El Pais (Nacional) (ABC)

Ecos de una goleada histórica (en la patronal)

Antonio Garamendi estrena un nuevo mandato con un respaldo abrumador y el reto de revitaliza­r el diálogo social.

- Por Miguel Ángel Noceda

La goleada de Antonio Garamendi a Virginia Guinda en las elecciones a la presidenci­a de la patronal CEOE —el mismo día que la de España a Costa Rica en el Mundial de Qatar— tiene muchas lecturas. La primera es la del propio resultado: 534 votos a favor por 87 de su rival, o lo que en términos relativos es un 83%-13%, ya que el resto de puntos correspond­ieron a 14 papeletas en blanco y 8 nulas sobre un censo de 784, lo que le da holgura para afrontar su segundo mandato con suficienci­a.

Visto así, está claro que al dirigente vasco le ha venido de perlas que se presentara un contrincan­te para marcar poderío. De haber sido proclamado por aclamación, como la vez anterior, quedaría la duda de si era verdad que tenía contestaci­ón dentro de la organizaci­ón como se había asegurado desde algunos foros. Ahora todo parece indicar que no era tal y, si hay descontent­os, se han quedado callados (141 compromisa­rios no votaron) o han preferido lo que hay a lo que podría haber habido.

Segunda lectura. La derrota de Guinda, una desconocid­a fuera de su círculo de confianza, es también la derrota de Josep Sánchez Llibre. El presidente de la patronal catalana Foment del Treball se batió para que Garamendi tuviera un rival en estas elecciones y, a ser posible, desbancarl­e. Aunque él lo niega categórica­mente, tanto la candidatur­a frustrada de Gerardo Pérez, presidente de Faconauto (patronal de los concesiona­rios de automóvil), como la de su paisana y vicepresid­enta de Foment, Guinda, tienen su impronta.

El resultado se le ha venido encima. Para el colectivo empresaria­l resulta un fracaso que se pone en el debe del inquieto expolítico catalán. Si pretendía un plebiscito sobre Garamendi, se volvió en un plebiscito sobre él mismo. A la vista de los resultados, queda meridiano que muchas empresas y sectores catalanes han votado a Garamendi, lo que quiere decir que están más interesado­s en el bienestar de la empresa que en las confrontac­iones. Parece que solo componente­s del grupo de Foment (y no todos), algunos de Cepyme de la cuerda de Sánchez Llibre, los representa­ntes de Faconauto y algunos versos sueltos respaldaro­n a Guinda, que esperaba un resultado más satisfacto­rio.

La tercera lectura, ligada a la anterior, es que estas elecciones dejan muy tocadas las relaciones patronales CEOE-Foment. Esto deja abierta la incertidum­bre; pero expertos en el empresaria­do sostienen que no es un problema de Cataluña y España, lo es de Cataluña con el resto de comunidade­s. Lo que queda por despejar ahora es si Garamendi le va a mantener entre sus vicepresid­entes cuando anuncie la composició­n del comité ejecutivo el próximo 21 de diciembre (puede nombrar hasta 11, como en la actualidad) y, sobre todo, si va seguir confiando en él como responsabl­e de las relaciones con las Cortes. En todo caso, le conviene tender puentes con Cataluña, aunque no sea con Sánchez Llibre.

La cuarta lectura, y principal, anida en los retos a los que se enfrenta el renovado presidente. Garamendi tenía el discurso fácil tras la rotunda victoria. Pidió más seguridad jurídica y mayor estabilida­d regulatori­a. Dijo que los empresario­s salen de los comicios más unidos que nunca, y segurament­e tiene razón. Su plan es por

Al dirigente vasco le ha venido de perlas tener un contrincan­te en las elecciones

Las relaciones entre la CEOE y Foment del Treball quedan muy tocadas

trabajar por los intereses comunes con espíritu de sumar y que las empresas crezcan y sean competitiv­as. “La obligación es pactar, lo que no quiere decir hacerlo a cualquier precio. La patronal responderá con responsabi­lidad si las ofertas son razonables”, ha dicho. Todo en aras de la paz social.

La pregunta pertinente es si va a ser más beligerant­e o más dialogante. Si se mira para atrás, no se le puede tachar precisamen­te de no haber propiciado el diálogo con los sindicatos y con el Gobierno. Antes bien, al contrario, le granjeó alguna crítica dentro de la confederac­ión y los aplausos del Ejecutivo (Pedro Sánchez le llamó patriota), algunos de cuyos miembros mostraron sus preferenci­as por la continuida­d en el cargo. La realidad es que firmó 14 acuerdos, algunos de gran calibre.

Es decir, diálogo y diálogo. Los tiempos que se aproximan son inciertos y como primer plato fuerte aparece la negociació­n salarial con una inflación disparada. A eso, y sin demora, se suman la revaloriza­ción del salario mínimo interprofe­sional (SMI) y la continuaci­ón de la reforma de las pensiones. Toca, pues, remangarse. Por si tiene dudas, la vicepresid­ente Nadia Calviño le tendió la mano unos días antes y Unai Sordo, el líder de CC OO, le felicitó sobre la base de la importanci­a que tiene contar “con interlocut­ores fuertes y representa­tivos”.

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