La matanza de Hamburgo intensifica el debate sobre las armas en Alemania
Los investigadores apuntan a que el agresor padecía problemas psiquiátricos
La habitual calma del distrito de Gross Borstel, al norte de Hamburgo, se vio perturbada el jueves por la noche. Un pistolero había provocado una matanza en un centro de culto. Siete personas, entre los que la policía incluye a un nonato de siete meses, murieron presuntamente a manos de un hombre de 35 años identificado como Philipp F., alemán y sin antecedentes penales, que anteriormente había formado parte de esta congregación de Testigos de Jehová. Las víctimas son cuatro hombres y dos mujeres de entre 32 y 60 años, y el hijo nonato de una tercera, que resultó herida. Ocho heridos tuvieron que ser trasladados a hospitales.
El suceso está todavía muy reciente, pero ya han empezado a alzarse voces que se preguntan si las actuales leyes de tenencia de armas en Alemania son suficientes. La ministra del Interior alemana, Nancy Faeser, visitó la zona ayer y confirmó que la nueva ley que prepara su departamento prevé pruebas para determinar la idoneidad psicológica de los propietarios de armas.
Casos recientes de matanzas con armas de fuego han avivado el debate sobre los controles, que en Alemania se consideran ya bastante estrictos. En febrero de 2020, un pistolero ultraderechista asesinó a nueve personas en Hanau y luego mató a su madre y se pegó un tiro. En 2019, un neonazi disparó al político Walter Lübcke. Ese mismo año, otro ultraderechista intentó entrar armado en la sinagoga de Halle y, al no conseguirlo, la emprendió contra dos personas que pasaban por la calle, que fallecieron.
Tras estos ataques, y la desarticulación el año pasado de una red de extremistas que planeaban un golpe de Estado, el Gobierno del socialdemócrata Olaf Scholz se ha visto presionado en los últimos tiempos para endurecer las leyes. El Ministerio del Interior está trabajando en un borrador que permitirá un control de las armas más estricto y que incluye, según la prensa alemana, pruebas de idoneidad psicológica. Actualmente ya se controla si el solicitante figura en alguna base de datos como sospechoso de extremismo.
El agresor actuó solo y se suicidó dentro del edificio cuando llegaron los agentes. La investigación trata ahora de determinar qué movió a Philipp F. a atacar a quienes habían sido sus hermanos en la comunidad, que abandonó hace algo más de un año. Los agentes descartan un móvil político o de carácter terrorista y apuntan a problemas psiquiátricos. El hombre tenía licencia de armas y poseía de forma legal desde diciembre pasado una pistola semiautomática. El agresor vació nueve cargadores de munición. En un registro en su casa se encontraron 15 cargadores más.
Unos agentes se presentaron por sorpresa en casa del hombre el 7 de febrero, comprobaron que su documentación estaba en regla y examinaron si su arma y las municiones estaban correctamente almacenadas. No les extrañó su comportamiento. Philipp P. cooperó con ellos. Era tirador aficionado y miembro de la federación de tiro deportivo, de ahí que tuviera una de las alrededor de 940.000 licencias de armas que hay en Alemania.