eslava, Chocolater­ía San Ginés), lleva las riendas del Teatro Barceló y es uno de los últimos empresario­s en anunciar una gran apertura: Hensi, un restaurant­e en Alberto Alcocer. No teme a la saturación de la oferta. “Madrid es la capital europea del ocio, tiende a crecer, ves todas las zonas llenas. La rentabilid­ad no es fácil en el corto plazo, pero sí si la buscas en el medio plazo”. Locales completos parecen tapar cualquier nubarrón. La fiesta gastronómi­ca continúa.

Un empresario mexicano hainvertid­o 50 millones en un palacete para convertirl­o en restaurant­e de lujo

 ?? ÁLVARO GARCÍA ?? Terraza en Jorge Juan, una de las calles de moda para los restaurant­es en Madrid.
ÁLVARO GARCÍA Terraza en Jorge Juan, una de las calles de moda para los restaurant­es en Madrid.

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